8.12. 2025. Vuelve con Ratzinger la “madre María”

En este documento (Mater populi fidelis: 8.10,25), muy inspirado en la teología de Ratzinger, María no viene de forma nueva, como virgen activa e inmaculada anti-pecado, con su ministerio de bodas y de espada en el alma para acompañar, redimir y liberar a los amenazados y oprimidos, sino  que vuele al modo más tradicional de algunos como “madre piadosa del pueblo fiel”.

De ello traté ayer en RD  y FB, insistiendo en María como  mujer de bodas (Jn 2), compañera de Cristo en el dolor (Lc 2, 32-35; Jn 19, 25-27) y creyente de Pentecostés (Hech 1-3; Juan de la Cruz, Lámparas de fuego).

Esa reflexión  ha sido saludada por Emimaría C.  y por  L. Florio, Argentina (FB 5.11.25), que me ha pedido que la condense, como hago a continuación en 9 puntos.

Buen día de “madre” a todos, pero en especial de virgen, inmaculada, mujer, pueblo, colaboradora (con illabi) y amiga en el camino gozoso y fuerte de la vida, ya en pleno siglo XXI, que ha de ser mariano para ser cristiano. 

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1. En línea de tradición vaticana(madre Amparo de hijos sumisos)

             Éste es un documento oficial del Vaticano, en la línea de  Marialis cultus (1974)  y  Redemptoris Mater (1987),  con vocación de nuevo magisterio oficial, retomando la tradición “endógena” de un tipo de iglesia católica, de un modo fuertemente “crítico” corrigiendo y matizando tendencias anteriores, pero insistiendo (con un tipo de Magisterio) en el aspecto central de la “maternidad” de Dios y de la iglesia (especialmente de la iglesia) como autoridad de supremacía, control y cuidado/autoridad divina y humana sobre el mundo.

    Al presentar a María como “madre” del pueblo fiel parece que se quiere insistir en la Iglesia como Madre superiora de los fieles (sometidos), no de los otros (infieles, no sometidos). Sin duda, la función de la madre es importantísima, en María  y en la iglesia, pero no como figura de superioridad y sometimiento, pero sobre todo de comunidad (comunicación) y de libertad. La madre está (tiene que estar) para que los hijo se “hagan” (hagan y crezcan) en libertad, no en sumisión, y eso es lo que me parece que no queda claro en este documento, ni en relación con María ni en relación con la Iglesia

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 2.Con vuelta  de tuerca estilo  Ratzinger.

             No es mala la tuerca de Ratziner, pero no para cerrar y apretar, sino para liberar la puerta, para abrirla como quiere Jesús en el sermón del redil, de la puerta y del rebaño… (Jn 15),  que el rebaño sea grupo/pueblo de ovejas, que sean amigos, que dialogan, que escuchan, responden, pro-ponen y eligen en libertad su camino. Esa finalidad es buena.... pero 

     Pero dio la impresión de que Ratzinger quería tener al rebajo sujeto, con llave y tuerca, no para caminar con y como María por caminos de libertad, sino para contar, catalogar y decir a las  por dónde tenían que ir, pues sin autoridad de dominio no hay iglesia (en contra de María, que fue signo de libertad en fe, en comunión, como madre que se hace amiga, mujer, compañera).

  Quizá no soy imparcial, quizá estoy demasiado escorado hacia las puertas abiertas, sin tuerca, hacia María/iglesia/amiga en libertad. Por eso he titulado esta postal, con posible exageración y humor: Vuelve Ratzinger, la Madre María superiora, de cristianos niños que necesitan madre. En  contra de eso la madre es necesaria como y con el padre, para que los hijos se hagan libres y compañeros, en línea de sinodalidad (caminar juntos en diálogo, no en sometimiento.

  Ése es el tema de fondo de este documento, como indiqué ayer. Los temas están donde los vio y los “colocó” Ratzinger en los setenta/ochenta del siglo pasado (aunque yo no puse la foto de Ratzinger, sino la de E. Llamas).

            Ciertamente, en el fondo del documento aparece miedosamente el papa Francisco (muy matizado)y Wojtyla(muy de orden y ley), pero sobre todo Ratzinger papa y, especialmente, teólogo y “maestro” de la doctrina de fe, con algunos “padres” de la Iglesia y, sobre todo, con Tomás de Aquino, cuya teología vuelve a estar en el centro-centro de este documento, para mucho bien (Tomás es un activo importante de la iglesia católica), pero también con  ciertas limitaciones, como marca la vuelta al “illabi/illabor”, con el que queda devaluado el aspecto carismático y liberador de la Iglesia y de María, en la línea que yo he querido representar con Juan de la Cruz, (fuego de Pentecostés, Llama de amor vida), no cierre de iglesia y María en línea de autoridad   impuesta por un tipo de iglesia madre/autoridad de hijos pequeños, no propuesta y compañía de libertad.

