Las víctimas de Karadima saludan la marcha del ya ex arzobispo de Santiago "Cualquier cosa es mejor que Ezzati y su banda"

'Escrache' al cardenal Ezzati en la catedral de Santiago
'Escrache' al cardenal Ezzati en la catedral de Santiago

Celestino Aós: "Lo supe un tiempito antes, no anoche, pero también todo ha sido muy rápido"

Ocho obispos han sido depuestos desde que el Papa llamara a consultas a todo el Episcopado chileno

El Papa expulsa a Ezzati

"Cualquier cosa es mejor que Ezzati y su banda que, ojalá, responda ante la justicia chilena antes de escapar del país". Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del pederasta Fernando Karadima, reaccionaba de este modo pocos minutos después de conocerse la aceptación de la renuncia del cardenal de Santiago.

Tanto él como José Andrés Murillo han comentado, en sus redes sociales, la marcha del purpurado. Así, Murillo ironizó con la noticia, limitándose a comentar "Brex-zati".

Por su parte, Cruz deseaba a monseñor Aós "lo mejor en su gestión administrando el desastre que es Santiago. Que una al clero y colabore con la justicia".

Por su parte, Celestino Aós, confirmó que "lo supe un tiempito antes, no anoche, pero también todo ha sido muy rápido (…)". En declaraciones a La Tercera, el nuevo administrador apostólico de Santiago incidió en que el nombramiento es "una sorpresa", aunque asume esta nueva misión "con tranquilidad" y "con la fe" de que Dios lo ayudará a desempeñarla.

El estigma Karadima

Ezzati heredó una carpeta enorme de problemas derivados de los abusos y encubrimientos de los mismos. De estos, el más grave ha sido el de Fernando Karadima, por su liderazgo de una asociación sacerdotal. A Karadima y a Cristián Precht, destacado defensor de los derechos humanos, Francisco les quitó el sacerdocio.

Este cambio ocurre justo cuando ayer la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó cerrar la investigación sobre una acusación en su contra por encubrimiento de delitos sexuales contra menores de edad. La corte falló en contra de los deseos de su abogado. La investigación continuará.

Esta tiene como objeto principal el caso de los crímenes contra menores de Oscar Muñoz, quien se había desempeñado como Canciller de la Curia por ocho años, un cargo de suma confianza pues el titular lleva los archivos de la diócesis. El cambio tiene lugar, además, cuando días atrás el sacerdote Tito Rivera dio una entrevista televisiva, tan extraña como estremecedora, que salpicó gravemente la honra de los sacerdotes chilenos.

De Barros a Ezzati

La aceptación de la renuncia del Cardenal Ezzati es el hito más significativo de los varios cambios de obispos realizados por el Papa desde el año pasado a esta parte: Cristián Caro (Puerto Montt), Gonzalo Duarte (Valparaíso), Alejandro Goic (Rancagua), Horacio Valenzuela (Talca), Carlos Pellegrín (Chillán), Cristián Contreras (San Felipe) y  Juan Barros (Osorno).

La salida de Ezzati es emblemática, pero seguramente no será la última. Los cuestionamientos a los obispos chilenos son numerosos y tiene diversos aspectos. Estos incrementan la sensación de desconfianza general de los laicos en el clero. Sus autoridades se hayan tremendamente desautorizadas. Causas estructurales, atingentes la obsolescencia de la institucionalidad eclesiástica romana, hacen muy difícil pensar en una superación del abismo de incomunicación entre la Iglesia y la jerarquía sacerdotal.

Celestino Aós

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