22 de diciembre: IV Lunes de Adviento
Canta o reza el "Magnificat"
Camino de Adviento
22 de diciembre: IV Lunes de Adviento
Texto profético
(Ana, la madre de Samuel), “una vez destetado, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Siló y el niño se quedó como siervo” (1Sam 1, 24).
Texto evangélico
“María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones” (Lc 1, 46-48).
Comentario
Ana, la madre de Samuel, al dar a luz a su hijo y ofrecerlo al templo del Señor, entonó un canto de alabanza: «Mi corazón se regocija en el Señor, mi poder se exalta por Dios» (1 Sam 2,1). María, ante el saludo de Isabel, su prima, exulta de alegría y canta el Magnificat, himno en el que reconoce la acción de Dios en ella.
Unámonos a tantas generaciones que bendicen a Dios por la elección de María, mujer de nuestra raza, que por su maternidad se convierte en verdadera Madre de Dios. Todos los pueblos la invocan con gratitud y confianza, y son muchos los que se acercan a los santuarios marianos para presentar sus necesidades y ofrendas.
La traducción del canto del Magnificat nos ofrece una razón diferente por la que María canta al Señor: porque Dios ha mirado su humildad. Estamos acostumbrados a cantar y a recitar que fue por su humillación; pero quien elige a la Nazarena y la llena de gracia no parece compatible con que la humille.
Propuesta
Canta o reza el Magnificat.
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