He leído con gran interés la exhortación apostólica del papa León XIV "Dilexi te". Son 121 puntos de gran riqueza que merece la pena leer y difundir.
Intentaré exponer aquí , de modo muy resumido (es muy recomendable leer íntegro el documento) las principales ideas-fuerza de este magnífico documento, pero lo haré también con sentido crítico, exponiendo al final las lagunas que entiendo tiene el documento, desde el punto de vista pastoral y práctico para los cristianos y cristianas y para la sociedad en general.
El documento tiene una breve introducción y 5 capítulos.
En la introducción cita a María y su cántico: "derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes . Colmó de bienes a los humildes y a los ricos los despidió con las manos vacías". Jesús se identifica con los más pequeños. Dice el papa León que Francisco antes de morir estaba preparando este documento que él ha asumido terminar.
El Papa Francisco, recordando la elección de su nombre, contó que, después de haber sido elegido, un cardenal amigo lo abrazó, lo besó y le dijo: «¡No te olvides de los pobres!».

Capítulo I: Algunas palabras indispensables
Dice que existen muchas formas de pobreza: aquella de los que no tienen medios de sustento material, la pobreza del que está marginado socialmente y no tiene instrumentos para dar voz a su dignidad y a sus capacidades, la pobreza moral y espiritual, la pobreza cultural, la del que se encuentra en una condición de debilidad o fragilidad personal o social, la pobreza del que no tiene derechos, ni espacio, ni libertad.
En un documento de la Comunidad Europea, en 1984, se afirmaba que «se entiende por personas pobres los individuos, las familias y los grupos de personas cuyos recursos (materiales, culturales y sociales) son tan escasos que no tienen acceso a las condiciones de vida mínimas aceptables en el Estado miembro en que viven»

Capítulo II: Dios opta por los pobres
Jesús es pobre: nace pobre, "no había sitio para ellos en la posada". Jesús es un emigrante . Sus padres tienen que huir a Egipto. «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza» (Mt 8,20; Lc 9,58).«¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!».«Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40).
En la parábola del juicio final queda muy claro: "porque tuve hambre y me disteis de comer""... etc.. Cita a San Juan: «Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?» (1 Jn 3,17).
Cuando Pablo fue a Jerusalén a consultar a los apóstoles para asegurarse de «que no corría o no había corrido en vano» (Ga 2,2), le pidieron que no se olvidase de los pobres (cf. Ga 2,1
Capítulo III: Una Iglesia de los pobres
Cita al Papa Francisco, quien al poco de ser elegido Papa dijo «¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!».

Los primeros cristianos nombran diáconos para atender a los pobres
Y va citando a varios Santos Padres como San Ignacio de Antioquía, Policarpo, obispo de Esmirna, S. Justino y especialmente San Juan Crisóstomo que entre otras cosas decía: «Hace mucho frío y el pobre yace en harapos, moribundo y helado, castañeteando los dientes, con un aspecto y un atuendo que deberían conmoverte. Tú, sin embargo, calentito y ebrio, pasas de largo. ¿Y cómo quieres que Dios te libre de la infelicidad? [...]
«No dar a los pobres es robarles, es defraudarles la vida, porque lo que poseemos les pertenece». Y cita también a San Agustín.

Hay que cuidar a los enfermos.
Así lo hizo S. Cipriano, San Juan de Dios, Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las Hermanas Hospitalarias, las Pequeñas Siervas de la Divina Providencia etc...
El cuidado de los pobres en la vida monástica es una constante como queda claro en San Basilio el Magno o Benito de Nursia en Occidente.
Liberar a los cautivos
Los primeros cristianos, incluso en condiciones precarias, rezaban y asistían a los hermanos y hermanas encarcelados. Así la Orden de la Santísima Trinidad, Redención de Cautivos (trinitarios), fundada por san Juan de Mata y san Félix de Valois, y la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced (mercedarios), fundada por san Pedro Nolasco con el apoyo de san Raimundo de Peñafort, dominico.
Testigos de la pobreza evangélica
Cita el Papa León a diferentes testigos de la pobreza evangélica: Francisco de Asis, Sta Clara de Asís Santo Domingo de Guzmán, las órdenes mendicantes...

