Cuando el alma [Kurz] se vio sola en el desierto y miró hacia el interior y cayó en la cuenta del hueco y el vacío de su alma y de la falta de sentido, gritó: “Horror, horror” (El corazón de las tinieblas). Y de repente todo pierde sentido, todo es como un dibujo en la arena (La peste), todo carece de fundamento y “cuando nos damos cuenta de ello se nos revuelve el estómago” (La nausea). Gautier había escrito: “He perdido por completo la conciencia del bien y del mal”. “Nuestra época siente el inmediato pasado como algo que es urgente reformar desde la raíz […]. Por eso “prefieren servir sin fe bajo banderas desteñidas” (Ortega, El tema de nuestro tiempo). Por ello todo está permitido, todo es líquido, todo es igual. La gente se estaba dejando embaucar por imágenes vacías de sombras como en la cueva de Platón. “Las flores del mal” es un intento de librarse del precipicio que suponía el vacío y el ennui que el autor sentía latir a su alrededor. El vacío y la falta de referencias éticas y filosóficas hace que la crisis económica y social causada por el virus se convierta también en una crisis existencial. Para los creyentes, la fe en Dios es, sin duda, un punto de apoyo. Paradójicamente, este momento será un momento de resurrección de resurrección.