¡Alégrense: toda la tierra ha visto al Salvador!
En distintas ocasiones, y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos nos ha hablado por medio de su hijo. ¿Y quién es este hijo? La Carta a los Hebreos afirma: “Es la imagen fiel de su ser y quien sostiene todas las cosas con Su Palabra poderosa”.
Es un hecho inaudito; incluso para el pueblo judío, que Dios había preparado por siglos para el cumplimiento de este acontecimiento; y sin embargo no tuvo la capacidad de reconocer en la persona de Jesús, la presencia del Dios vivo.
Esto ahora nosotros lo celebramos, lo aceptamos y gozosamente lo compartimos particularmente en nuestras familias. Por eso, la Navidad se ha vuelto un acontecimiento de familia.
Y es lo que celebramos y agradecemos a Dios: que nos haya enviado a su hijo asumiendo, desde luego nuestra naturaleza humana. Es decir, se rebajó al punto de mayor humildad.
Por eso, esto que expresa la carta a los Hebreos lo retoma con toda claridad el Evangelio de San Juan que hemos escuchado. Particularmente al final de la lectura de hoy dice: “A Dios nadie lo ha visto jamás. El hijo unigénito que está en el seno del padre es quien lo ha revelado”.
Precisamente la comunidad judía nunca pensó, que vendría Dios mismo a encarnarse. Y ésta fue la dificultad de entender la naturaleza divina y humana unidas en la persona de Jesús. El evangelista San Juan por eso inicia así su evangelio dándonos a conocer la centralidad de nuestra fe.
Ahora, desde el profeta Isaías, que escuchábamos en la Primera Lectura, lo decía de una forma poética, lo que nosotros estamos invitados, a que sea asumido desde nuestro corazón por este regalo magnífico de Dios, de haber enviado a su hijo a encarnarse, hacerse uno de nosotros como camino; es decir, como modelo a seguir; para que no nos equivoquemos, entendiendo qué es lo verdadero y qué no es lo verdadero; y cuál es la verdadera vida; la auténtica vida, que Dios espera de nosotros.
Los invito a que, en la medida en que vaya leyendo, agradecidos con Dios padre, expresemos lo que estamos viviendo en esta Navidad, a través de lo que dice el profeta Isaías: “Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero, que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación”.
Y lo que dice a Sión, “Tu Dios es rey.” Esto es lo que nos invita a asumir hoy el profeta Isaías, y esa es la razón de celebrar la Navidad.
En realidad, Jesucristo ya nació hace 2025 años, ¿pero ha nacido en nuestro corazón?, ¿realmente está reinando en mi interior?, ¿está siendo mi camino a seguir, está siendo mi vida?
Los invito también por ello a que digamos juntos lo que respondíamos cantando en el salmo: “Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria”.
Preguntémonos si es así como le respondemos cada uno: ¿Toda la tierra ha visto al Salvador? Que así sea.