La conexión con la naturaleza y la espiritualidad guió la reflexión del segundo día del encuentro Un rito maya conectó a los participantes del IV Congreso Continental de Teología con la espiritualidad ancestral

Rito maya en el IV Congreso Continental de Teología
Rito maya en el IV Congreso Continental de Teología

Los más de 200 participantes vivieron un momento de conexión espiritual a través de un rito maya, guiado por la invocación "Dios que habita en el agua, en el viento, en la montaña, en el ser humano, en el pájaro y en las estrellas"

Los puntos cardinales, representados con colores, evocando las enseñanzas y los anhelos de las personas que los habitan: "El cielo y la tierra, arriba y abajo, delante y detrás, nuestro Dios, corazón del cielo y corazón de la tierra, nos rodea totalmente. Está presente siempre con nosotras y nosotros"

Con esta ceremonia, los participantes del congreso reforzaron los saberes ancestrales, la conexión con la naturaleza y la espiritualidad como ejes de reflexión en la teología latinoamericana y caribeña

En el segundo día del IV Congreso Continental de Teología Latinoamericana y Caribeña, los más de 200 participantes vivieron un momento de conexión espiritual a través de un rito maya, guiado por la invocación: “Dios que habita en el agua, en el viento, en la montaña, en el ser humano, en el pájaro y en las estrellas”.

El rito inició con la indicación de ponerse de pie y orientarse según los puntos cardinales, cada uno representado por un color y un significado específico. “El oriente se expresa desde el color rojo. Es la salida del sol, la energía de nuestro Dios quien da la vida. Es el deseo de vivir bien con la dignidad de una criatura de la madre Tierra”, explicó el guía del rito.

Creemos. Crecemos. Contigo

El occidente, representado con el color negro, simbolizó el descanso y la reflexión sobre las luchas históricas por la justicia y la defensa de los bienes naturales. “Pedimos al gran Ahau que nos ilumine para poder escoger siempre el bien, la justicia, la fraternidad y la sororidad”, afirmó durante la reverencia.

El norte se manifestó con el color blanco, recordando la presencia de los antepasados y sus enseñanzas. Los participantes se sintieron acompañados por figuras como Gustavo Gutiérrez, monseñor Ángel Angelelli, Pedro Casaldáliga, Chico Méndez, Berta Cáceres y Dorothy Stang, entre otros, así como por los mártires del Quiché y las víctimas de conflictos globales. “No estamos solos. Sus deseos, sus sueños, sus luchas se deben cumplir también en nosotros”, resaltó la guía.

El sur, representado por el color amarillo, simbolizó la fertilidad de la cosecha y la continuidad de la naturaleza y los sueños humanos. El centro se expresó con los colores azul y verde, evocando el cielo, la Pachamama y la persona completa en relación con su creador. “El cielo y la tierra, arriba y abajo, delante y detrás, nuestro Dios, corazón del cielo y corazón de la tierra, nos rodea totalmente. Está presente siempre con nosotras y nosotros”, concluyó la ceremonia.

El momento orante culminó con la danza, siguiendo el legado de los abuelos y abuelas mayas. Con esta ceremonia, los participantes del congreso reforzaron los saberes ancestrales, la conexión con la naturaleza y la espiritualidad como ejes de reflexión en la teología latinoamericana y caribeña.

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