'Gatopardismo' eclesial: Carisma, Institución y Sistema

Iglesia comunidad de personas
Iglesia comunidad de personas

¿Cuántas veces nos hemos preguntado si Cristo viniera a nuestro mundo actual qué pensaría de la Iglesia Católica? Sin duda alguna, desde la fe, sabemos que ha estado y está presente en la historia de la Iglesia. Sin embargo, eso no significa que justifica todas las involuciones y barbaridades de la misma

¿Cuántas veces nos hemos preguntado si Cristo viniera a nuestro mundo actual qué pensaría de la Iglesia Católica? Sin duda alguna, desde la fe, sabemos que ha estado y está presente en la historia de la Iglesia. Sin embargo, eso no significa que justifica todas las involuciones y barbaridades de la misma. No es necesario mentar los pecados de la Santa madre Iglesia Católica a lo largo de sus dos mil años de Historia. La “casta meretriz” de san Justino, ya en el siglo II.

Y, ¿entonces, donde estaba el Cristo resucitado para rescatar a su Iglesia de las garras del demonio? ¿Estaba dormido en esa barca zarandeada por los vientos? Podemos afirmar: donde siempre, respetando la libertad de los hombres para actuar lamentablemente muchas veces en su nombre. ¿Hacia donde debería caminar la Iglesia en estos tiempos?

Creemos. Crecemos. Contigo

En primer lugar, desandar muchos caminos y releer su propia historia con sentido crítico para reencontrarse con la frescura del evangelio. Demasiada hojarasca, tradiciones con minúscula, que se han convertido en traiciones. ¡Qué difícil después de tantos siglos, de tanto polvo acumulado, de tantos intereses!

El Concilio Vaticano II significó, en cierto modo, encontrarse justamente las raíces evangélicas. Es necesario reconocer que la Iglesia, desde los primeros momentos, asumió un proceso de institucionalización, cuyas huellas se encuentran claramente en los escritos del Nuevo Testamento. Probablemente sin este proceso su pervivencia hubiera estado comprometida. No obstante, en esos escritos se percibe claramente la huella del carisma, presente en el día a día y las decisiones tomadas. Los ejemplos son innumerables…¿Qué pasó con el paso de los tiempos? Muy sencillo, que prevaleció el hombre que institucionaliza, ya que eso le da seguridad y certezas, mientras que el Carisma nos deja a la intemperie. Y ese lugar es siempre inseguro. La Institución es necesaria, pero tiene que ser dinámica y adaptarse a los tiempos, por el contrario se convierte en un sistema “esclerotizado”. La Iglesia católica ha transitado demasiado de una sana Institución a un sistema perverso.

La Institución es necesaria, pero tiene que ser dinámica y adaptarse a los tiempos, por el contrario se convierte en un sistema “esclerotizado”. La Iglesia católica ha transitado demasiado de una sana Institución a un sistema perverso

El Concilio Vaticano II abrió las ventanas de una Iglesia que necesitaba ventilar unas habitaciones que olían a a siglos de mugre, pero se quedó corto, porque aparecieron los cancerberos del sistema. La Iglesia Católica, a pesar de los muchos intentos de renovación a lo largo de los últimos decenios no termina de romper el sistema en que se encuentra entrampada. El Papa Francisco con su estilo intentó cargarse algunas cadenas de este sistema, pero se topó muchas veces con la férrea oposición de aquellos que lo mantienen y lo alimentan. No fue más lejos en algunas opciones porque no podía traicionar su formación y en otras, por miedo justamente al sistema. ¿Qué significa el sistema?  Que, aunque aparentemente no existe, todo viene condicionado por el mismo. Las relaciones humanas se establecen en base a la fidelidad al sistema. Y lo más importante es que funcione y garantice su pervivencia. Y el sistema en sí mismo es excluyente de todos aquellos que lo cuestionan o contestan. Por eso hace falta un “meneo” del espíritu del Resucitado que remueva las raíces de una Iglesia que puede caer en la terrible tentación de la seguridad del “sistema”. Esencialmente significa no cambiar nada, o si cambia que sea para que todo siga igual. El Gattopardismo eclesial.

60 años de la clausura del Concilio Vaticano II
60 años de la clausura del Concilio Vaticano II

EL Concilio Vaticano II cuestionó la liturgia eucarística, y aunque todavía en nuestros días fuerzas involucionistas y nostálgicas, desearían una vuelta atrás, ya no es posible. La mayoría no nos imaginamos ni siquiera cómo podía ser antes…En este ejemplo la Iglesia demostró la ruptura con un “sistema”, que encerraba la Eucaristía en un mundo fantasmagórico e irreal para la mayoría del Pueblo de Dios.

Pero no olvidemos que el sistema es por naturaleza excluyente: o estás conmigo o contra mi, por eso margina la disidencia. El sistema ha integrado a pederastas, dobles vidas et reliqua, rechaza el acceso ministerial a la mujer, impide el celibato opcional, condenando a la amargura a mucha gente. Promulga a bombo y platillo el diálogo abierto y sincero, una Iglesia Sinodal, pero con sordina y límites. Todo bajo control…

León XIV tiene mucha tarea por delante, pero tendrá que romper muchas cadenas, para preparar a la Iglesia para las próximas décadas. Si no logra que el espíritu evangélico impregne todas las estructuras eclesiales y sobre todo, si no propone gestos proféticos, el sistema se lo comerá. Muchos ponemos nuestra esperanza en su talante orante y reflexivo, y rezamos para que el Espíritu Santo le inspire y le de la fuerza suficiente. Los cambios conllevan necesariamente riesgos y rupturas. La Iglesia a lo largo de la historia ha tenido que dar golpes de timón para responder a la fidelidad evangélica. ¡No apaguemos el espíritu de Renovación!

El sistema ha integrado a pederastas, dobles vidas et reliqua, rechaza el acceso ministerial a la mujer, impide el celibato opcional, condenando a la amargura a mucha gente. Promulga a bombo y platillo el diálogo abierto y sincero, una Iglesia Sinodal, pero con sordina y límites. Todo bajo control…

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