Conferencias, paneles, trabajos grupales y un homenaje a la memoria del teólogo Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación Geopolítica, nuevo orden digital, Iglesia y resistencias: El Congreso de Teología Latinoamericana analiza el presente

Congreso de Teología Latinoamericana
Congreso de Teología Latinoamericana

Animar el quehacer teológico en el continente para aportar a la organización de la esperanza, es el objetivo del IV Congreso de Teología Latinoamericana y Caribeña

El evento previsto del 22 al 24 de octubre en la Pontificia Universidad Católica del Perú, acoge a 200 personas en la capital del país andino

Un grupo diverso integrado por teólogos, agentes de pastoral, jóvenes y comunidades de base; dispuestos a discutir temas de amplia incidencia en la realidad del continente desde la perspectiva teológica

(ADN Celam).- Animar el quehacer teológico en el continente para aportar a la organización de la esperanza, es el objetivo del IV Congreso de Teología Latinoamericana y Caribeña. El evento previsto del 22 al 24 de octubre en la Pontificia Universidad Católica del Perú, acoge a 200 personas en la capital del país andino.

Un grupo diverso integrado por teólogos, agentes de pastoral, jóvenes y comunidades de base; dispuestos a discutir temas de amplia incidencia en la realidad del continente desde la perspectiva teológica. “Horizontes de liberación: Tejiendo esperanzas desde abajo”, es el lema que fundamenta las actividades que, sin abandonar la construcción académica que caracteriza al continente, se deja interpelar por las realidades que constituyen desafíos pastorales para la Iglesia y la reflexión teológica.

Creemos. Crecemos. Contigo

Geopolítica, el movimiento de Jesús, la tradición latinoamericana, el método, además de las resistencias y movimientos desde la base; están dentro de los contenidos propuestos en una agenda de actividades que incluye conferencias, paneles, trabajos grupales y un homenaje a la memoria del teólogo Gustavo Gutiérrez al cumplirse un año de su muerte.

Siguiendo la propuesta metodológica heredada de Aparecida, la primera jornada del IV Congreso de Teología Latinoamericana y Caribeña, estuvo dedicada a la contemplación, ver para entender, discernir y proponer. Los asistentes iniciaron el día con un momento orante que dio paso al primer gesto del evento en el que se prepara la urdimbre, es decir, se dispone el corazón y el entendimiento a partir de la reflexión a través de un panel que ubicó a los asistentes en el análisis de la realidad.

Resistir y abrir esperanzas

Alejandro Ortiz, coordinador de Amerindia, la religiosa Biryit Weiler, Moema Miranda y el periodista Raúl Zibechi, compartieron sus reflexiones sobre geopolítica, nuevo orden digital, colapso ambiental, la situación actual de la Iglesia y las resistencias que se vienen gestando desde abajo.

En su intervención sobre geopolítica y nuevo orden digital Alejandro Ortiz se refirió al concepto del capitalismo de guerra, fenómeno que ha dado lugar a diferentes expresiones del orden mundial a lo largo de la historia.

En un tiempo con la fabricación de armas y el control político, ahora con “un sistema digital que controla a través de algoritmos”; en su opinión se trata de “tener a las mayorías atrapadas, no solamente con enajenamiento y una superficialidad para conocer la realidad, sino a través del control de sus gustos y perfiles que pueden ser usados en cualquier momento”.

Situación ante la que “solo queda la resistencia, oír a los pueblos indígenas, afros y esas comunidades que luchan día a día no solamente por la supervivencia, sino por iniciar un camino diferente, entendiendo que resistir, es abrir esperanzas a un mundo distinto”.

Somos tierra

Por su parte Moema Miranda al reflexionar sobre el colapso ambiental dijo que somos testigos de un momento crucial para el planeta, un tiempo donde prevalece el riesgo de su devastación por la acción de una porción de la humanidad que cuenta con una poderosa influencia para destruir.

“Para mí lo más importante, es recordar que somos tierra. No somos parte de ella, no podemos destruir una parte y seguir viviendo, somos madre tierra. Volveremos a ella, venimos de ella y no podemos existir en otro lugar”, afirmó.

