"Buscaba encontrar sentido a la vida y entregarme a los demás": Lo encontré en la Iglesia Innovador, directo y sin miedo a la prensa: así piensa y actúa el cardenal Fernando Chomali
El cardenal Fernando Chomali recibió al equipo de CNN Íntimo en la casa arzobispal de Santiago para abordar su trayectoria, los desafíos de la Iglesia chilena y su visión sobre temas sociales, migración, pobreza, inclusión y memoria histórica
A sus 68 años, el Card. Chomali sintetizó su vocación con la frase: "Jesucristo es mi vida, a Jesucristo le he entregado mi vida"
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| Micaela Alejandra Díaz
(ADN Celam).- El cardenal Fernando Chomali recibió al equipo de CNN Íntimo en la casa arzobispal de Santiago para abordar su trayectoria, los desafíos de la Iglesia chilena y su visión sobre temas sociales, migración, pobreza, inclusión y memoria histórica. A sus 68 años, el Card. Chomali sintetizó su vocación con la frase: “Jesucristo es mi vida, a Jesucristo le he entregado mi vida”.
“Tengo 68 años de edad, 34 años como sacerdote… y 20 años de obispo”, recordó, añadiendo que ha vivido “dos de los cuales como arzobispo de Santiago, 12 años preciosos e intensos en Concepción y ahora, además, hace un año, cardenal”. Para él, su servicio no responde a una ambición personal: “Quiero mostrar el rostro de Jesucristo porque es lejos el mejor servicio que le podemos hacer a la humanidad”.
Una Iglesia activa
Consultado sobre el rol de la Iglesia en años complejos (abusos, estallido social y pandemia), el Card. Chomali defendió que la presencia eclesial nunca desapareció. “La voz de la Iglesia estuvo presente en los comedores, en los profesores que le llevaban libros a los alumnos, en aquella mujer que iba a dejar un plato de comida todos los días a una persona postrada”.
Explicó que la percepción depende del entorno inmediato de cada fiel: “La Iglesia es una institución tremendamente compleja… y desde ese punto de vista estuvo muy activa y sigue siendo activa”.
Reconoce que su estilo personal ha contribuido a visibilizar esa presencia: “Yo digo las cosas más públicamente… no le tengo miedo a la prensa, encuentro que es una gran oportunidad”. También dijo que ha aprendido “a usar un lenguaje adecuado y una pedagogía para llegar con temas que para mucha gente son incomprensibles”. “No tengo ninguna pretensión de ser, sino que una voz más en una sociedad plural”, dijo el purpurado mostrando que no busca protagonismo.
Nuevos métodos pastorales
El arzobispo explicó su presencia activa en redes: “Hoy día tenemos que buscar nuevos métodos, nuevas expresiones”, recordando que Juan Pablo II y Francisco ya habían impulsado este camino. Afirma que las plataformas digitales le han permitido llegar “a mucha gente que de otra manera no habría llegado”.
Relató una experiencia innovadora que le comentó al Papa: “Hicimos una bendición de mascotas por Zoom, Instagram y Facebook”. La actividad tuvo “5000 conexiones”, aunque los animales bendecidos fueron muchos más.
Su presencia mediática incluso llamó la atención en Roma, donde incluso lo llamaban “cardenal influencer”.
La esperanza en la Iglesia
El Card. Chomali evocó lo vivido durante el funeral del Papa Francisco y los días del cónclave: “Quedé impresionado de la cantidad de gente y el cariño”. Asegura que vivió “un ambiente fraterno de personas muy distintas” en medio de un mundo polarizado. “Sentí que lo que nosotros hacemos, lo que nosotros decimos, tiene un valor”, reconoció sobre su labor episcopal.
Respecto a la confianza pública, sostuvo que “la confianza de la Iglesia en las personas no creyentes es mucho más grande de lo que uno cree”. Recordó que en Santiago existen 364 colegios católicos, donde la demanda es alta; lo mismo en instituciones como la Universidad Católica y múltiples obras sociales.
“No hay parroquia, no hay capilla donde no haya una obra social”, manifestó. Mencionó la labor con niños con VIH, personas en extrema pobreza, hogares de ancianos y el Hogar de Cristo: “Todo eso va generando un ambiente que la gente está reconociendo más públicamente”.
Lavandería 21
Uno de sus proyectos más emblemáticos es la Lavandería 21, donde trabajan personas con síndrome de Down. “Es una obra social importante donde a los trabajadores los tomamos muy en serio”, explicó. Relató que inicialmente no podían ser contratados porque perderían su pensión, pero lograron superar esa barrera.
“Por lejos ha sido la institución más premiada de Chile”, dijo, resaltando reconocimientos de la Cámara Chilena de la Construcción, CORFO, la Lotería de Concepción, universidades y más.
Incluso postuló a los trabajadores como líderes sociales: “Mandé el nombre de todos los trabajadores… ganaron”, recordó. El proyecto ya ha permitido que algunos participantes migren a empleos en otras instituciones, mostrando que “todas las personas pueden hacer un aporte a la sociedad”.
Del bullying al servicio
El Card. Chomali compartió un aspecto íntimo de su infancia: “Yo era muy tartamudo… tengo un doctorado en bullying”. Su papá lo llevó a una fonoaudióloga que atendía a niños con síndrome de Down, experiencia que marcaría su vocación: “Yo supe lo que era la humanidad, supe lo que era el cariño”.
Al ingresar al seminario casi fue rechazado por su tartamudez: “Me dijeron: tú vas a tener que predicar, va a ser complicado”. Sin embargo, “a la semana se me pasó”.
El cardenal vincula ese proceso con su misión actual: “Ha sido un regalo de Dios para mí el sacerdocio, porque sufrí mucho por eso”.
