Sabía dar importancia al valor humano, fue un revolucionario en las instituciones Fallece Mariano Gamo, el 'cura marxista' que fue diputado de IU

Mariano Gamo
Mariano Gamo

Contó que fue un niño de la guerra, que a su padre lo fusiló un destacamento del Frente Popular en las tapias del cementerio de Vaciamadrid y que lo enterraron en una fosa con otros asesinados. Se quedó huérfano a los cinco años y a los diez, por propia voluntad, ingresó en el seminario para convertirse en cura

La indefinición no iba con él. Decía que es tendente a posicionarse en las cosas que le importan. Durante el franquismo también era posible posicionarse asumiendo las consecuencias que aquello podía traer. Señaló que pasó por sucesivas metamorfosis ideológicas y afirmó que no era un marxista teórico, pero que sí vivía en la órbita de ciertas interpretaciones de Marx

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Hace 11 años en la Fiesta del PCE,  Mariano Gamo, uno de las sacerdotes obreros que conjugaba cristianismo y marxismo, fue protagonista de uno de los actos de la Fiesta. Cuando hizo falta dio un paso al frente y en los años 90 se convirtió en diputado por IU en la Comunidad de Madrid.

Aquel año la Fiesta se celebró en San Fernando de Henares. El entonces alcalde de la localidad, que compartió legislatura con Gamo en el parlamento autonómico de Madrid, participó en la presentación del libro Mariano Gamo, testigo de un tiempo. Entre cristianismo y marxismo, y viceversa (Endymion), donde Juan Antonio Delgado de la Rosa recoge las vivencias de Mariano Gamo durante la Transición. Fue un acto a tres voces.

Setién dijo que se ha leído el libro de arriba abajo. Destacó la capacidad de Mariano Gamo de despegarse de la cutrez facha y represiva que representó la Iglesia durante la dictadura, en aquellos años donde se destrozaron los derechos civiles de los ciudadanos. Contó que no era fácil separarse en aquel clima y siendo parte de la institución, pero que Gamo supo despegarse de aquella Iglesia acoplada a Franco, “beneficiaria absoluta del régimen y uno de sus pilares fundamentales. Algo que no muchos en el clero hicieron. Pero él saltó y se colocó al otro lado”.

El 90% del libro está dedicado a hablar de Mariano Gamo, un tipo estupendo en palabras del alcalde, con una gran cultura y mucho compromiso. Admiraba su excentricidad, es decir “esa capacidad de salirse del centro para establecer la controversia que le lleva a ser un cura obrero, a pasar por la cárcel y a ser diputado regional por IU”. Señaló Setién que fue un buen parlamentario “porque sabía dar importancia al valor humano, porque era una persona de izquierdas que se conmovía, un revolucionario en las instituciones. Defendía las cosas con apasionamiento”. La última de las virtudes de Mariano Gamo que señala el alcalde es la de su desobediencia, especialmente a los dictados de una jerarquía eclesiástica muy franquista.

Juan Antonio Delgado de la Rosa, argumentó que no fue tan minoritario el episcopado y clero disidente. Después explicó el proceso de elaboración del libro en el que durante un año realizó entrevistas, recopiló testimonios y recogió papeles y documentación en diferentes archivos. Insistió en que su trabajo consistió en ir poniendo las cosas en orden para plasmar el modus vivendi y la infrahistoria de Mariano Gamo. Habla de su trayectoria y nos permite discutir sobre toda ella. “El día que Gamo quiera que haga sus memorias”.

En su turno, Mariano Gamo agradeció a Delgado todo su empeño por hacer esta biografía y su dedicación buscando los rastros escritos sobre él. Contó que fue un niño de la guerra, que a su padre lo fusiló un destacamento del Frente Popular en las tapias del cementerio de Vaciamadrid y que lo enterraron en una fosa con otros asesinados. Se quedó huérfano a los cinco años y a los diez, por propia voluntad, ingresó en el seminario para convertirse en cura. Fue desgranando los diferentes destinos a los que acudió para cumplir con sus tareas pastorales, señalando lo que cada uno aportó en su vida. Se sentía “parte de una Iglesia que quiere conectar con el mundo moderno”. Su conciencia de clase le llevó a realizar proyectos de asociacionismo que sirvieran a los jóvenes para desarrollar su vida.

La indefinición no iba con él. Decía que es tendente a posicionarse en las cosas que le importan. Durante el franquismo también era posible posicionarse asumiendo las consecuencias que aquello podía traer. Señaló que pasó por sucesivas metamorfosis ideológicas y afirmó que no era un marxista teórico, pero que sí vivía en la órbita de ciertas interpretaciones de Marx. Impartía la misa de la misma forma que la concebía, como una asamblea a la que se llegan a algunas conclusiones, eso sí, les tocaba hacerlas un poco crípticas pues sabían que tenían la vigilancia de la policía secreta del régimen.

Mariano Gamo expresó con humildad que simplemente ha sido fiel a la realidad que le tocó vivir, la de un cura del pueblo, la de un trabajador. Se despidió con una provocación: le sublevaban los muertos; no entendía una sociedad callada ante los problemas que se comportaba como si estuviera muerta.

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