Obispos jóvenes para una Conferencia Episcopal Española renovada y creíble

El Papa, en la reunion con los obispos españoles
El Papa, en la reunion con los obispos españoles CEE

El próximo mes de marzo tenemos Asamblea Plenaria electiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Me cuentan que han empezado los movimientos y las candidaturas, y que los móviles de algunos prelados echan humo. “Sic transit gloria mundi”.

Necesitamos obispos jóvenes y con ganas de trabajar por sus Diócesis, pero también por la Iglesia Española, que tengan al menos diez años por delante, ya que los retos que nos vienen en todos los ámbitos son importantes y decisivos. Un equipo de obispos puntero y con un entusiasmo eclesial contagiante

Obispos jóvenes para una Conferencia Episcopal Española renovada y creíble

El próximo mes de marzo tenemos Asamblea Plenaria electiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Me cuentan que han empezado los movimientos y las candidaturas, y que los móviles de algunos prelados echan humo. “Sic transit gloria mundi”.

Una vez mas, se plantea el rol de este organismo estatal en relación con los obispados. Desde su creación las conferencias episcopales parecen más una oficina de servicios y de representación, que un auténtico motor de animación espiritual. Es cierto que desde el punto de vista teológico el obispo es el responsable,  por mandato del Papa,  de la Diócesis. Pero esta autonomía no debería llevar, en ningún caso, a inhibirse de las iniciativas de la CEE, sino más bien a secundarlas.   El entusiasmo de algunos obispos en participar en acontecimientos organizados por la CEE deja mucho que desear. Incluso es difícil percibir acciones o pronunciamientos conjuntos contundentes en temas que exigirían una mayor presencia pública. A veces se echa de menos una palabra libre  de los obispos en temas conflictivos. No es fácil hablar en nombre de todos o de una mayoría, pero las Iglesias Nacionales necesitan liderazgos fuertes y creíbles para que el resto de las Instituciones tomen en serio sus reivindicaciones y propuestas en todos los ámbitos. El problema no es de conservadores o progresistas, sino de ser capaces de dialogar a fondo para encontrar los consensos necesarios para que una buena mayoría se encuentren a gusto en las decisiones. Evidentemente las conferencias episcopales no tienen capacidad coercitiva para que sus propuestas aterricen en las Diócesis, ya que esto depende del obispo de turno, pero si persuasiva. Y esto último lo puede hacer un auténtico líder con la suficiente autoridad moral y convicción. 

El problema de la CEE, en estos momentos, es que parece bastante complicado consensuar unas candidaturas que lleven a la Iglesia a recuperar una relevancia institucional significativa. Ni prepotencias, ni añoranzas, pero con humildad encontrar su lugar en un mundo cada vez más plural y alejado de la Religión. 

En estos momentos hay un buen grupo de obispos que deberían dar un paso adelante para asumir el liderazgo de la CEE y también una necesaria animación espiritual conjunta en nuestro país. Desde Roma están hablando claro, y señalando el camino. No se trata de que, como decía el cardenal Tarancón “algunos obispos tienen tortícolis de tanto mirar a Roma”, sino de que la Iglesia Española se sienta más en comunión con la Iglesia Universal y con el Papa Francisco. Necesitamos obispos jóvenes y con ganas de trabajar por sus Diócesis, pero también por la Iglesia Española, que tengan al menos diez años por delante, ya que los retos que nos vienen en todos los ámbitos son importantes y decisivos. Un equipo de obispos puntero y con un entusiasmo eclesial contagiante. No olvidemos que en España muchas páginas del Concilio Vaticano II están todavía por desarrollar. 

Omella y su equipo han trabajado bien, pero hay que arriesgar, sino la prudencia se nos comerá y nos quedaremos cada vez más achicados y achicharrados. Estamos en un momento delicado y decisivo. Y la Iglesia tiene que tener la capacidad de caminar en positivo , sino lo negativo nos achanta…

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