Para proclamar el dogma de la Anunciación de María en cuerpo y alma al cielo Gilles Bouhours: El niño que llevó el ‘secreto’ de la Asunción de la Virgen al Papa Pío XII

Gilles Bouhours
Gilles Bouhours

A pesar de su corta vida, marcada por la enfermedad y una profunda devoción, su encuentro con el Papa Pío XII fue decisivo para confirmar un dogma fundamental de la fe católica

A los nueve meses de edad, Gilles fue diagnosticado con meningoencefalitis, una enfermedad potencialmente mortal en la década de los 40. Tras tres noches sin mejoría, al cuarto día Gilles despertó sin fiebre, respirando normalmente, con un enrojecimiento en forma de cruz en cada mejilla

El 1 de mayo de 1950, Gilles fue recibido en audiencia privada por el Papa Pío XII, presentado por el cardenal Montini (futuro Pablo VI). Solo con el Papa, Gilles compartió el mensaje: “La Sainte Vierge n’est pas morte, Elle est montée au Ciel en corps et en âme” (La Santísima Virgen no murió; subió al cielo en cuerpo y alma)

Este mensaje fue interpretado por Pío XII como el signo celestial que había pedido a Dios para confirmar la proclamación del dogma de la Asunción

¿Un niño de cinco años, artífice de un dogma? Gilles Bouhours, un niño francés nacido el 27 de noviembre de 1944 en Mayenne, Francia, se convirtió en una figura clave en la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen María en 1950.

A pesar de su corta vida, marcada por la enfermedad y una profunda devoción, su encuentro con el Papa Pío XII fue decisivo para confirmar un dogma fundamental de la fe católica.

A los nueve meses de edad, Gilles fue diagnosticado con meningoencefalitis, una enfermedad potencialmente mortal en la década de los 40. Los médicos ofrecían pocas esperanzas, pero una religiosa amiga de la familia, Madeleine, de las Hermanitas de los Pobres, recomendó a sus padres colocar una estampa y una reliquia de Santa Teresita del Niño Jesús bajo su almohada y orar sin cesar.

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Gilles Bouhours

Tras tres noches sin mejoría, al cuarto día Gilles despertó sin fiebre, respirando normalmente, con un enrojecimiento en forma de cruz en cada mejilla, un signo que su familia atribuyó a la intercesión de Santa Teresita.

Este milagro marcó el inicio de una vida infantil marcada por una intensa piedad. Desde los dos años, Gilles mostró una devoción extraordinaria, rezando largas horas y practicando penitencias poco comunes para un niño. A partir del 30 de septiembre de 1947, a los dos años y diez meses, comenzó a reportar apariciones de la Virgen María, la primera en Arcachon, donde describió a la Virgen con un vestido blanco y un velo amarillo.

Estas visiones se repitieron, y en una de ellas, el 15 de agosto de 1948, Gilles afirmó haber visto a la Virgen junto al arcángel San Miguel luchando contra un demonio, descrito como una “gran bestia”. Estas experiencias consolidaron su misión espiritual

Libro de Guiot

El secreto de la Virgen y el viaje a Roma

 El 13 de diciembre de 1948, Gilles, entonces de cuatro años, le confió a su padre, Gabriel, que la Virgen le había revelado un “secreto” destinado exclusivamente al Papa de Roma. Inicialmente, su padre dudó, argumentando la falta de recursos para viajar a la Ciudad Eterna, pero Gilles insistió, afirmando que la Virgen le había asegurado que “sí tendrás dinero para el viaje y todo se solucionará”.

 En efecto, con la ayuda de vecinos y de la providencia, Gilles y su padre llegaron a Roma en diciembre de 1949, pero la audiencia inicial no fue privada, y Gilles se negó a revelar el mensaje en presencia de otros.

Finalmente, el 1 de mayo de 1950, Gilles fue recibido en audiencia privada por el Papa Pío XII, presentado por el cardenal Montini (futuro Pablo VI). Solo con el Papa, Gilles compartió el mensaje: “La Sainte Vierge n’est pas morte, Elle est montée au Ciel en corps et en âme” (La Santísima Virgen no murió; subió al cielo en cuerpo y alma).

Este mensaje fue interpretado por Pío XII como el signo celestial que había pedido a Dios para confirmar la proclamación del dogma de la Asunción. Seis meses después, el 1 de noviembre de 1950, Pío XII proclamó el dogma mediante la constitución apostólica 'Munificentissimus Deus', declarando que la Virgen María ascendió al cielo en cuerpo y alma

Sepultura de Gilles

 Un legado de santidad y un adiós prematuro

Tras cumplir su misión, Gilles continuó experimentando visiones de la Virgen hasta 1958. Su vida, aunque breve, estuvo marcada por una profunda espiritualidad. El 24 de febrero de 1960, a los 15 años, Gilles enfermó repentinamente sin un diagnóstico claro, posiblemente por uremia o asma. Tras recibir la Unción de los Enfermos, confesarse y comulgar, falleció el 26 de febrero de 1960.

En su tumba, en Seilhan, Alto Garona, se grabaron sus palabras: “Amad a Dios y a la Santísima Virgen. Ofrecedles todos vuestros sufrimientos. Y así recobraréis la paz del alma. Gilles”.

Su historia ha inspirado a muchos, y en 2014, el arzobispo de Toulouse, Robert Le Gall, abrió una comisión diocesana para evaluar su posible beatificación. Alain Guiot, escritor francés, ha documentado su vida en varios libros, abogando por el reconocimiento de su santidad. Y es que Gilles Bouhours, un niño humilde, se convirtió en un instrumento de la Virgen María, dejando un legado de fe que resuena en la Iglesia hasta hoy.

Pío XII proclama la Asunción

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