O Palleiro

Las paredes del bar son la geografía viva de las tristezas, de la envidia y la solidaridad del pueblo. Su historia está impregnada de confesiones y de silencios, de soledades y de tumultos, de lamentos y de risas. El bar es el espejo de la vida del pueblo, el recuerdo de nuestras esperanzas desmedidas y el cementerio de nuestras confusas vidas. El bar está lleno de ecos, de resonancias que vienen de muy lejos o de la puerta más cercana. Uno se puede encontrar en cualquier bar con hombres buenos, delicados, con remansos de paz, con fanfarrones, con hombres fuertes como robles que han perdido la fe en sí mismos hablando y lloriqueando como niños. El bar ayuda al ciudadano a mirar de frente su cercanía. En el bar, los del pueblo se encuentran en su salsa y los de fuera están ahí como arrancados. “Manteigueiro" de Fontercada y “Elena” de Os Blancos ya han abierto. Mañana abrirá “O Palleiro” de Loureses. La vida escapa de todos los pueblos, pero de donde primero se escapa es de los pueblos sin bar.

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