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3.Qué tipo de madre es María

             Así lo supo ver proféticamente Juan XXIII (Mater el Magistra: 1961) al convocar un Vaticano II, pero el tema no fue elaborado ni resuelto tras el Vaticano II por el conjunto de la iglesia Católica, muy escorada en línea Ratzinger, con unas llaves más para cerrar que para abrir (en contra del Pedro que quería Jesús en Mt 16, 19,con una llave supra-rabínica, para abrir a todos.

            Da la impresión de que este documento quiere  una “dictadura materna” (blanda y amorosa a veces), pero “dictadura al final”, para copiar y obedecer como buenos hijos… Pero buenos hijos no son los que obedecen al modo pasivo, regresivo, sino los que asumen la libertad para la que les dis-pone la madre liberadora, que no quiere hijos sumisos,, sino libres.

            Este documento dice muchas cosas buenas, , pero de un modo retórico, como Madre sentimental de Honor, colocada en una peana (promoveatur ut amoveatur: sea elevada para ser alejada). Una madre que sigue siendo madre de pequeños  no es buena madre. Así aparece aquí la la madre como figura respetada afectivamente, pero no como persona activa, creadora de cultura y vida… mujer “ministerial” (regia, profética, sacerdotal, hermana, amiga, compañera) y mujer compartiendo  todos los ministerio y tareas de pensamiento, responsabilidad y autoridad de la iglesia.

Muchos cristianos quieren a María como mujer libre, para ser libres con ella y como ella,  no sólo ministro de la iglesia, sino  proto-ministro, como en Jn 2,  la que dispone y dice a los ministros lo que han de hacer, dialogando entre  sí y con Cristo, como dice Jn 2 (bodas de cana), para que los amigos se casen con vino  libertad, como ellos vayan viendo.

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4. Empezando por Jn 2: Bodas de Caná...

Esto es lo que Como dije ayer y digo hoy, trazando un camino que este documento ha entrevisto, pero no ha sabido ver hasta el fin…María de Caná, que es la mujer/madre que viene del AT, es la que ve y traza un camino en la iglesia, porque los “chicos” que se casan en Jn 2 son de la iglesia, en una iglesia que tiene miedo de reconocer su libertad para el vino, y les tiene sometidos a un tipo de matrimonios, comunidades, diálogos, planes… sin vino.

           Parece que algunos  cristianos actuales, quieren  mantener a los “chicos” sin vino, a pan y agua de hidrias sin vino, en ley de imposición…. Pues bien, como madre que viene del AT para hacerse compañera y amiga, en libertad, María quiere que estos “chicos sin vino” se hagan ya autónomos, mayores, en libertad…

Ése es su magisterio: Hacer que los hijos se vuelvan de verdad libres, con ella  (que tengan más, que sean ellos mismo en libertad). Me he reído mucho al llegar al tema de “harán las cosas que yo hago y las harán mayores” (Jn 14, 12). El evangelio de Juan quiere una iglesia de cosas mayores que las de Jesús, en libertad, en radicalidad, en amor… Este documento empieza diciendo que “sí”, que eso está muy bien, para decir al  fin que “no”, que todo está atado y bien atado por Jesús. Si por este documento fuera, los “chicos” de Jn 2 seguirían sin vino, porque así están mejor, calladitos, sumisos a una iglesia de sumisión, no de libertad. 

5. Iglesia madre dis-positiva , para la libertad, como María.

Este es un tema que está muy bien planteado en el documento. Más que hacer cosas por sí misma, desde ar4¡riba, María  dis-pone, está a disposición para que los hijos hagan ellow. Disponer no es mandar, no es hacer directamente, sino poner las cosas, decir las palabras… para que las cosas de hagan, es decir, para que las haga Dios, para que las hagan los mismos hombres y mujeres.

