Respuesta al fallo de la Suprema Corte de Justicia del país Los obispos mexicanos, rotundos: “El aborto provocado nunca será una opción moral, ni legítima”

“El aborto provocado nunca será una opción moral, ni legítima”: Conferencia del Episcopado Mexicano
“El aborto provocado nunca será una opción moral, ni legítima”: Conferencia del Episcopado Mexicano

Ante el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que facilita que toda mujer que pertenezca al Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) pueda abortar y hacerlo en un hospital privado o público como el ISSSTE o el IMSS

Señalan que la mujer merece otras opciones que un aborto provocado

Afirmaron que el aborto provocado al ser despenalizado normaliza la cultura del descarte y deja sin responsabilidad a las autoridades y a la sociedad en su conjunto del cuidado y protección de toda vida humana

La Conferencia del Episcopado Mexicano que preside el Arzobispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera López emitió un comunicado donde explican a todos los mexicanos lo que significa esta decisión de la SCJN, dejando en claro que urge que la sociedad proclame ante todos la grandeza y dignidad de cada hombre, cuya vida es un don de Dios; un don que requiere ser acogido y resguardado en todas sus formas tal y como nos ha enseñado Jesucristo que es Camino, Verdad y Vida.

Debido a que este miércoles 6 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia en México volvió a discutir el tema del aborto en el país, atendiendo a un amparo interpuesto por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) contra los artículos 330, 331, 332, 333 y 334 del Código Penal Federal, que sanciona el delito de aborto a nivel federal.

Los obispos mexicanos, mediante un comunicado explicaron a la opinión pública que la citada sentencia de amparo no constituye una declaración general de invalidez de los artículos que prohíben el aborto en el Código Penal Federal, por lo que no es verdad que se haya aprobado el aborto en todo el país.

“Siguen vigentes para el resto de la población y no representan una obligación para que los Congresos locales se precipiten a despenalizar el aborto en sus respectivos Códigos Penales; pero si vuelve evidente una realidad social que debemos entender como pastores y atender con la debida diligencia”.

Afirmaron que el aborto provocado al ser despenalizado normaliza la cultura del descarte y deja sin responsabilidad a las autoridades y a la sociedad en su conjunto del cuidado y protección de toda vida humana.

Asimismo, destacaron que la legalización del aborto desgasta los cimientos del estado de derecho, distorsiona el concepto y la práctica de los derechos humanos, con lo cual se mina el bien común.

“Lamentamos que, en estos momentos de violencia lacerante en el país, desde esta instancia Suprema, que debería velar por la justicia, el derecho y la paz social, se contribuya a polarizar a la sociedad e infringir otras fracturas en el tejido social”.

Y consideraron que existen atenuantes para que las mujeres no vayan a la cárcel, sin que esto implique la legalización del aborto, ni la negación de su gravedad, ni, menos aún, la reivindicación de su licitud.

“El aborto provocado nunca será una opción moral, ni legítima” resaltaron.

La Conferencia del Episcopado Mexicano también aprovechó para comentar que la Iglesia se opone a cualquier forma de violencia en contra de las mujeres, como la que viven miles de ellas que son orilladas a acudir al aborto.

“Afirmamos que la violencia sistemática ejercida en contra de las mujeres es deplorable y debe ser excluida de nuestra cultura, creando normas y leyes que para tal efecto sean verdaderamente justas”.

“La violencia y la discriminación no se combaten con más violencia y discriminación. Las soluciones que hoy tenemos que construir entre todos requieren ser máximamente inclusivas, solidarias y democráticas sin hacer prevalecer a una persona sobre otra. Sería lamentable institucionalizar la violencia contra el débil con la permisión de la ley”.

Por lo que hicieron un llamado a toda la sociedad para proteger a los más desvalidos, cuidar la vida de todos en todas sus etapas y brindarle a las mujeres más opciones y no sólo la de realizarse un aborto provocado.

“Una sociedad que acoge la vida debe cuidar todas las vidas, la de la mujer y la de la persona humana naciente, su protección debe ser procurada por el estado y por las instituciones de la sociedad civil. Comenzando por los menos favorecidos. Esto requiere un auxilio solidario y subsidiario a las familias, madres solteras, niños y niñas huérfanas y/o en abandono; de una educación afectiva sexual integral y la búsqueda de ejercicios de paternidad responsables. Con esto también se reconoce la necesidad de políticas positivas que deben de ser promovidas pluralmente para procurar que siempre se disponga de alternativas concretas, posibles y honrosas al aborto provocado”

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