"Tenemos que apreciarle como es, no como quisiéramos que fuera, así valoraremos mejor su Pontificado" Leon XIV: en el punto de mira

Evidentemente, el Papa León, en estas últimas semanas se sentirá observado, analizado y vigilado en sus gestos y palabras. Y como no, también comparado. Sin embargo, la impresión es que es muy natural, sin gestos a la galería, ni nada por el estilo.
La historia del Papa León esconde una riqueza que ha contribuido al fortalecimiento de su personalidad. Un hombre nacido en el seno de una familia católica en Chicago, criado en un barrio sencillo, plagado de inmigrantes, y que sintió bastante joven la llamada al seguimiento
El Papa León nos inspira serenidad y paz. Da la impresión externa que no se inmuta fácilmente ante lo que acontece, pero que lo vive interiormente en profundidad.
Este hombre llenará de mujeres el segundo y tercer escalón de la Curia, y algún primero. Inteligentemente, provocará con naturalidad, sin prisas ni pausas, ese empoderamiento de la mujer.
El Papa León nos inspira serenidad y paz. Da la impresión externa que no se inmuta fácilmente ante lo que acontece, pero que lo vive interiormente en profundidad.
Este hombre llenará de mujeres el segundo y tercer escalón de la Curia, y algún primero. Inteligentemente, provocará con naturalidad, sin prisas ni pausas, ese empoderamiento de la mujer.
| José Luis Ferrando Lada
El reto de todo personaje público es “ser uno mismo y el mismo” en todos los contextos. No debe ser una tarea fácil cuando todas las miradas están puestas en ti. La tentación del “personaje” es, sin duda, permanente. Hace unos años conocí, más o menos de cerca, a un Arzobispo de Valencia, que cambiaba radicalmente cuando se ponía la mitra o actuaba en la sede episcopal. Pasaba en cuestión de segundos de la afabilidad, la cercanía, en incluso el afecto, a la frialdad y la distancia. Posiblemente lo habría aprendido en esos cursos que dan a los obispos noveles en Roma.
Evidentemente, el Papa León, en estas últimas semanas se sentirá observado, analizado y vigilado en sus gestos y palabras. Y como no, también comparado. Sin embargo, la impresión es que es muy natural, sin gestos a la galería, ni nada por el estilo. Y así tiene que ser. Eso es lo que quiere el pueblo de Dios. Cada uno tiene su carisma, su forma de ser y actuar. Por eso ciertos comentarios comparativos no son para nada positivos. Ni hacen justicia al Papa Francisco, ni tampoco al Papa León.
La historia del Papa León esconde una riqueza que ha contribuido al fortalecimiento de su personalidad. Un hombre nacido en el seno de una familia católica en Chicago, criado en un barrio sencillo, plagado de inmigrantes, y que sintió bastante joven la llamada al seguimiento. No obstante, tuvo tiempo para formarse en matemáticas, lo que sin duda le ha dado un plus de reflexión y de paciencia para afrontar los problemas de la vida. Por otro lado, entró a formar parte de los Agustinos, una orden marcada por una fuerte espiritualidad, y muy anclada en la oración y el discernimiento comunitario. Todos estos elementos han ido marcando el itinerario de Roberto Prevost, así como la alta responsabilidad en su Orden y el obispado en Chiclayo. Un coctel cuyo resultado es muy interesante.

El Papa León nos inspira serenidad y paz. Da la impresión externa que no se inmuta fácilmente ante lo que acontece, pero que lo vive interiormente en profundidad. Desde su mirada, denota esa profundidad, es decir, que ve más allá de las apariencias y analiza rápidamente; por otro lado, seguridad, hasta el punto que nos sentimos en buenas manos bajo su tutela. Sus gestos no son espectaculares. Se le nota que le cuesta asumir la popularidad.
Parece que decide por si mismo su agenda, y toma las decisiones que debe, sin sentirse coaccionado por la Curia, que imagino le observa con mucha atención. Y se toma tiempo para tomar decisiones. Esa serenidad connatural le lleva a no precipitarse y a alternar las luces cortas y las largas a todos los niveles con mucha paciencia, que es la que realmente madura las cosas. No obstante, a su ritmo veremos, cambios importantes en la Iglesia.

Le dije a un buen amigo, este hombre llenará de mujeres el segundo y tercer escalón de la Curia, y algún primero. Inteligentemente, provocará con naturalidad, sin prisas ni pausas, ese empoderamiento de la mujer. Me contestó Dios te oiga, y le dije, primero el Papa.
Tenemos que apreciar a Leon XIV en su justa personalidad, como es, no como quisiéramos que fuera, así valoraremos mejor su Pontificado.
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