La Iglesia y la educación de los pobres
Para la Iglesia, enseñar a los pobres era un acto de justicia y de fe. Inspirada en el ejemplo del Maestro, que enseñaba a la gente las verdades divinas y humanas, la Iglesia asumió la misión de formar a los niños y a los jóvenes, especialmente a los más pobres, en la verdad y el amor. Esta misión tomó forma con la fundación de Congregaciones dedicadas a la educación popular.
En el siglo XVI, san José de Calasanz, creó la primera escuela pública popular gratuita de Europa. Sería la semilla de la posterior orden de los escolapios. Más adelante también Juan Bautista de la Salle,los Hermanos Maristas, San Juan Bosco, el Instituto de la Caridad, las Maestras pías etc....
Acompañar a los migrantes
La experiencia de la migración acompaña la historia del pueblo de Dios. Abraham parte sin saber adónde va;Moisés conduce a un pueblo peregrino por el desierto; María y José huyen con el Niño a Egipto. El mismo Cristo, que «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron»
En el siglo XIX, dos grandes santos se destacaron en la atención pastoral de los migrantes: san Juan Bautista Scalabrini y santa Francisca Javier Cabrini. Scalabrini, obispo de Piacenza, fundó los Misioneros de San Carlos para acompañar a los migrantes en sus comunidades de destino, ofreciéndoles asistencia espiritual, jurídica y material.
Actualmente destaca la labor de Caritas Internacional. El Papa Francisco fue un gran defensor de los inmigrantes. Su primera visita, fuera del Vaticano fue a Lampedusa. Y pronunció la frase que repetiría una y otra vez sobre lo que hay que hacer con los inmigrantes: acoger, proteger, promover e integrar.

Cita el papa León a quienes están al lado de los últimos de la sociedad: La Madre Teresa de Calcuta, en Brasil a Santa Dulce de los pobres, san Benito Menni y las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, junto a las personas con discapacidades; a san Carlos de Foucauld entre las comunidades del Sahara; a santa Katharine Drexel, junto a los grupos más desfavorecidos de Norteamérica; a la hermana Emmanuelle con los recolectores de basura en el barrio de Ezbet El Nakhl, en la ciudad de El Cairo;

Movimientos populares
El compromiso con los pobres no se limita a acciones de tipo caritativo, que son necesarias, el Papa León, como ya hizo el Papa Francisco le da enorme importancia a los Movimientos Populares que luchan contra las causas de la pobreza en el Mundo. Me refiero-dice- a un «conjunto de personas que no caminan como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás. […] ..
Y. copio aquí este importante párrafo de su exhortación literalmente: Estos líderes populares saben que la solidaridad «también es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, la tierra y la vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero […]. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares».

Por esta razón, cuando las distintas instituciones piensan en las necesidades de los pobres se requiere «que incluyan a los movimientos populares y animen las estructuras de gobierno locales, nacionales e internacionales con ese torrente de energía moral que surge de la incorporación de los excluidos en la construcción del destino común».
Los movimientos populares, efectivamente, nos invitan a superar «esa idea de las políticas sociales concebidas como una política hacia los pobres pero nunca con los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos».Si los políticos y los profesionales no los escuchan, «la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino». Lo mismo se debe decir de las instituciones de la Iglesia.
Capítulo IV una historia que continúa
El siglo de la Doctrina Social de la Iglesia
En este capítulo León XIV va repasando los principales documentos de los papas en estos últimos 50 años que considera está muy clara la defensa de los pobres: la encíclica Rerum Novarum de León XIII, la Mater et Magistra de Juan XXIII, el Concilio Vaticano II y especialmente el radiomensaje de Juan XXIII un mes antes de la apertura del Concilio:
«La Iglesia se presenta como es y como quiere ser, como Iglesia de todos, en particular como la Iglesia de los pobres»
El cardenal Lercaro en su intervención de 1962: "Esta es la hora de los pobres, de los millones de pobres que están en toda la tierra, esta es la hora del misterio de la Iglesia madre de los pobres, esta es la hora del misterio de Cristo sobre todo en el pobre». [79]
San Pablo VI, con ocasión de la apertura de la segunda sesión del Concilio, retomó el tema planteado por su predecesor respecto a la Iglesia que mira con particular interés «a los pobres, a los necesitados, a los afligidos, a los hambrientos, a los enfermos, a los encarcelados, es decir, mira a toda la humanidad que sufre y que llora; ésta le pertenece por derecho evangélico».
Las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida constituyen etapas significativas también para toda la Iglesia… El martirio de Óscar Romero.