Feminismo y aborto: ¿hay esperanza?

Para nuestra fe, los hijos son fruto del sacramento del matrimonio, “Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres"

aborto

Hay temas en común entre el feminismo radical y el feminismo cristiano católico: hablamos de la lucha por la igualdad de condiciones laborales, por la no discriminación en todo ambiente y el alto al acoso, la violencia o feminicidios contra la mujer. Hay varias diferencias también, pero la inmensa diferencia y abismo que hay entre ambos tipos de feminismo está en que el feminismo radical considera el aborto como un derecho de la mujer y el feminismo cristiano católico es absolutamente provida. Dado lo anterior nos preguntamos, si al principio se luchaba por derechos básicos de la mujer como el acceso al voto o la educación, ¿cómo se ha llegado hoy al punto de pensar que el aborto es un derecho de la mujer? y la otra gran pregunta es ¿será posible que logremos que el feminismo radical acepte que en ese punto se equivocan?...


Con la reflexión del documento Humanae Vitae de San Pablo VI, intentaremos hacer una propuesta para que el feminismo radical pueda considerar debatir sobre este tema en un plano académico y no a la luz de sentimientos de rebelión o resentimiento contra el patriarcado, como lo llaman en sus manifestaciones.


Los que no somos médicos, pero tenemos consciencia de que, al nacer de una mujer, si se corta la evolución del feto en el vientre de la madre, se corta la vida de una persona, no podemos comprender cómo es posible que un ser humano pueda siquiera pensar que en ese vientre no había vida y que por tanto no es un asesinato realizar un aborto.


Por otra parte, los médicos tienen muchísimas más razones científicas para defender la vida y condenar el aborto que aquellos que solamente podemos decir que creemos que existe la vida desde la concepción. Es por esto que es tan importante que los científicos y médicos provida puedan involucrarse en el debate
sobre el aborto frente al feminismo radical y fuerzas proaborto.


En la lucha de la mujer por defender sus derechos básicos en la sociedad se llegó a un punto donde básicamente se quiere igualdad total con el hombre, sin considerar que hay diferencias de género hermosas y necesarias. Por ejemplo, solo la mujer puede generar vida, es una condición dada a la mujer y es su decisión si no quiere tener hijos en su vida, pero no es su decisión si una vez embarazada su hijo nace o no, porque es el derecho de otro ser humano dentro de su vientre. Este es el centro de la discusión que las feministas radicales se niegan a reconocer.

Para nuestra fe, los hijos son fruto del sacramento del matrimonio, “Es, por fin, un amor fecundo, que no se agota en la comunión entre los esposos, sino que está destinado a prolongarse suscitando nuevas vidas. El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y educación de la prole. Los hijos son, sin duda, el don más excelente del matrimonio y contribuyen sobremanera al bien de los propios padres"[8]. 

Qué más quisiéramos que se aceptara el matrimonio como el único medio para la procreación, que es el plan perfecto de Dios, pero nos enfrentamos a una sociedad cada vez más “atea” y liberal donde las mujeres al tener una sexualidad libre, a veces se convierten en madres de forma inesperada e indeseada y es entonces
cuando surge el aborto como solución para “no complicarse la vida”. Los hijos son un don, aunque no estén dentro del matrimonio porque es una vida que ya existe y es en lo que debemos trabajar para ayudar a las jóvenes que quedan embarazadas y en el plano del debate con el feminismo radical, seguir luchando porque se lleguen a entender las razones académicas, científicas, éticas y morales relacionadas con el aborto, así como sus secuelas tremendas para la mujer que lo practica.

No debemos dar por perdida la batalla jamás. Es conocido de todos que algunas feministas radicales o mujeres proaborto han cambiado su forma de pensar e incluso se han convertido a la fe. Solo para dar dos ejemplos, hablamos de Sara Winter, ex líder de Femen en Brasil y Abby Johnson quien fue gerente de una clínica abortista de Planned Parenthood y se convirtió en una de las mayores líderes provida del mundo, especialmente luego de mostrar su testimonio en la película Unplanned. 


Conozcamos parte del testimonio de Sara Winter, hoy madre y mujer provida: "Yo, como muchas chicas que pertenecen a este movimiento, provengo de una familia desestructurada, con un hermano que se metió en el narcotráfico. Con 16 años me echó de mi casa con una pistola metida en la boca. Yo pasé a vivir en las calles y descubrí el submundo muy triste y terrible de la prostitución. Sufrí una violación que me mató por dentro y por fuera. Las fotos y las noticias de mujeres aguerridas, que luchaban en la calle por los derechos de la mujer, le resultaron muy atractiva. Tanto, que dio el salto hasta el origen del FEMEN. Pasó un año en FEMEN y cuatro más en otros movimientos feministas, LGBT o de género en países como Ucrania, Francia, Holanda, Brasil, entre otros. Después de esa experiencia, defiende que el movimiento feminista no está interesado en ayudar a la mujer, sino en utilizarla como instrumento político de una ideología. Ese es el denominador común que ha observado, después de que la "ayuda" no se centre en la persona sino en un
objetivo político. Ella misma decidió en su día abortar y se arrepintió. Sin embargo, recuerda cómo sus amigas le decían: Sara, por Dios, eres la feminista más famosa de Brasil, necesitas hacer un aborto, porque así vas a tener más experiencia empírica para luchar por su legalización, eso no es un bebé, es un coágulo de sangre. Me decían la palabra 'empoderamiento', me decían la palabra 'libertad', 'independencia', pero nadie me explicó lo que era pasar por ello. Una mujer que va a abortar va a parir el hijo, pero no vivo, sino un hijo muerto, peor, pedazos de hijo. Yo no sentí empoderamiento, ni libertad, yo me sentí traicionada". 

