Silencios del documento papal “Dilexi te”: Entre la memoria de los pobres y la conversión pendiente de la Iglesia

Dilexi te reafirma admirablemente la opción preferencial por los pobres como núcleo del Evangelio. Recupera la memoria patrística y el legado de santos y congregaciones que encarnaron la caridad cristiana, situando la justicia social como dimensión esencial de la fe. Es, ante todo, una carta de amor evangélico al pobre.
Pero roza la idealización histórica: celebra con razón los gestos heroicos de caridad cristiana, pero apenas toca los capítulos oscuros que acompañan esa historia —abusos, clericalismo, connivencias con el poder— que reclaman conversión, cambios de estructuras y reparación... "cuando nos metemos con la interpretación de la historia, rara vez salimos ilesos..."
Falta mayor inclusión ecuménica. Dilexi te parece replegarse sobre sí misma, sin reconocer explícitamente que otras religiones, movimientos y organizaciones también sirven a los pobres...Jesús no quiso una Iglesia que tenga el monopolio de la bondad, sino una que coopere con todos los que aman (Mc 9,40).
Falta mayor inclusión ecuménica. Dilexi te parece replegarse sobre sí misma, sin reconocer explícitamente que otras religiones, movimientos y organizaciones también sirven a los pobres...Jesús no quiso una Iglesia que tenga el monopolio de la bondad, sino una que coopere con todos los que aman (Mc 9,40).
La exhortación apostólica Dilexi te del Papa León XIV continúa los grandes textos del magisterio social de la Iglesia, pero también plantea un reto de madurez eclesial: ¿cómo hablar del amor a los pobres sin convertirlo en un discurso autocomplaciente? ¿Cómo proclamar la opción preferencial por los pobres —constitutiva del Evangelio— sin admitir las sombras de la propia historia eclesial?
1. Dilexit te: el amor que calla lo que aún necesita sanar
Dilexit te nace del corazón pastoral de un Papa que quiere recordarle al mundo que el cristianismo es, ante todo, una historia de amor hecho servicio. Es un texto bello, profundamente evangélico, que respira misericordia. Pero también es un documento con silencios. Su debilidad no está en lo que dice, sino en lo que decide callar.
El texto recorre con gratitud los siglos de caridad cristiana, rinde homenaje a santos y comunidades que encarnaron el Evangelio entre los pobres. Sin embargo, no hay una sola palabra sobre las sombras que también forman parte de la historia de la Iglesia: la corrupción de las cortes papales, las violencias coloniales, las conversiones forzadas, las alianzas con el poder, la pederastia y su encubrimiento, el clericalismo como enfermedad estructural que han impedido la misión disruptiva del evangelio hacia los pobres.
Ese silencio llama a posteriores desarrollos. “El que se mete con la interpretación de la historia, nunca sale ileso”.Si el Evangelio enseña que “llevamos un tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7), ¿cómo puede una Iglesia hablar del amor sin reconocer sus propias fragilidades? ¿Cómo puede anunciar el Reino si no confiesa sus heridas? El riesgo es claro: parecer más preocupada por preservar su imagen con una teología apologética de la institución, en vez de una lectura integral de la historia que muestre sus debilidades.
2. Una contribución necesaria, pero todavía insuficiente
Dilexit te denuncia con fuerza la desigualdad del mundo, pero guarda silencio sobre la desigualdad dentro de la Iglesia. El clericalismo —esa forma sutil y persistente de dominación espiritual— sigue generando pobreza de participación, silenciamiento de víctimas, exclusión de mujeres, invisibilización de laicos, exclusión de sacerdotes casados y concentración de poder. Esta desigualdad eclesial perpetúa un mecanismo empobrecedor en la misma iglesia.
Allí donde el clericalismo se erige sobre el Pueblo de Dios, el Evangelio se empobrece. La comunión se convierte en subordinación y la autoridad se confunde con privilegio. Una Iglesia que no revisa sus estructuras de poder, aunque hable de los pobres, corre el riesgo de perpetuar pobrezas: las de quienes no pueden decidir, ni ser escuchados, ni participar.
“Una Iglesia creíble no es la que se defiende, sino la que se deja interpelar.” (Christoph Theobald). Ésa es la conversión pendiente: dejarse interpelar no solo por los santos sino por las víctimas de la historia, por el grito de quienes han sido silenciados dentro y fuera del templo. Sólo quienes tienen la experiencia de la pobreza fruto de la injusticia, tienen los ojos abiertos para comprender.
Dilexit te invoca el “pecado estructural”, pero solo para referirse al mundo exterior, no a la propia institución. No menciona ni una vez la palabra pederastia, ni clericalismo, ni sinodalidad. Y sin embargo, esos son los signos de los tiempos que más claman por conversión para hacer realidad la pobreza evangélica. Francisco, en Evangelii Gaudium (49), advirtió que debemos temer más al encierro en estructuras que nos dan una “falsa contención” que al riesgo de equivocarnos. Quizás aquí el documento se ha refugiado precisamente en esa contención.
La caridad, sin autocrítica, puede transformarse en discurso estético. No basta una referencia abstracta a “la necesidad de conversión”. Ésta, sin cambios estructurales, puede ser solo una versión piadosa del autoengaño.
