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Primicias antes de la Gran Noticia: la semana en RD

El cristiano está llamado a “despertar” personas (Domingo 5º C TO 06.2.2022)

Jesús, con su Espíritu, saca a la gente de la inhumanidad, del egoísmo y la avaricia

Abre los ojos y reaviva la vida, “dedicada a las buenas obras” (Ef 2,10)

Comentario:no temas; desde ahora serás pescador de hombres” (Lc 5,1-11)

Leemos el llamamiento de los primeros discípulos. Marcos y Mateo sitúan esta vocación al inicio de la actividad pública. Lucas la narra de forma más comprensible, más lógica, tras presentar a Jesús como maestro en las sinagogas (Lc 4,14-30) y sanador taumatúrgico de un endemoniado, de la suegra de Pedro y de “enfermos con diversas dolencias” (Lc 4, 31-44). Transmite así que el seguimiento de Jesús responde a su invitación y a sus obras.

La primera parte (vv. 1-3) coincide con Marcos (4,1s). Contempla a Jesús enseñando, junto al lago, “la palabra de Dios”. Ante la creciente multitud, sube a la barca de Simón y le pide que “la apartara un poco de tierra”. “Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente”. Pastoral de calle o en descampado, al margen de la “sinagoga”, fuera de ámbito sagrado. Es la creatividad del Espíritu en quienes están enamorados del Reino de Dios.

La segunda parte (vv. 4-10) describe una pesca milagrosa, sólo contada por Lucas. El evangelio de Juan habla de otra pesca similar tras la resurrección (Jn 21,6s). Se ponen a pescar por iniciativa de Jesús: “Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca” (lit.: “volved hacia la profundidad y bajad vuestras redes para la pesca”. Simón contesta: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Mejor que “maestro”, “Jefe”. Responde al original “epistáta”: el que está al frente de un grupo. Así le percibe Simón en este momento y le encarga que se haga guía de la faena pesquera. Esta denominación (“epístatês”), seis veces en Lucas, siempre alude al poder extraordinario de Jesús (Lc 8,24.45; 9,33.49; 17,13). “Por tu palabra, (lit.: “en tu palabra”) echaré las redes”. Simón ya había presenciado la curación de su suegra. Su confianza crece hoy por la “redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse” (muy buena traducción de “dierréseto”, imperfecto conativo: “se reventaban, iban a rasgarse”; expresa una acción del pasado que no llega a concluir). La pesca cuantiosa, a mediodía, después de la brega nocturna, es un regalo, un signo de bendición divina, para un creyente. Pedro no se cree digno de tal bendición, sino que reconoce a Jesús, que había tenido la iniciativa, objeto del amor y del regalo de Dios. Más aún le reconoce autoridad divina (“Kyrie: Señor”). Por eso se arrodilla y dice: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”. Lo mismo sienten “Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón”.

Jesús le dice a Simón:no temas; desde ahora serás pescador de hombres”. En Marcos (1,17) se utiliza el término: “halieîs”: marineros, pescadores. Lucas usa “dsogrón”, del verbo “dsogréo”. Verbo de dos lexemas o raíces. El primer lexema “dsáo”: vivir. “Grón”, se origina de verbos distintos: “agreo”: apoderarse, y “egueíro”: hacer levantar, despertar. Este tiene más sentido: “reanimador o despertador de personas”. Jesús reanima, despierta, con su Espíritu. Saca a la gente de la inhumanidad, del egoísmo y la avaricia, y abre los ojos y reaviva la vida para seguir su camino, “dedicado a las buenas obras” (Ef 2,10).

Termina con la narración del seguimiento (v. 11):dejándolo todo, lo siguieron”. Seguimiento absoluto. “Ekoloýthesan”. Este verbo griego (“akoloythéo”: acompañar, ser acólito, seguir) en el Nuevo Testamento sólo se aplica a Jesús. A Dios hay que imitarle en su amor por todos (Mt 5,45; Lc,35). Pero a Jesús, que vivió nuestra vida, hay que seguirle, vivir como él, aceptar sus coordenadas vitales respecto a Dios y a la vida humana.

