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Omella: “La Navidad debe ser una esperanza que nos comprometa con las personas más vulnerables”

El cardenal de Barcelona pide no normalizar la fragilidad social en la rueda de prensa de presentación del informe FOESSA en Barcelona

Amèlia de Juan, Juan José Omella y Eduard Sala | Cáritas Barcelona

El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, ha recordado este pasado miércoles 17 de diciembre que “el nacimiento de Jesús habla de la fragilidad como punto de partida de la fe cristiana” y que esta vulnerabilidad “es también el origen de la Iglesia y una llamada permanente a poner a las personas más débiles en el centro”. Lo ha hecho en la rueda de prensa de presentación anticipada de los datos del informe FOESSA 2025 de la archidiócesis de Barcelona, en la que también han comparecido Eduard Sala, de Cáritas Diocesana de Barcelona, y Amèlia de Juan, director y jefa del Área Social, Análisis e Incidencia.

El estudio, según la entidad, dibuja un escenario social frágil, marcado por la incertidumbre y la vulnerabilidad creciente. A pesar de la ligera reducción de la exclusión social respecto a 2018, el informe alerta de que se consolida un modelo de sociedad “en la cuerda floja”, en el que aumenta el número de personas que pueden caer en exclusión ante cualquier crisis o contratiempo.

A partir de la Encuesta EINSFOESSA (Encuesta sobre Integración y Necesidades Sociales), realizada durante 2024 a un total de 602 hogares y 1.519 personas de la diócesis de Barcelona, Cáritas y la Fundación FOESSA señalan que casi 4 de cada 10 personas viven en una situación de integración precaria: aunque no se encuentran en exclusión social, se mantienen al límite, en una posición inestable en ámbitos como la vivienda, el trabajo o la salud. A su vez, Cáritas alerta de que cerca del 17% de la población (más de 450.000 personas) vive en situación de exclusión social, un fenómeno que adquiere un carácter estructural.

La vivienda, principal factor de desigualdad

Cáritas ha resaltado que las dificultades para acceder a una vivienda digna y asequible son el principal factor de desigualdad social. Más de una cuarta parte de la población del territorio diocesano —unos 225.000 hogares y 730.000 personas— sufre dificultades relacionadas con la vivienda. Además, los problemas habitacionales se multiplican cuando hay menores.

“Más del 15% de la población cae en pobreza severa tras asumir el gasto de la vivienda. La diferencia entre vivir en alquiler o en propiedad es un factor decisivo a la hora de determinar si se está en riesgo de caer en exclusión social”, ha detallado Amèlia de Juan. Por este motivo, la responsable del Área Social de Cáritas ha advertido que son muchas las personas que se ven obligadas a compartir vivienda para poder hacer frente a los gastos del alquiler, y que el 13,5% lo hace en situaciones de hacinamiento grave. “En 9 de cada 10 hogares donde las personas están hacinadas viven niños o adolescentes. Un niño que vive en estas condiciones difícilmente tiene sus derechos garantizados”, ha remarcado De Juan.

La entidad ha puesto el foco en la infancia como uno de los colectivos más afectados. Uno de cada cuatro menores de edad se encuentra en situación de exclusión social en la diócesis de Barcelona. Los hogares monoparentales, en su mayoría encabezados por mujeres, sufren un riesgo de exclusión 4,5 veces superior al de los hogares sin hijos.

Rueda de prensa celebrada en Barcelona | Cáritas Barcelona

Trabajar ya no protege de la exclusión

En lo referente al empleo, y a pesar de la mejora de los datos globales, el informe constata que trabajar ya no garantiza la integración social. “El 57,5% de las personas en exclusión viven en hogares encabezados por alguien que trabaja. La precariedad laboral, especialmente en el sector servicios —a menudo caracterizado por empleos temporales y de baja remuneración— afecta de manera significativa a jóvenes y personas migradas, que continúan registrando tasas de desempleo más elevadas, a pesar de haber aumentado su presencia en el mercado laboral”, han indicado desde Cáritas.

Por su parte, Eduard Sala ha confirmado que los datos muestran que vivimos en una sociedad en la cuerda floja, donde cada vez más personas se encuentran en una situación de fragilidad permanente. “La vivienda se ha convertido en el principal factor de desigualdad y el alquiler, lejos de ser una solución, es hoy un agujero negro que empuja a muchos hogares a elegir entre cubrir necesidades básicas como la alimentación o pagar el alquiler”, ha lamentado el director de Cáritas Barcelona, recordando que esta realidad golpea con especial dureza a niños y adolescentes, que ven condicionadas sus oportunidades de futuro por el barrio y la familia en la que nacen.

Para Sala, los datos del informe FOESSA confirman que “no fallan las personas, falla el sistema”, y que la sociedad es plenamente consciente de esta realidad. En este sentido, ha destacado que casi dos tercios de la población de la diócesis (64,9%) considera que las administraciones públicas deberían destinar más recursos a los servicios sociales. “Hay una conciencia clara de que las ayudas sociales no son un privilegio, sino una necesidad para vivir”, ha subrayado, recordando que 8 de cada 10 personas están totalmente o bastante de acuerdo en que quienes reciben ayudas sociales las necesitan realmente.

Sala ha remarcado que estos datos interpelan directamente a las instituciones y al conjunto de la sociedad a actuar con responsabilidad y valentía, porque “tener una vida digna no debería depender de la suerte ni de la resistencia individual, sino de un sistema que ponga a las personas en el centro y garantice derechos”, ha concluido.

Finalmente, el cardenal Omella ha asegurado que la actividad de la Iglesia junto a los más vulnerables se ve reforzada por documentos como Dilexi te del papa León XIV, que “reafirma que toda acción social de la Iglesia nace de la dignidad inviolable de cada persona”.

Ante los datos presentados, Omella ha advertido que se consolida una fragilidad social persistente, y que es un factor que no podemos normalizar. “La Navidad no debe ser en ningún caso una evasión ante esta realidad, sino una esperanza que nos comprometa a todos y todas con las personas más vulnerables”, ha sentenciado. Para terminar, el purpurado ha pedido colaborar con Cáritas, especialmente durante estos días de Navidad. “Cuando colaboramos con Cáritas", ha asegurado, "encendemos una luz concreta que llega allí donde más falta hace, y hacemos posible una sociedad más justa y fraterna”.

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