"Se echan en falta las intervenciones contundentes de Francisco, a ras de suelo" ¿Qué está sucediendo en las altas instancias jerárquicas de la Iglesia católica?

Francisco y León
Francisco y León

"Después de la muerte de Francisco es como si todo se hubiera detenido, incluidos los posicionamientos del papa León XIV y de la cúpula jerárquica de la institución. No se termina de arrancar"

"Se atrevió a nombrar la realidad tal cual es, sin eufemismos ni camuflajes, con independencia del efecto que sus palabras y decisiones tuvieran en los grandes palacios de los poderosos y en los consejos de administración de las trasnacionales"

"Ya no bastan las palabras. Hay que implicarse. Y no solo diplomáticamente"

Da la sensación de que se hubiera producido un vacío en gran parte de la comunidad creyente católica. Después de la muerte de Francisco es como si todo se hubiera detenido, incluidos los posicionamientos del papa León XIV y de la cúpula jerárquica de la institución. No se termina de arrancar.

Francisco, desde el minuto cero, ya dejó claro por dónde iba a caminar: zapatos negros (los suyos de siempre); coche utilitario; ropaje sencillo; alojamiento en Santa Marta, como un vecino más; comensal habitual en el restaurante de la hospedería vaticana; autopresentación, urbi et orbi, como obispo de Roma; petición a sus hermanos creyentes para que rezaran por él; …

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Francisco

No acertó en todo, nadie acertamos, pero era inquieto, buscador, y traspasó muchas líneas rojas vedadas hasta entonces a un papa. Se atrevió a nombrar la realidad tal cual es, sin eufemismos ni camuflajes, con independencia del efecto que sus palabras y decisiones tuvieran en los grandes palacios de los poderosos y en los consejos de administración de las trasnacionales.

Es verdad que han pasado solo tres meses desde el relevo papal, que hay que dar tiempo a Robert Prevost para que se haga con el cargo, y que estamos en pleno verano, estación en la que todo se enlentece y se aprovecha para preparar las líneas de actuación de la actividad posvacacional. Pero, aun con todo, cabe preguntarse: ¿se está produciendo, calladamente, un viraje encaminado a contentar a tirios y troyanos?

Hasta ahora, el lenguaje de León XIV en sus apariciones públicas ha sido más bien devoto:

«Inunden su tierra con la alegría del Evangelio»

«Jesús nos pide hoy construir otras redes: redes de relaciones, redes de amor, redes de intercambio gratuito»

«Que nuestro grito sea por la paz en el mundo, digamos todos: Queremos la paz en el mundo»

«Aspirad a cosas grandes, a la santidad. No os conforméis con menos»

Jubileo jóvenes
Jubileo jóvenes

Las propuestas genéricas, o abstractas, basadas en buenos deseos o ideales, no suelen inquietar, porque las puede suscribir cualquiera. Inquietan las interpelaciones proféticas. Por eso, en medio de un planeta cada vez más secuestrado por la barbarie de la derecha extrema y de la extrema derecha -con la complicidad de unas sociedades aletargadas por el individualismo capitalista, que no tienen el más mínimo reparo en votar a sus verdugos-, expresiones de ese tenor no transforman la realidad si no van acompañadas de gestos y acciones. Se echan en falta las intervenciones contundentes de Francisco, a ras de suelo, como cuando decía: este sistema económico mata.

Los medios no han precisado las circunstancias en las que, hace unos días, León XIV manifestó a los familiares de un joven aquejado de un linfoma grave: «estamos hechos para el cielo». Debido a ello, los comentarios sobre la frase podrían estar desenfocados. Pero no cabe duda de que es una expresión que, si no se matiza, puede evocar una espiritualidad verticalista, ya dejada atrás, en la que el sentido de la vida, aquí, en la tierra, quedaba devaluado. 

Estamos hechos para la vida. «La gloria de Dios es el hombre vivo; la vida del hombre es contemplar a Dios», dijo Ireneo de Lyon. Pero esa contemplación comienza aquí, en la tierra. No hay compartimentos estancos (esta vida y la otra). Todo es un continuum.

En reiteradas ocasiones, León XIV se ha referido al genocidio perpetrado por el Estado de Israel en términos parecidos a «la gravísima situación humanitaria en Gaza, donde la población civil está asolada por el hambre». A Israel nunca le han hecho mella las críticas a sus monstruosidades. A estas alturas, mucho menos. Está dispuesto a eliminar del mapa a todos los palestinos, porque su dios aprueba y bendice sus crímenes, y EE.UU., la UE, Inglaterra, y otros muchos Estados -defensores de la cultura occidental y cristiana- le facilitan los recursos financieros y las armas para llevarlos a cabo.

Una madre abraza a su hijo desnutrido   (MAHMOUD ISSA)
Una madre abraza a su hijo desnutrido (MAHMOUD ISSA) Vatican Media

Llegados adonde hemos llegado, ya no bastan las palabras. Hay que implicarse. Y no solo diplomáticamente. El Vaticano tiene un potencial enorme para resquebrajar el orden mundial establecido por la superestructura que gobierna el mundo. Unas palabras del papa, en línea con el evangelio, y unos cuantos movimientos en el tablero global dejarían muy tocado al cínico statu quo internacional vigente. Sin embargo, pudiera ser que la falsa prudencia y la contemporización estuvieran imponiéndose una vez más, mientras asistimos atónitos, impotentes y en shock al asesinato premeditado y maquiavélico de centenares de miles de inocentes.

Ojalá me esté anticipando y me equivoque.

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