La parroquia de San Vicente Mártir ubicada en el Casco Viejo de la ciudad, y  donde se encuentran expuestos de manera permanente gran parte de los pasos de la  Semana Santa vitoriana,  acoge una novedosa exposición, iniciativa de la Asociación Belenista de Álava. 

Por primera vez, los belenistas de Álava se han lanzado a elaborar a mano 9 dioramas a  escala para representar la pasión, muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Se trata  de mostrar al visitante –tanto local como turista– los principales momentos que Cristo  vivió en estos días de una manera distinta.

Así, su autor, Alfonzo Ruiz de Arkaute ha logrado, en casi un mes de trabajo, dar forma a episodios como la entrada de Jesús en  Jerusalén, la Última Cena, la Oración en el Huerto, la Flagelación, la Coronación de  espinas, el Camino al calvario, la Crucifixión, el Santo entierro y por último la  Resurrección. Inspirados en la tradición española y tirolesa, las 10 recreaciones a escala  están formados por recortables en papel kraft y carboncillo sobre una base poliespan  para el empedrado del suelo así como partes naturales de olivo y otros arbustos para la  decoración ambiental.  

Alfonso  Ruiz de Arcaute señala que otras asociaciones belenistas de España “ya llevan tiempo  recreando episodios de la pasión” por lo que muestra su alegría de “poder presentar por  primera vez esta recreación de la pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo en  Vitoria”. Añade que “el coste de las figuras de este ciclo pascual son altas” por lo que  para esta primera edición han decidido hacerlo con recortables “algo mucho más  asequible para nuestra modesta asociación de Álava”. 

La muestra se podrá visitar durante todo el día, Viernes Santo desde las 10:00 y  hasta las 21:00h y el resto de jornadas de 11:00h a 13:00h y de 17:00h a 20:00h.  

Non solum sed etiam

Por otra parte los peregrinos y peregrinas de la Eucaristía han puesto en marcha en el cerro de Estíbaliz un Via Crucis con las escenas teatralizadas por un sencillo cuadro de actores de diversas edades. Esta primera experiencia ha tenido el sabor de lo sencillo y el deseo de dar una visualización a las 14 estaciones. 

Se ha dado la circunstancia de un detalle que casi nadie de los asistentes y participantes conocía. El elemento central de la representación, la Cruz de madera que han utilizado, es la misma que durante más de 30 años estuvo usando el cuadro artístico de la pasión de la parroquia de los Desamparados. La historia de esta cruz es un poco curiosa. Cuando el grupo de teatro se disolvió se pensó qué hacer con todo el material que había atesorado a lo largo de los años. Así, parte del material técnico de luces y sonido acabó en manos de otro grupo de teatro; los disfraces de época, prácticamente todo el vestuario se donó a otro pequeño grupo que hacía la pasión en el Norte; pero había algunos elementos que inspiraban más sentimientos y que se les buscó otra ubicación. 

Así la cruz se llevó a un proyecto cristiano que se puedo en marcha en Cantabria, el Hogar de San Pedro, cuyas instalaciones tenían una capilla donde durante mucho tiempo permaneció la cruz presidiendo este espacio de oración. 

El proyecto duró sólo unos años y la casa fue abandonada. Cuando fuimos a rescatar la cruz estaba en una sala llena de escombros, retirada. 

Entonces fue cuando se pensó dejarla en custodia en el Santuario de Estíbaliz a la mano de los benedictinos y durante un tiempo se colgó en la pared del centro de acogida. Después se retiró y fue almacenada. Junto a la cruz se depositó también una caja de madera que contenía un ejemplar del guión de la pasión,  una bolsa con las monedas de Judas, la punta de una lanza, el paño de la Verónica y la corona de espinas que se usaba en las representaciones. Todo ello se depositó en una caja que se depositaría en la biblioteca del Convento de los benedictinos.

Cuando se anunció la marcha de los monjes pregunté por la cruz y nadie me supo dar razón de su existencia, se barajaba incluso que la hubiesen tirado a la basura. 

Encontrarme con la cruz en esta representación ha sido una ilusión. Me alegra que esos dos maderos sigan sirviendo para lo que fueron creados. Sé que tiene mucho de sentimental, pero junto a esa cruz hemos vivido hermosos momentos en Vitoria-Gasteiz, en diversos pueblos de Álava y hasta en la plaza de la catedral de Jaén en 1991. Más de 30 años de servicio sujetando a Cristo crucificado. 

Solo falta comprobar si esa caja con todo lo depositado sigue en la biblioteca del convento.