Bruno Cadoré: "Debemos entablar una amistad bondadosa con nuestros contemporáneos" Los dominicos, apóstoles del diálogo, celebran sus 800 años

Los dominicos inician este fin de semana un año de oraciones para celebrar los 800 años de la creación de su Orden religiosa, convertida en un actor original del diálogo con el islam en Oriente Medio.

Una bula del papa Honorio III estableció en 1216 la Orden, que nació en el suroeste de Francia en torno a Domingo de Guzmán, un predicador itinerante español. El éxito fue inmediato para sus miembros, que llevaban una vida sencilla, hecha de estudio y predicación, y que mostraron a menudo su audacia, su adelanto respecto a los tiempos que vivían, recuerda fray Bruno Cadoré, fraile francés experto en bioética y maestro de la orden desde 2010.

Es cierto que los dominicos vivieron una época sombría con la Inquisición, cuando los discípulos de santo Domingo "tuvieron el orgullo de pensar que podrían adueñarse de la verdad", asegura fray Cadoré. Pero más tarde, algunos de ellos también se implicaron en la defensa de los indios durante la conquista del continente americano, recuerda. Cadoré también destaca la formación de los discípulos.

"Desde los primeros años, pedimos a los frailes que aprendan árabe y estudien la filosofía y la cultura árabes", explica. La Orden sigue presente en varios países de Oriente, desde la Escuela Bíblica de Jerusalén hasta el Instituto Dominico de Estudios Orientales (IDEO) de El Cairo, que está en contacto con la gran universidad sunita de Al Azhar. En la capital egipcia, los investigadores del IDEO sirven de "puente" para una mejor comprensión entre cristianos y musulmanes, en una época de violenta radicalización religiosa.

El año pasado, varios dominicos salvaron unos 800 manuscritos orientales en Irak, durante la toma de la ciudad de Mosul (norte) por los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) y los llevaron al Kurdistán iraquí.

Los dominicos, que están hoy en un segundo plano respecto a los jesuitas y los franciscanos, son sin embargo buenos representantes de la "cultura del diálogo" defendida por el papa Francisco. Cadoré considera que los dominicos deben entablar "una amistad bondadosa" con sus "contemporáneos, los que son cristianos y los que no" y conversar "con todos los hombres, sobre todo quienes no pueden contar con nadie".

La Orden está en los cinco continentes y tiene más de 800 conventos y monasterios, con 30.000 religiosas contemplativas, 6.000 frailes y 150.000 laicos, así como 40.000 religiosas apostólicas repartidas entre más de un centenar de congregaciones. Desde el principio, santo Domingo, que nació hacia el año 1170 en una familia adinerada de España y murió en 1221 en Bolonia, tuvo a su lado a religiosos, monjas y laicos: una triple dimensión que continúa hoy en día.

La sede de la Orden se encuentra en Roma, en la colina del Aventino. Hace 800 años, Domingo ya rezaba en la elegante basílica de santa Sabina, al lado de la cual había construido una humilde celda. Los dominicos también miran al futuro, como el fraile francés Éric Salobir, de 45 años, "responsable de medios y de tecnología", que entró en la Orden en el año 2000, tras finalizar sus estudios en una escuela de comercio.

Salobir es el prototipo de esos nuevos monjes modernos, que consideran que las redes sociales son claves para entablar el diálogo. Tras haber dirigido películas, creado editoriales, estaciones de radio, productoras y universidades donde se enseña comunicación y periodismo, los dominicos se centran ahora en internet y proponen, por ejemplo, tiempos de oración o de retiro espiritual "en línea", que siguen miles de internautas.

Mensaje de Bruno Cadoré, op:

Me alegra saludar a todos los frailes, hermanas y laicos dominicos en esta apertura del año del Jubileo Dominicano de la Orden de Predicadores y me alegra saludarles desde la Basílica de Santa Sabina que fue entregada a santo Domingo.

¿Por qué ? Antes que nada, porque Santa Sabina es el lugar donde se arraiga la predicación de Domingo. Domingo amaba orar aquí, amaba contemplar, hablar a Dios. Amaba dejar que los misterios de la vida de Cristo habitaran su propia vida. Y además, él amaba también, según se cuenta, hablar a Dios de aquellas y aquellos que había encontrado, con quienes había hablado del Evangelio de la Paz.

Y ahí, en su conversación con Dios, encontraba la fuerza para salir a predicar de nuevo. Salir a predicar era, para él, como lo muestra el mosaico de Santa Sabina, predicar la unidad. La unidad entre la circuncisión y la gentilidad, la unidad entre aquellos que creen y aquellos que no creen, la unidad de todos, porque todos somos capaces de una misma comunión.

Esto es lo que Domingo quería anunciar. Y él encontraba la convicción para hacerlo en la visión de Pedro y Pablo: Pablo le entrega la Escritura, la revelación, la unidad y el designio de Dios, mientras que Pedro le entrega el bastón del peregrino para que pueda partir. Entonces, Domingo sale y ¡abre la puerta!

El Jubileo en la Orden consiste en esto: él abre la puerta, mira la puerta y ve en ella la primera representación de la crucifixión. Predicar el Evangelio de la paz es predicar la vida dada en abundancia por un Mesías crucificado. Entonces, él sale y va al encuentro de todos aquellos y aquellas hacia los cuales Cristo lo precede.

Un lema para este Jubileo: ¡Ve y predica !

(RD/Agencias)

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