Oración: “no temas; desde ahora serás pescador de hombres” (Lc 5,1-11)

Jesús, misionero del Padre:

te contemplamos hoy en plena tarea pastoral;

en medio de gente sencilla, junto al lago de Genesaret;

pides al dueño de una barca hablar desde ella;

sentado, enseñas a la gente la palabra de Dios”.

Palabra que sale “de lo que rebosa tu corazón” (Lc 6,45):

si vosotros, aún siendo malos,

sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos,

¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos

dará cosas buenas a los que le piden!” (Mt 7,11);

“¡cuánto más el Padre del cielo

dará el Espíritu Santo a los que le piden!” (Lc 11,13).

La comunidad de Juan conservaba el mismo mensaje:

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito

para que todo el que cree en él no perezca,

sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).

el Padre mismo os quiere...” (Jn 16,27);

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre

para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1Jn 3,1-2).

Ser santo es amar como al Padre del cielo:

que ilumina como el sol la vida de buenos y malos;

que fecunda como la lluvia la vida de justos y pecadores;

“somos la única criatura que Dios ha amado por sí misma;

luego no podemos encontrarnos plenamente a nosotros mismos

si no es en la entrega sincera de nosotros mismos” (GS 24).

Jesús, “reconocido como ser humano por tu presencia” (Flp 2,7c):

“hecho Señor por la resurrección...,

con la fuerza de tu Espíritu, actúas en nuestros corazones;

suscitas el deseo del siglo futuro;

animas, purificas y robusteces deseos generosos

con los que la familia humana trabaja

para volver su vida más humana

y conducir toda la tierra a esta finalidad” (GS 38).

Te contemplamos trabajando con unos pescadores:

no han cogido nada durante la noche;

les invitas a embarcas a la mar profunda;

por tu palabra, echaré las redes”, te dice Simón;

ya había percibido tu fuerza sanadora con su suegra;

ahora siente tu cercanía y afán de compartir su trabajo;

en la cuantiosa pesca nota la bendición divina:

Señor, apártate de mí, que soy un pecador”;

se siente hombre pecador-impuro ante un santo,

bendecido por el Dios de su pueblo.

No temas; desde ahora serás pescador de hombres”:

“reanimador” de personas para vivir en verdad.

Dejándolo todo, lo siguieron”:

comienza a caminar tu nueva familia;

el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos,

ese es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mt 12,50; Mc 3,35; Lc 8,21).

Preces de los Fieles (D. 5º TO 06.2.2022): Por la creación de comunidades adultas

Hoy contemplamos a Jesús construyendo comunidad. Acompaña a unos pescadores a pescar, que era su trabajo. Les anima, a pesar de que no han cogido nada durante la noche, a remar de nuevo a la mar profunda. “Por tu palabra, echaré las redes”, le dice Simón. Pidamos seguir su camino, diciendo: “queremos construir tu familia”.

Por la Iglesia:

- que, siguiendo a Jesús, anime la vida con su Espíritu;

- que cree comunidades adultas, participativas, responsables...

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Por los que presiden las comunidades:

- que “pastoreen” como Jesús, “con entrega generosa”;

- que “se conviertan en modelos de la comunidad” (1Pe 5,2s).

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Por las intenciones del Papa (febrero 2022):

- que “agradezcamos la misión y valentía de las religiosas y consagradas”;

- que “encuentren nuevas respuestas frente a los desafíos de nuestro tiempo”.

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Por nuestra comunidad:

- que sepa repartir tareas conforme al carisma de cada uno;

- que informe con transparencia de su funcionamiento.

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Por los más vulnerables (enfermos, parados, sin techo...):

- que sean preocupación constante de nuestra comunidad;

- que nos acerquemos con corazón sincero a su vida.

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Por esta celebración:

- que recibamos el espíritu misionero y comunitario de Jesús;

- que nos ayude a vivir en comunidad viva.

Roguemos al Señor: “queremos construir tu familia”.

Que tu Espíritu, Jesús de todos, “nos haga dóciles a sus inspiraciones, para que busquemos siempre el bien y gocemos de su consuelo” por los siglos de los siglos.

Amén.

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