Una cúpula en línea con Francisco y con un mandato de tres años Como se preveía, monseñor Oscar Ojea sigue al frente de la Conferencia Episcopal Argentina

Cúpula del episcopado argentino
Cúpula del episcopado argentino

El obispo de San Isidro será secundado por los arzobispos Marcelo Colombo (Mendoza) y Carlos Azpiroz Costa (Bahía Blanca) en las vicepresidencias

El obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey, como secretario general

En la estrategia comisión de Pastoral Social, que se ocupa de las relaciones con los políticos, empresarios y sindicalistas, fue reelecto el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones

Como era previsible, el peso del Papa Francisco se sintió ayer en la elección de las autoridades de la Iglesia argentina para los próximos tres años. La gran mayoría del casi centenar de obispos congregados en la casa de retiros espirituales El Cenáculo, en Pilar, votó la reelección de monseñor Oscar Ojea, como presidente de la Conferencia Episcopal luego de que días antes el pontífice lo había prorrogado como obispo de San Isidro al haber legado el mes pasado a la edad límite de 75 años.

Ojea -que fue elegido por Jorge Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires para que sea uno de sus obispos auxiliares- es un fiel intérprete del pontífice que, en línea con Francisco, cuestiona la grieta política que divide a buena parte de la sociedad, y promueve acuerdos básicos de la dirigencia ante los graves problemas del país. En rigor, es un viejo anhelo de la Iglesia que lo viene planteando sin éxito desde la crisis de 2001 cuando tendió una mesa de diálogo. 

Monseñor Ojea
Monseñor Ojea



De hecho, este lunes, en la homilía de la misa de apertura, Ojea expuso el tema. Recordó que Francisco "plantea un camino de reencuentro, recomenzando por la verdad”. Un reencuentro que implica, dijo, asumir el conflicto. Y señaló que los que están duramente enfrentados "solo desde la verdad histórica de los hechos podrán hacer el esfuerzo perseverante y largo de comprenderse mutuamente y de intentar una nueva síntesis para el bien de todos".

"El proceso de paz es un esfuerzo paciente que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se abre paso a paso a una esperanza común, más fuerte que la venganza", sostuvo monseñor Ojea. Y destacó el compromiso de la Iglesia en esta causa del reencuentro, al afirmar que "nosotros (los obispos) nos sentimos hondamente comprometidos para llevar adelante este camino de reencuentro entre todos los argentinos”.

El resto de la conducción del Episcopado se completó con la elección del arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, como vicepresidente primero, y del arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Azpiróz, como vicepresidente segundo. Colombo era vice segundo y reemplaza al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli. En tanto que el obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey, será el nuevo secretario general.

En la estrategia comisión de Pastoral Social, que se ocupa de las relaciones con los políticos, empresarios y sindicalistas, fue reelecto el obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones. Al igual que en la titularidad de Cáritas Argentina, donde seguirá el obispo de Quilmes, Carlos Tissera. Poli, en tanto, conducirá la comisión de Educación, un área siempre muy sensible para la Iglesia.

Mons. Jorge Lugones
Mons. Jorge Lugones



Los obispos -que continuarán votando hasta el viernes, en que finaliza el plenario, la composición de las diversas comisiones- habían comenzado este lunes su asamblea con el habitual intercambio de ideas sobre la realidad nacional desde la óptima religiosa, sin que trascendieran cuáles fueron las principales preocupaciones. Aunque se descuenta que lo social sobresale.

Fuentes eclesiásticas dijeron anoche a Clarín que aún no se definió si se avanzará en estos días en los grandes trazos de una declaración para dar a conocer después de las elecciones de este domingo en las que reiterarían su llamado al diálogo entre los políticos y con los dirigentes en general en pos de lograr acuerdos ante los grandes desafíos que tiene el país.

Uno de los aspectos que podría sufrir un replanteo es el perfil de la relación de la Iglesia con el Gobierno. El vinculo sufrió un fuerte roce con la decisión del presidente Alberto Fernández de impulsar la legalización del aborto, especialmente en medio de la pandemia, cuando se acentuaba el deterioro económico y social y se multiplicaban las muertes.



Pero en otros aspectos -como el avance de la pobreza, el vacunatorio VIP y la fiesta de Olivos- el Episcopado guardó distancia, salvo excepciones. El comienzo de un nuevo gobierno primero y la pandemia después llevaron a muchos obispos a demorar las críticas. Pero para algunos llegó el momento de alzar la voz.

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