Ése ha sido y sigue siendo un tema clave de la teología de la liberación, como vieron algunos de sus promotores. No se trata de imponer la libertad (sería otra dictadura), sino de disponer las situaciones de mente, corazón y obra para que los hombres y mujeres sean en libertad y hagan  (se hagan) en amor, en la línea de Jesús. Los cristianos, hijos mayores (no chicos ya) de una iglesia y madre de libertad (que renuncia a mandar y hacer por sí misma) han de asumir el vino de sus bodas. No tienen que andar pidiendo permiso a unos que serian más expertos, dueños de unas llaves, poseedores de una inteligencia (Inteligentsia) para que otros les obedezcan…

No se trata de tener buenos pastores (obispos, sacerdotes de la calle de arriba) para que los súbditos obedezcan bien, con un tipo de inteligencia artificial, de botón de ordenador al que se da y la lista se pone en marcha. No se trata de im-poner (ni de com-poner), sino de dis-poner, dejando en libertad a los novios, que somos todos, quedándonos sin vino, si así nos place. Este hacer más hondo que es dis-poner, sin manipular a lo Maquiavelo malo, sino en amor y confianza, en sinodalidad (comunicación mutua en el camino, con el gocémonos juntos, unos en otros y con otros, de Juan de la Cruz, Cánatico  36).

            Ese es el gozo de la madre mujer, amiga, compañera, que dispone para que Jeús haga, es decir, para que hagan los novios, no jueguen a chicos, sino que se comprometan como mayores en amor maduro de comunidad de iglesia, como indica la discusión, a mi juicio, mal resuelta del illabor/illabi qus significa actuar, comprometerse, asumir el camino y la obra (de la misma raíz latina y anterior de labor, trabajo, compromiso (como en elaborar, colaborar, trabajar)-

6. La disputa de illabor  (co-operar, hacer por dentro)

Tuve a  finales del los sesenta, recién acabado el Concilio, en Geesthacht, Alemania, un amigo SJ que había sido compañero de Ratzinger, en las juventudes del Partido,  mandadas a luchar con 16-18 años por el partido de la Acción y el Orden en los estertores de la guerra nazi. Se llamaba Franz Sobotta (1927-1970), y acababa de publicar su tesis doctoral, titulada Heilwirksamkeit der Predigt in der theologischen Diskussion der Gegenwart, Trierer theologische Studien. Bd 21 Münster, Kath.-theol. Juni 1968  (Acción salvadora de la predicación en la discusión teológica de la actualidad).

 Aquella tesis de mi amigo, fallecido unos meses más tarde por las heridas del niño/chico, cañonero a la fuerza de las guerras de  Hitler (como Ratzinger, su compañero), me abrió los ojos a este tema, que  no he resuelto todavía: Como interviene la palabra de la predicación, cómo interviene la fe, cómo intervienen los sacramentos en la acción/presencia de Dios en el mundo.

    Ése es el motivo central de Mater populi fidelis, : Cómo entender la mediación (co-redención, colaboración, presencia) de María en la mediación-redención de Cristo, que es el único mediador entre Dios y los hombres (cf. Gal 3, 19-20;  1 Tim. 2,3-6).

Ése es un tema que ha de ser entendido en el contexto de todo el NT, de toda la Biblia, de toda la iglesia cristiana, desde la perspectiva de una teología de la palabra, como me decía Sobotta, como yo le respondía con mi pequeño conocimiento filosófico-teológico desde la perspectiva de la disputa “de auxiliis”, relación entre Dios y los hombres, según la teología hispana del siglo XVI (que había estudiado bien, leyendo y comentando a L. Molina, De Concordia). Así dice el documento:

Como nos recuerda el Catecismo, la gracia santificante es «ante todo y principalmente, el don del Espíritu que nos justifica y nos santifica».[115]No es simplemente una ayuda, una energía que se posea, sino que «es el don gratuito que Dios nos hace de su vida infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma»[116] que se puede describir como inhabitación de la Trinidad en lo más íntimo, como amistad con Dios, como alianza con el Señor. Exclusivamente Dios puede hacerlo, porque implica superar una desproporción «infinita».[117] Esa donación de sí de la Trinidad, ese «entrañarse en el alma»[118] (illabitur) por parte de Dios mismo, implica un efecto de transformación inherente en lo más íntimo del creyente.[119]Santo Tomás de Aquino utilizaba para esta penetración en el interior del ser humano este verbo que sólo podía aplicarse a Dios, illabi, ya que sólo Dios, no siendo una creatura, puede llegar a esa intimidad personal sin violentar la libertad y la identidad de la persona.[120]Sólo Dios llega al centro más íntimo de una persona para realizar su elevación y transformación cuando se entrega como amigo y por ello «ninguna creatura puede conferir la gracia».[121] Santo Tomás lo repite al hablar de la gracia sacramental: en cuanto causa principal «sólo Dios produce el efecto interior del sacramento. Porque sólo Él penetra en el alma, donde se produce el efecto sacramental —nadie puede obrar inmediatamente donde no está—, ya que la gracia, que es un efecto interior del sacramento, proviene sólo de Dios».[122] [1].