Por eso, considera que lo más urgente es “crear alianzas, caminos de aprendizaje con los pueblos indígenas, los pueblos de las aguas y la tierra que sí la cuidan como si fuera su mamá, porque son gracias a ella. Se trata de ponernos en un camino de comunión y encontrar en el seguimiento de Jesús otra perspectiva, que nos conduzca hacia la conciencia de ser hermanos de las personas y de todos los seres creados por Dios”.

Así dentro de su propuesta conceptual está la invención de nuevas formas de lucha y resistencia  socioambiental que nos permitan reconectar con la justicia para las personas y la tierra, lo que implica una nueva comprensión teológica, religiosa y eclesial del mundo. “Leer la historia desde otro lugar, con los pueblos, como sugiere Laudate Deum que invitó a iniciar un camino de reconciliación con el mundo”.

No obstante, sostiene que estamos lejos de esa alianza con los que saben hablar con la tierra y “es preciso caminar hacia esa alianza con los pueblos que viven la presencia de Dios en lo más pequeño, sus criaturas; porque es tiempo de cambiar y trabajar por una verdadera justicia social y ambiental desde la espiritualidad de los pueblos”.

Superar la fragmentación

A su turno la misionera Biryit Weiler habló de la realidad de la Iglesia, un tiempo marcado por el camino sinodal y un deseo expreso de transformación como expresión de la conversión pastoral que además de propiciar reflexiones ha generado múltiples cambios al interior de la Iglesia.

Tomando como base la actitud de Jesús que usó su poder para hacer que la vida surgiera, la religiosa considera que gran parte de los resultados, depende de lo que hagamos con las relaciones de poder; en el caso de la Iglesia se relaciona con las maneras en las que se va construyendo y aquí resulta determinante aquello que estemos dispuestos a entregar, es decir, esos carismas que el Espíritu ayudará a florecer.

Para la religiosa un congreso como este y la existencia de redes como Amerindia representan un don que anima la vida de la Iglesia y que desde tiempos de la Conferencia General del Episcopado en Medellín se ha esforzado por interpretar el Concilio Vaticano II desde la realidad del continente.

Ahora con la revalorización de la categoría pueblo de Dios, la Iglesia recupera esta memoria y descubre la potencia de este concepto que ha hecho visible en  momentos como el sínodo especial para la Amazonía, la creación de estructuras sinodales como la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), la realización de la Asamblea Eclesial y el mismo Sínodo de la sinodalidad que constituyen aportes a la Iglesia universal porque han generado cambios en las comunidades y las estructuras.

Así su invitación fue a superar la fragmentación, porque según asegura la realidad necesita respuestas integradas y no se puede amar a Dios sin amar a la tierra, entendiendo que la iglesia es sinodal si cuenta con los pueblos y sigue avanzando en el fortalecimiento del liderazgo de los que fueron ignorados como las mujeres o las mismas comunidades.

Nuevas formas de resistencia

Finalmente, el periodista Raúl Zibechi habló de las formas de resistencia que surgen desde abajo en las comunidades y son expresión del cambio en el mundo, para ello sostiene que el mundo no puede seguirse interpretando a partir de las formas de lucha o emancipación que caracterizaron a las décadas de los años 70 y 80, porque la trama de la vida y la supervivencia cambiaron. ”La trama de la supervivencia de la humanidad y la reconstrucción de la humanidad está siendo tejida por los pueblos ya sean originarios,  negros, campesinos y algunas periferias urbanas”.

El experto sostiene que “nuestra tarea es poner los sentidos, el oído, la vista, el corazón en lo que están haciendo los pueblos y encontrar ahí inspiraciones suficientemente potentes para reproducir cuestiones similares en nuestros territorios, barrios y pueblos».

En su opinión, no solo se trata de bajar una idea, un manifiesto o una encíclica para que la gente la entienda, “se trata de dejarnos inspirar por nuestros deseos y corazones para ponernos en contacto con aquellos pueblos que están tejiendo vida, resistiendo a la muerte y tejiendo mundos nuevos, entonces, no vamos a dejar de reclamarles y de pedirles a los poderosos, pero sí tenemos que empezar a transitar nuevos caminos, que actualmente están siendo creados por los pueblos”.

Semana maravillosa: Nuevos caminos - Haciendo Sagrado lo Cotidiano

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