3. Falta de mirada ecuménica: el amor no tiene fronteras
Cuando Francisco escribía un documento, invitaba a participar a un ortodoxo o musulmán y citaba autores “no canónicos”. Por eso se siente un vacío en Dilexit te en su mirada hacia el mundo. Habla mucho de la Iglesia y sus obras, pero poco de los otros que también aman, sirven y construyen justicia. La Iglesia no tiene el monopolio del amor a los pobres. No hay referencias explícitas a las comunidades cristianas no católicas, a otras religiones ni a las innumerables organizaciones sociales y laicas que encarnan el amor al prójimo sin esperar reconocimiento.
El documento parece pensar la caridad como un patrimonio interno, cuando el Evangelio la propone como una corriente universal. Jesús mismo corrigió a sus discípulos cuando quisieron prohibir a otros hacer el bien en su nombre: “No se lo impidan; quien no está contra ustedes, está a favor” (Mc 9,40). El amor a los pobres no tiene fronteras confesionales. Es una regresión eclesiológica: del diálogo abierto al monólogo devoto.
Esa falta de reconocimiento empobrece el testimonio eclesial. En un mundo donde muchas personas buenas —científicos, activistas, pensadores, creyentes y no creyentes— arriesgan su vida por los pobres, la justicia o la paz, una Iglesia que no los nombra se aísla. El Espíritu sopla también fuera de sus muros. San Agustín lo entendió hace dieciséis siglos: “Muchos que parecen estar dentro no lo están, y muchos que están fuera pertenecen al alma de la Iglesia.”
No necesitamos una Iglesia que ostente el monopolio de la bondad, sino una que coopere con todos los que aman.
Conclusión
Del discurso a los cambios estructurales
La tercera carencia de Dilexit te es desde donde se predica la pobreza. El documento exalta la sencillez de los santos y la entrega de las congregaciones religiosas, pero no enfrenta la contradicción de hablar de pobreza desde estructuras de poder, riqueza y privilegio. Una Iglesia que habla de pobreza desde palacios vaticanos y curiales genera disonancia.
El testimonio de Francisco —su austeridad, su cercanía, su estilo evangélico— mostró que la verdadera reforma no comienza en los documentos, sino en la coherencia de los gestos. Fue una pedagogía profética que debería ser continuada en reformas de estructuras que perpetúan desigualdad, aislamiento y abuso. El celibato obligatorio, la verticalidad jerárquica, el ninguneo de mujeres, laicos, sacerdotes casados y la sacralización del poder clerical siguen generando pobrezas espirituales y humanas dentro de la propia Iglesia.
Como recuerda Elizabeth Johnson, la conversión no es una estrategia de supervivencia, sino una respuesta al Dios que irrumpe desde las víctimas de la historia. La credibilidad del Evangelio depende hoy de esa respuesta: pasar de la memoria piadosa al testimonio transformador, de la caridad retórica a la pobreza encarnada y reparadora.
Solo una Iglesia que confiese su barro podrá volver a ser luz para los pobres. Entonces, el amor dejará de ser ideología piadosa y se hará fuego profético que enciende esperanza, cumpliendo el sueño conciliar de compartir las alegrías y angustias de los pobres y toda la humanidad (GS 1).
poliedroyperiferia@gmail.com
Fuentes en el texto
Biblia: Segunda Carta a los Corintios 4,7; Evangelio según San Marcos 9,40. Sobre la fragilidad de la Iglesia y el amor sin fronteras confesionales.)
Magisterio: Francisco.Evangelii Gaudium., 2013, sobre el riesgo de encerrarse en estructuras que otorgan falsa contención.Concilio Vaticano II.Gaudium et Spes. 1965. sobre la comunión de alegrías y esperanzas con los pobres.León XIII.Rerum Novarum, 1891 Contexto histórico del magisterio social retomado por Dilexi te.Pablo VI.Populorum Progressio, 1967. continuidad doctrinal con el magisterio social moderno.Francisco.Fratelli Tutti.el amor sin fronteras y la apertura ecuménica.)
Teología: San Agustín: In Ioannis Evangelium Tractatus, 45, 12. “Muchos que parecen estar dentro no lo están, y muchos que están fuera pertenecen al alma de la Iglesia.”Theobald, Christoph.El estilo de la vida cristiana 2016. “Una Iglesia creíble no es la que se defiende, sino la que se deja interpelar.”Johnson, Elizabeth A.La búsqueda del Dios vivo Trazar las fronteras de la teología de Dios, 2007. “La conversión eclesial no es una estrategia de supervivencia, sino una respuesta al Dios vivo que irrumpe desde las víctimas.” Gutiérrez, Gustavo.Teología de la liberación. Perspectivas.1971. la opción preferencial por los pobres como categoría teológica constitutiva. Boff, Leonardo.Iglesia: carisma y poder. 1981. crítica al clericalismo como forma estructural de dominación espiritual. Congar, Yves. Verdadera y falsa reforma de la Iglesia, 1950. La reforma interna como criterio de autenticidad eclesial Ellacuría, Ignacio.Escritos teológicos, vol. I. 1991. “historia como lugar de salvación” y la misión liberadora del Evangelio. Sobrino, Jon.Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret. 1991. el Cristo de los pobres y las víctimas.
Pensamiento filosófico: Ricoeur, Paul.La memoria, la historia, el olvido. 2003. “Quien se mete con la interpretación de la historia, no sale ileso.Camus, Albert.El hombre rebelde. 1951. Sobre el “autoengaño piadoso” y a la necesidad de autenticidad frente al dolor humano.” Levinas, Emmanuel.Totalidad e infinito. 1977. la ética del otro y la responsabilidad como raíz del amor cristiano. Habermas, Jürgen.Conciencia moral y acción comunicativa. 2002. Para la crítica sobre la falta de diálogo y sinodalidad.