 Santo Tomás, al que aquí se cita como autoridad suprema.   tiene aportaciones fundamentales, especialmente en la II/II, para situar el tema de la acción/respuesta humana, para elaborar a partir de ellas la colaboración de María, madre de Jesús, y de los cristianos en la obra/presencia de la salvación.  Esta cita a la que acude el texto de nuestro documento me parece menos oportuna, pues va en otro sentido. Hay un misterio de Dios en el que nadie puede “entrar”, como indica bien el término illabi, illabor… Nadie sustituye a Dios, ni María (ni Cristo en la tierra, como sabe Juan (1 Jn 4, 4-6). Pero ser  más grande significa hacerse más pequeño, actuar a través de los pequeños, colaborar con/por los seres humanos. En ese sentido, él es único, asumiendo el camino de los hombres, realizando su obra en y por ellos, a través de la palabra compartida.

En ese sentido, sin negar lo que dice Tomás de Aquino, en las citas anterior, sino para  confirmarlo, “Dios illabitur”, colabora y actúa en y por los hombres, no sólo en Cristo, sino en/por la humanidad, que es su presencia interlocutora, como me decía Franz Sobotta (1927-19709, citando y superando la teología de Ratzinger, su compañero de guerra y estudios. No en vano, Sobotta venía del más hondo Rahner, de su cátedra en  Innsbruck, después en Münich, a diferencia de  Ratzinger que terminó separándose de Rahner[2].

7. María… Dolor y redención (J 2. 19 y Lc 2).

             Éste es para mí el tema clave, que Sobotta me  repetía desde su experiencia alucinante de la guerra de los nazis. Dios en el sufrimiento de los niños asesinados simplemente por ser judíos. Dios illabitur, se hace presente y actúa en ese sufrimiento propio de los “chicos” que no tienen vino,  de la cruz de Jesús ante la que ella, con el discípulo amado…, la espada de la madre que sufre en/con los hijos de 2, 33-35.

            Ante esto no hay ninguna palabra teórica que se pueda oponer, ni apelando a la II/II ni a la III de la Summa de Santo Tomas. En ese sentido, Dios no entra (=no se deja vencer) entrando en el sufrimiento humano, aceptándolo como propio en Cristo… y no sólo en Cristo, sino en su madre que es todo el AT, toda la humanidad sufriente. Este dolor de la humanidad inocente es el sensorium Dei, no el mundo cósmico de Luis de León y de I. Newton, por poner dos ejemplos ingentes de la modernidad europea.

            Éste Dios que asume como propio el sufrimiento de la humanidad en la Cruz de su hijo (en la cruz en la que nosotros colaboramos con el pecado de injusticia y muere) es el verdadero sensorium Dei. Dios siente, con-siente, co-labora en ese sufrimiento para transformarlo en gloria de resurrección y de vida. Sólo entrando en este motivo, hasta el fondo-fondo se puede presentar de un modo creíble un documento de mariología como quiere la Congregación de la fe, de lo contrario no hay posible fe cristiana. Ayer expuse ese tema, no voy a repetirlo

 8. María y la llama de Pentecostés (Hch 1-2)

Sólo desde lo anterior se puede plantear el tema y proyecto de una Mariología  vinculado a la iglesia de pentecostés, a la Llama de amor vida de Dios convertido en Palabra (lenguas de fuego) de predicación (mi amigo Sobotta muerto por heridas de corazón de una guerra que él no pudo al fin soportar, quizá a diferencia de Ratzinger), Dios vinculado al asentimiento (el fiat de María en Lc 1, 26-38, leído por san H. Newman), un asentimiento que no es sumisión, sino protesta de dios y con Dios, contra el pecado e injusticia de los hombres (Magníficat, Lc 2, 46-55), un asentimiento que es inmersión en la vida-acción de Dios (contra y sobre el non illabitur de Santo Tomás.