El anterior testimonio de Sara Winter nos da varias claves. Primero, es importante conocer las historias de las feministas radicales y ayudarlas a entender la raíz de haberse unido a estos movimientos. ¿Qué piensan ellas de estos testimonios de conversión de exfeministas o exabortistas? La mayoría son mujeres muy jóvenes que como dice Sara vienen de situaciones de vida muy difíciles y sienten que solo el movimiento realmente les ha tendido la mano.

Segundo, Sara dice que nadie le explicó qué era pasar por el aborto. Lo mismo le sucedió a Abby Johnson cuando fue testigo directo de un aborto: “Es igual a Grace cuando tenía 12 semanas, pensé con sorpresa, recordando la primera vez que vi a mi hija, tres años antes, acurrucada y segura en mi vientre. La imagen que estaba viendo ahora me parecía la misma; de hecho, era más clara y nítida. Me asombraron los detalles: se veían claramente el perfil de la cabeza, los dos brazos, los pies, los dedos. Estaba todo perfectamente formado. Inmediatamente la ansiedad sustituyó el recuerdo de Grace: ¿Qué voy a hacer? Sentí una tremenda punzada en el estómago. […] Estaba quitando a esa mujer el bien más preciado de su vida, y ella ni siquiera lo sabía”. Este fue el inicio del viaje de Abby hacia la defensa de la vida, luego de dos abortos provocados que ella se hizo a sí misma con profundas heridas. Incluso ahora profesa la fe católica.

Los casos anteriores nos dan esperanza, no solo de luchar por la vida sino por la mujer en general. Incluso sabemos que hay médicos abortistas que han pasado por este camino y han podido arrepentirse y volverse provida. San Pablo IV nos dice “En conformidad con estos principios fundamentales de la visión humana y
cristiana del matrimonio, debemos una vez más declarar que hay que excluir absolutamente, como vía lícita para la regulación de los nacimientos, la interrupción directa del proceso generador ya iniciado, y sobre todo el aborto directamente querido y procurado, aunque sea por razones terapéuticas”.


La defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural es uno de los grandes valores de la Iglesia católica, aunque esta vida se inicie fuera del matrimonio. Es importante también educar en la ética y la moralidad a las nuevas generaciones, aunque esto compita contra los medios de comunicación “Nos queremos en esta ocasión llamar la atención de los educadores y de todos aquellos que tienen incumbencia de responsabilidad, en orden al bien común de la convivencia humana, sobre la necesidad de crear un clima favorable a la educación de la castidad, es decir, al triunfo de la libertad sobre el libertinaje, mediante el
respeto del orden moral”. 


San Pablo VI no solo hizo un llamado a los educadores, sino a los médicos y hombres de ciencia para proteger la vida (CF. Humanae Vitae, numerales 23 ). Ha llegado el momento de unificar las fuerzas por la vida, por un lado, de los médicos y científicos, por otro, los educadores y también de las personas de fe o personas sencillamente provida para que podamos trabajar en lo siguiente:

  1. Llevar el aborto a un debate inteligente y académico en los diferentes sectores.
    2. Seguir luchando por iluminar a las feministas radicales para que puedan comprender las razones de la defensa por la vida, si es necesario con los testimonios de exfeministas y mujeres que han pasado por el aborto y sus secuelas.
    3. Continuar la lucha por la mujer, por su dignidad y persuadirlas del aborto.
    4. Seguir orando por el fin del aborto porque las personas de fe sabemos que la oración es más poderosa que todo lo demás y, por lo tanto, no deben cesar las iniciativas constantes de oración por la defensa de la vida. 

No podemos caer en una pelea irracional sobre el aborto y menos con las jóvenes que están en la ideología feminista radical. No podemos tampoco obviar que la sociedad de hoy ya tiene una sexualidad libre y que el matrimonio ya no es el medio para la procreación, aunque nos duela. Sin embargo, tenemos que unirnos todos para luchar por la vida y una de las formas de luchar por la vida es recuperar los valores, la familia, la castidad y la ética moral en todas las personas.


Lo anterior significa que mientras unos luchan por la educación en niños y jóvenes, otros estarán trabajando por las familias y otros directamente en la defensa directa de la vida y contra el aborto, pero todos debemos trabajar unidos por un fin común. Es esencial el conocimiento de médicos y especialistas para la defensa de la vida, pero al mismo tiempo también los testimonios de mujeres que han atravesado este calvario o han sido parte de estos movimientos proaborto. Por otro lado, está también el componente de la oración, importantísimo que no debemos dejar. Así que los que no son médicos o educadores también podemos aportar rezando a Dios que nos ayude.


Finalizo con estas palabras de la Madre Teresa de Calcuta, premio Nobel de la Paz cuando recibió su premio: “La amenaza más grande que sufre la paz hoy en día es el aborto, porque el aborto es hacer la guerra al niño, al niño inocente que muere a manos de su propia madre. Si aceptamos que una madre pueda matar a su propio hijo ¿cómo podemos decir a otros que no se maten? ¿Cómo persuadir a una mujer de que no se practique un aborto? Como siempre hay que hacerlo con amor y recordar que amar significa dar hasta que duela”.

Bibliografía
San Pablo IV, Carta Encíclica Humanae Vitae
https://www.youtube.com/watch?v=3ldAgLzzC9k
https://www.cinemanet.info/2020/07/la-pelicula-provida-mas-importante-del-anounplanned-se-estrena-este-viernes-en-espana/
https://www.cope.es/religion/hoy-en-dia/iglesia-espanola/noticias/lider-femen-quedestapa-verdad-del-feminismo-aborto-20190709_454129
https://es.catholic.net/op/articulos/68297/cat/267/la-conmovedora-historia-deabby.html

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