El bus para personas en situación de calle
Otra de sus iniciativas más comentadas es un bus habilitado para ofrecer duchas, abrigo y alimentación a personas en situación de calle en Concepción.
“Estuvo tres años todas las noches sin parar”, contó. Llegaban alrededor de 50 personas por día y numerosos colegios participaban como voluntarios. “Era una convivencia preciosa”, expresó, señalando el profundo impacto educativo en jóvenes que comenzaron a hablar de las historias de quienes atendían.
Relató una anécdota divertida: una voluntaria lo confundió con una persona sin hogar. “Me dijo: siéntese, ¿quiere un cafecito?”.
Llamado a la humanidad
El cardenal abordó también la realidad migratoria. Durante la pandemia transformaron una parroquia en albergue para mujeres migrantes con hijos. Visitó también un galpón donde vivían familias hacinadas: “Un día va a haber un incendio, pensé”.
Expresó preocupación por discursos electorales que proponen expulsiones masivas: “Los países tienen derecho a cuidar sus fronteras… pero cuando estamos frente a un migrante, estamos frente a un familiar”.
Advirtió que “la migración es una bendición” y que muchas áreas, como salud, dependen de trabajadores extranjeros: “En la penitenciaría de Santiago, el médico es venezolano”. Sobre la expulsión de 300.000 personas, ironizó: “Serían 1000 aviones de 300 personas… un presupuesto infinito”.
La autoridad eclesial anunció un innovador programa educativo: “Estamos promoviendo un preuniversitario de muy buen nivel para hijos de internos”. Tras destinar fondos a becas universitarias y no recibir postulantes en diez años, comprendieron que “la pobreza se replica” y decidieron intervenir antes.
Memoria histórica y acompañamiento a víctimas
Sobre la búsqueda de detenidos desaparecidos, el Card. Chomali recordó su llegada a Concepción en 2011: “Todos los templos en el suelo. Inmediatamente me fueron a ver los familiares de detenidos desaparecidos; no nos separamos nunca más durante los 13 años”. Su cercanía se tradujo en el documental Mujeres maravillas. Memorias de una ausencia.
También relató su experiencia con comuneros mapuches en huelga de hambre, y la necesidad de garantizar oportunidades de trabajo: “Una persona puede estar privada de libertad, pero no de dignidad, y no se puede perder la esperanza”, aseguró, resaltando su labor para dar empleo a quienes enfrentaban rechazo social.
En relación con las cárceles Punta Peuco y Colina 1, subrayó que la atención a los internos es un desafío: “Si el Estado no es capaz de dar cuidados básicos, esa responsabilidad puede ser asumida por la familia o, en su defecto, por la Iglesia a través de la Fundación La Rosa”. Reiteró que “nadie puede ser tan pobre, tan abandonado, de no morir en los brazos de un familiar”.
Abusos dentro de la Iglesia
El cardenal habló sobre la crisis de abusos, recordando su rol como arzobispo de Concepción, administrador apostólico de Osorno. Tras reunirse con el Papa Francisco sobre el posible nombramiento de Juan Barros en Osorno, relató: “Salí de esa reunión y me encontré con un arzobispo de Sydney y le dije: tuve una conversación con el Papa… fue terrible”.
A pesar del dolor, el Card. Chomali reconoció avances: “Falta mucho por hacer, pero hemos preparado a mucha gente; muchos sacerdotes han sido expulsados, otros han dejado. No hay espacio para el abuso”.
Remarcó la necesidad de denunciar a la justicia: “Todos estos casos, con viso de delito, tienen que ir a la fiscalía”.
Amistad, diálogo y reconciliación
El Card. Chomali recordó su origen: “Mis cuatro abuelos eran palestinos. Llegaron jóvenes, trabajaron mucho y su fe formaba parte de nuestra vida familiar”. Estudió ingeniería civil antes de ingresar al seminario: “Entrar al seminario fue una gran liberación; pude dedicarme a lo que realmente quería: encontrar sentido a la vida y entregarme a los demás absolutamente”.
Mantiene contacto con familiares y sacerdotes en Palestina, y valora la importancia de la familia y los vínculos intergeneracionales.
Su amistad con Roberto Venderski, judío, ejemplifica su filosofía de diálogo: “No podría tener odio con alguien que conocí a los 4 años. Lo que compartes en la infancia es indestructible”. Este vínculo refleja la convivencia histórica de las comunidades palestina y judía en Chile, y su esfuerzo por transmitir valores de reconciliación a las nuevas generaciones.
Compromiso con la paz
En su encuentro con el Papa León XIV, el cardenal planteó su deseo de contribuir a la paz y la ayuda humanitaria: “Le dije: me gustaría ponerme a su servicio si puedo colaborar desde mi condición para generar vínculos de paz, diálogo, entendimiento, ayuda humanitaria y fin a la violencia”. El Papa lo escuchó atentamente y aseguró que lo tendría en cuenta.
El Card. Chomali también refleja su creatividad a través del arte, recopilando teléfonos antiguos y creando cuadros: “Cada cuadro representa un mundo; detrás de cada celular hubo tantas conversaciones, alegría y penas”. Considera que esta expresión artística refleja la sociedad actual: “Estamos demasiado volcados en nosotros mismos, no tenemos capacidad de comunicarnos”.
Con una mezcla de claridad, humor, experiencias personales y convicción religiosa, el cardenal Fernando Chomali aborda los desafíos de la Iglesia y la sociedad chilena sin temor a innovar ni a enfrentar controversias. Su historia personal, su vida profesional como ingeniero civil, su obra pastoral y su compromiso con la justicia y la dignidad humana se entrelazan con una certeza: “Amo profundamente a la Iglesia… hay más alegría en dar que en recibir”.
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