Realizan los trabajos más serviles Los hispanos anónimos de Baltimore

Solo de dos hemos conocido su nombre

He viajado unas cuantas veces a Nueva York y alguna a Chicago. Nueva York no es mi lugar favorito. En eso estoy con Lorca. Curiosamente he percibido en todas las veces que he ido a Estados Unidos que los trabajadores de los servicios más elementales siempre son hispanos. No es frecuente que un norteamericano trabaje en el servicio de limpieza de las habitaciones en los hoteles, en la agricultura ni como obrero en la construcción o en las averías que se producen en las casas, fontanería, electricidad, jardinería...etc ¡No! Esos trabajos están reservados para los hispanos porque son trabajos de segunda clase que solo hacen los ciudadanos de segunda clase. Esos mismos hispanos de los que Trump piensa que no son personas y contra los que se lanza en sus mítines electorales amenazándoles con una persecución sin límite por ser ilegales. Hay muchos inmigrantes hispanos que llevan ya décadas en Estados Unidos y algunos, incluso, ya tienen pasaporte norteamericano. Pero siempre serán vistos por los norteamericanos auténticos con una cierta sospecha. Por eso no me ha extrañado nada cuando he sabido que los trabajadores que estaban trabajando en el puente de Baltimore y que fue colapsado por un barco sin control, eran hispanos. No podía ser de otra manera. Muchos hispanos han hecho posible, y lo siguen haciendo, que los servicios más importantes y difíciles de Estados Unidos, funcionen correctamente, incluso los negocios de Trump. Y esto lo sabe cualquier norteamericano de bien. En algún momento Trump llegó a calificar a los mexicanos como criminales. Los seis desaparecidos en el puente de Baltimore eran hispanos, los seis. Y ahora solo se realizarán operaciones para rescatar sus cuerpos sin vida. Murieron tras el impacto en las gélidas aguas del río Patapsco. Más de 33.000 vehículos cruzan ese puente a diario, con lo cual la tragedia podía haber sido mucho mayor. Las 22 personas del barco resultaron ilesas a pesar de la fuerza del impacto del carguero con el puente que llegó a colapsarlo. Estaban trabajando en el puente dos mexicanos, un salvadoreño, un hondureños y dos guatemaltecos. De ellos solo hemos podido saber el nombre de dos fallecidos: Miguel Luna, salvadoreño y Maynor Suazo, hondureño. Hasta en esto permanecerán anónimos como lo estuvieron durante toda su vida. Sirvan de homenaje estas palabras a ellos y a tantos hispanos que allí, como cada vez España, hacen posible el progreso de nuestros pueblos a pesar de que nos cueste tanto reconocerlo.

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