Migajas y astillas

Los charlatanes se cercan de palabras nuevas y cuando estas se agujerean las cambian por otras palabras. Olvidan a los griegos, la Biblia y la historia de su pueblo y que “el viejo no muerde con los dientes sino con los años”. Miran la vida a través de su ideología y de sus teorías ignorando cuando no despreciando sus contenidos: la realidad. Los partidos, sin destruirlo, deberían defenderse de lo que son para llegar a ser aquello para lo que fueron fundador por sus fundadores. La vida del mundo es algo cohesionado, también la vida de cada uno, que solo rompe la muerte. Los que no inventan, en la medida de lo posible, su vida se refugia desesperadamente a la sombra de una bandera o de una ideología agarrados a las faldas de un líder. No conocemos más que migajas de muy pocas cosas, pero nos agarramos a nuestros conocimientos como si de ello dependiese nuestra vida y la vida del mundo, y a nuestros errores cuando son las únicas astillas que atizan el fuego de la esperanza.

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