            La mariología de verdad no es sumisión a una madre que sirve de pararrayos de la ira de Dios y que sirve para mantenemos sometidos en un redil de mansas ovejitas, sino para sacarnos del redil, con Jn 15, para dar vino y marcha a la vida de los chicos de Jn 2, que languidecen por falta de libertad y de vino… Esta es la mariología que nos lleva a todas las cruces del mundo, para conocer, con-sentir y di-sentir… (cf. Nm 37: Por ello se deben evitar los títulos y expresiones referidas a María que la presenten como una especie de “pararrayos” ante la justicia del Señor, como si María fuese una alternativa necesaria ante la insuficiente misericordia de Dios).

            Presenté ayer esta necesidad de situar la mariología en una experiencia renovada de Pentecostés, en la línea de San Juan de la Cruz que, en la línea de Llama de Amor Viva, interpreta a María (la introduce de un modo evocativo) en el camino de todos los que viven inmersos en la llama de fuego del amor de Dios. Así termina el Cántico Espiritual (con Llama que consume y no de pena), así culmina Llama de amor viva: Oh lámparas de fuego). Entre las lámparas vivas de Pentecostés, acompañando a todos los que recorren el camino de la fe ardiente está ella.

El Greco - Pentecost, 1610 at Prado Museum Madrid Spain | Pentecôte, El ...

9. Para superar un documento endógeno y endo-jerárquico

            Este documento (Mater populis fidelis….) tiene muchos elementos positivos, que hasta ahora no habían sido destacados por el  Magisterio católico. Por eso he querido saludarlos como un resquicio de aire fresco en la vida y camino de la iglesia. Pero sólo es un resquicio vacilante, yo quiero (necesito la puerta entera…

 No quiero que el documento de la Doctrina de la fe  pueda ser un impulso en la expansión de la fe,  no como doctrina, sino como llama de impulso de amor y de fe. No quiero que la Congregación de la fe sea un simple altavoz del magisterio, un documento endógeno que se alimenta de citas “selectivas” de padres, teólogos asentados y papas. Quiero que sea más, mucho más, un proyecto “rompedor”, renovador. Por eso es preciso volver a los principios de la Biblia, no para defender un tipo de doctrina ya establecida y en parte fosilizada, sino para impulsar caminos de evangelio, en la línea sinodal de Francisco (caminar juntos), con creyentes y teólogos que van “por ínsulas extrañas”, como iba Juan de la Cruz, como han ido ya más cerca de nosotros, creyentes y teólogos también de ínsulas extrañas, propias de Jesús, como Teresa de Lisieux y Isabel de la Trinidad…

Quiero que este documento  y otros como éste superen un tipo de planteamiento aristotélico, como es en parte el de Santo Tomás de Aquino, y asuman a visión personalista de Dios, el Dios de Cristo y de su iglesia, con pensadores como Ebner.

En esa línea hay que retomar y reelaborar la inmensa disputa y búsqueda de los pensadores cristianos, que estudiaron el tema  de la colaboración Dios y hombre,  (tema que suele llamarse de Auxiliis, con Báñez y Molina, pero que debía llamarse de con-cordia, de mediatione, con-viventia, co-relatione, de con-vivium… En esa línea hay que reomar todo Pablo y  todo el evangelio de Juan (leído con Mt 25, 31-46).  No se trata de defender y vender ninguna mariología del  pasado para ganar a los protestantes, sino de ganar todos, en la humanidad y divinidad de Dios, con Jesús, el hijo de María (Mc 6, 1-5). Volveré mañana al tema con la disputa de Auxiliis, es decir, de las mediaciones, desde un fondo mariano. Y mientras tanto buen día de la Inmaculada. 

 NOTAS

  • [1] Notas del t texto citado del documento
  • [117] Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I-II, q. 114, a. 1, co.;Quaestiones disputatae de Veritate, 27, a. 3, ad 10.
  • [118] Cf. Id., Summa Theologiae, III, q. 64, a. 1, co.: «[…] solus Deus illabitur animae».
  • [119] Cf. Conc. Ecum. de Trento, Sessio VI. Decretum de iustificatione, 7: DH 1528-1531; Ibid., Canones de iustificatione, 11: DH 1561.
  • [120] Cf. S. Tomás de Aquino, Quaestiones disputatae de Veritate, q. 28, a. 2, ad 8; Summa contra gentiles, II, cap. 98, n. 18; Ibid., III, cap. 88, n. 6.
  • [121] Cf. Id., Quaestiones disputatae de Veritate, q. 27, a. 3, s.c. 5.
  • [122] Id., Summa Theologiae, III, q. 64, a. 1,
  • Este es  el texto clave de Santo Tomas: Summa Theologiae, III, q. 64, a. 1, co.

