"Lo importante es perseverar… y por supuesto orar. Dios sigue llamando" Dejaron el móvil… y siguieron al Señor: 3 jóvenes se quedan en Silos tras la experiencia monástica 2025

"Lo importante es perseverar… y por supuesto orar. Dios sigue llamando, pero tanto ruido como nos rodea impide oír su voz con claridad. Desde hace unos años, la comunidad de Silos invita en el verano a un grupo de jóvenes a conocer lo que es la vida monástica benedictina vivida concretamente desde dentro"
"Lo que falta en el mundo no son productos, sino alma; lo que necesitan los hombres no son cosas ni armas, sino esperanza; y a eso nos consagramos los monjes que quisiéramos ser simplemente alma en el mundo y generadores de esperanza para los hombres de hoy"
| Juan Javier Flores Arcas. Abadía de Silos
Lo importante es perseverar… y por supuesto orar. Dios sigue llamando, pero tanto ruido como nos rodea impide oír su voz con claridad. Desde hace unos años, la comunidad de Silos invita en el verano a un grupo de jóvenes a conocer lo que es la vida monástica benedictina vivida concretamente desde dentro.
Quienes han leído sermonje.eu y han respondido, pudieron comprobar cómo vive hoy una comunidad centrada en la oración coral, en la fraternidad, en el trabajo, en el cotidiano vivir sin complejos ni espavientos. Han comprobado lo que somos y lo que queremos ser. No hemos ocultado nada. Como somos nos hemos presentado.
La experiencia hasta ahora no había dado mucho fruto… pero hemos perseverado. Tampoco hemos hecho mucha publicidad, pero dos veces al día, en las oraciones comunitarias por la mañana y por la tarde, se hacen súplicas por las vocaciones en la Iglesia: en la vida consagrada, en los seminarios, en los monasterios.
Ya somos 25 monjes
Y este año del 2025 tres jóvenes de la experiencia del verano han dejado su móvil, su trabajo, su familia, su todo… y se han venido con nosotros. Con ellos ya somos 25 los monjes que poblamos este cenobio.

Lo han hecho sin ruido. Ningún periodista les esperaba cuando llegaron. Por supuesto no hubo fotos, ni aspavientos… y se incorporaron a una comunidad y han comenzado su caminar monástico.
Han actualizado el Evangelio. Los discípulos se acercaron al Maestro y le preguntaron donde vivía. Fueron con él, vieron, creyeron, lo siguieron. Así les ha pasado a ellos. Han sentido la llamada, se han despojado de todo (hasta del móvil) y sin publicidad han comenzado a seguir a Jesús.
"El camino no es fácil. Lo saben"
El camino no es fácil. Lo saben. Lo afrontan con madurez y con ilusión. Las cosas de Dios vienen siempre con gran paz. Y así lo están comprobando. Lo que falta en el mundo no son productos, sino alma; lo que necesitan los hombres no son cosas ni armas, sino esperanza; y a eso nos consagramos los monjes que quisiéramos ser simplemente alma en el mundo y generadores de esperanza para los hombres de hoy.
Escribo estas líneas en el día en que la esperanza de paz llega más fuerte. ¿Será que el vigor cristianos resurge nuevamente? Esa esperanza que nos embarga.

San Juan XXIII pedía "que la Iglesia, consolidada en la fe, confirmada en la esperanza, más ardiente en la caridad, reflorezca con un nuevo y juvenil vigor, defendida por santas instituciones, sea más enérgica y libre para propagar el Reino de Cristo".
Por supuesto, Dios sigue llamando. Hay respuestas fieles. No nos puede faltar el vigor juvenil de una Iglesia siempre joven. Lo sentimos desde dentro, pero florece hacia afuera.
La niebla comienza a disiparse. Un día luminoso parece apuntar. La Iglesia se concentra en busca de nuevas fuerzas. Ella se enfrenta animosamente con los tiempos que llegan, como pueblo de Dios que ora.
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