Texto básico de la Summa de Tomás de Aquino.

Sed contra est quod dicitur Rom. VIII, Deus qui iustificat. Cum igitur interior effectus omnium sacramentorum sit iustificatio, videtur quod solus Deus operetur interiorem effectum sacramenti.On the contrary, It is written (Rom 8:33): God that justifieth. Since, then, the inward effect of all the sacraments is justification, it seems that God alone works the interior sacramental effect.Respondeo dicendum quod operari aliquem effectum contingit dupliciter, uno modo, per modum principalis agentis; alio modo, per modum instrumenti. Primo igitur modo solus Deus operatur interiorem effectum sacramenti. Tum quia solus Deus illabitur animae, in qua sacramenti effectus consistit.   Quia gratia, quae est interior sacramenti effectus, est a solo Deo, ut in secunda parte habitum est. Character etiam, qui est interior quorundam sacramentorum effectus, est virtus instrumentalis, quae manat a principali agente, quod est Deus. 

  . Un efecto se puede producir de dos maneras. Una, como causa principal. Otra, como instrumento. Del primer modo sólo Dios produce el efecto interior del sacramento, ya porque sólo él penetra el alma, donde se produce el efecto sacramental —nadie puede obrar inmediatamente donde no está—, ya porque la gracia, que es un efecto interior del sacramento, proviene sólo de Dios, como se ha dicho en la Segunda Parte (1-2, q.112 a.1).  

 [2] Pasé el verano de 1969  como "ayudante" de Franz Sobotta SJ (1927-1970)  que acababa de publicar su tesis sobre el poder salvador de la Palabra (Heilswirsamkeit des Wortes), es decir, sobre el Dios que es Salvador (Trinidad) por la Palabra ofrecida y dialogada... El me decía que Dios es Trinidad por ser Diálogo de amor abierto al mundo entero, pues, añadía: no hay nada en Dios, ni en cielo ni en tierra más allá de la Palabra. Él lo sabía bien, porque venía (como Ratzinger)  de la gran imposición de la palabra falsa, asesina, antidivina, de la guerra de los nazis.    Sobotta me dio su libro (Die Heilswirksamkeit der Predigt in der theologischen Diskussion der Gegenwart, Trierer Theologische Studien 21, Trier 1968)...y me dijo: Mira, aquí trato de Dios como Palabra Predicada, pero sobre todo, como palabra dialogal, diciendo en el fondo que Dios es Trinidad por ser Palabra.

 Y me compró el libro de su colega Ratzinger (Introducción al Cristianismo: Einführung in das Christentum) recién publicada, ese mismo año 1968, diciéndome: Habla bien de Dios, pero quizá le pone más allá de la palabra, como un tipo de poder que puede volverse dictatorial.

Nos hicimos amigos, y así leímos juntos el libro de Ratzinger.   Fue para mí una gran experiencia, sobre todo el capítulo dedicado a la Trinidad. Por eso quiero hoy presentarlo a mis lectores, como preparación para la fiesta del domingo. Ratzinger era entonces una joven promesa teológica, y algunas tesis de su libro han sido después muy influyentes en su vida y en la vida de la Iglesia. Sobotta me indicó:

"Mira aquí: Ratzinger  tiene en frases esenciales para  definir al hombre como “palabra”. Pero,  la visión que él ofrecía  del Dios Trinidad (Poder y Palabra) no ha sido suficientemente contrastada después, ni por él ni por otros…    Así me lo dijo ya Sobotta, colega de guerra de Ratzinger. Lo que dice Ratzinger es cierto, pero deja   un tipo de Poder de Dios más allá de la Palabra, y eso es peligrosísimo... Eso, al fin, es dictadura de Dios...

Dios es siempre y sólo palabra en la vida, desde abajo, desde los niños, desde los pobres, desde los excluidos...También Hitler podía apelar a la palabra y al amor..., pero a la palabra y el amor desde arriba, desde su visión de Alemania, una palabra-amor que excluye a otros, a los no alemanes, a los judíos, a los locos, a los enfermos…   Sobotta SJ, colega de guerra y de estudio de Ratzinger, viendo mi pasión teológica, me dijo: "Vete más allá de Ratzinger; busca y encuentra la Trinidad en la palabra salvadora. No busques ningún Dios ni ningún poder más allá de la Palabra

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