"Sean distintos, porque yo soy distinto" Entonces, como ahora

El reinado de dios había llegado, no era necesario esperar más.

Quien quiera puede hacerlo presente hoy, antes que se acabe el día.

Domingo de Ramos

Entonces, como ahora, la gente esperaba un cambio.
Como ahora, entonces, difícilmente alguien habría sabido muy bien qué cambio exacto era el que esperaba, o cómo pensaba que aquello se diera.
Necesitamos más comida, sí. Pero cuánta y para quién, y cómo distribuirla?
Necesitamos estar sanos, claro. Pero quién nos cura, y por qué nos enfermamos?
Hay mucha miseria que debería extinguirse, por supuesto. Pero, cómo quitarla si casi todo lo que hacemos produce desigualdad?
Alguien ha visto justicia alguna vez? Porque nos estrellamos a diario con la venganza y con la impunidad pero, y la justicia?
La lista es larga si en tu vida has tenido algo de suerte. Infinita si te ha tocado la peor parte de la humanidad. 
Y dios? No puede hacerse presente y arreglar un poco este desastre antes de que nazca otra persona que sólo conozca de la vida el sufrimiento y la desolación?
dios, quizá lo sepas, había sido un encanto de persona que se cruzaba en el camino de los seres humanos con la explícita intención de ser su amigo. Compañero de comidas y de caminos, cómplice en la fuga de toda situación inhumana, cerebro de mil operaciones de solidaridad. Bueno, cuando digo dios, digo Yahveh, digo Yehovah, digo Yhwh, porque ideas de dios había muchas, e imágenes, y religiones según cada idea y cada imagen, porque a veces - casi siempre - la humanidad es como un gran centro comercial en el que la fe es otra vanidad a exhibir. Miren que lindo creo. Pero Yhwh no quiso ni imagen, ni vitrina, ni impulsadores, ni un local estratégico y concurrido. Lo suyo era hacerse cargo del desastre confiando en sus amigos, creyendo en sus amigas, porque a veces - casi siempre - la fe verdadera es una confianza absoluta en alguien que ha confiado en nosotros previamente. Un buen ser este Yhwh eh?
Lo que proponía era que entendiéramos que no estamos solos en el mundo, y que esos otros que estaban a nuestro lado no eran objetos que podíamos utilizar para nuestro beneficio. En aquellos días se llamaba esclavitud y se llamaba Egipto y Asiria y Babilonia, pero aún hoy, 8 décadas después de la declaración universal de los derechos humanos, seguimos usando y siendo usados por gente a la que no nos une el afecto, sino la oportunidad de ganar. Yhwh sugería que tomar la existencia del otro y hacerla propia era la respuesta. Que podemos repartir mejor lo que hay, que podemos entender que acumular es despojar, que a mayor afecto menor necesidad de posesión, que no se necesita una justicia de castigos cuando ha existido una justicia de oportunidades. Que podemos acompañar el dolor sin huir de él, y que ser hermanos y hermanas todos ya es una cura al sufrimiento. Pero nos ha costado trabajo entenderlo. Y seguimos esperando los cambios que no hemos querido hacer.
Cómo eran tiempos de imperios, de dinastías, de monarquías y cortes, a aquella idea de cambio, de revolución total de los valores, la llamaban: el reinado de dios, Malkuta Dallaha en la lengua materna de Jesús de Nazaret, otro buen tipo que entendió muy bien lo que Yhwh sugería, que quiso y se dejó querer por ese dios amigo y se amaron hasta el extremo, y que decidió probar qué pasaría si llevaba esa idea hasta sus últimas consecuencias. Y qué pasó? Pues que luego de un rato con Jesús parecía haber más comida, y menos enfermedad, y desaparecían las razones para negarse a sentir a los otros como partes de uno mismo y dejarse ser parte de alguien más. Que la religión pasó de la vitrina a la habitación y dejó de ser hambre - los fariseos y su ayuno - para ser alegría y fiesta - Jesús y sus banquetes - en la que se acabaron los rezos para que cada persona supiera que podía hablar con dios cara a cara como cualquiera habla con sus amigos. Yhwh dejó de ser un funcionario a órdenes de rituales y procedimientos, para entrar en el cuarto de sus hijos y a puerta cerrada contarles que no tenía nada que reprocharles porque nos conoce demasiado bien como para no saber que si fallamos también fue por deseo de vivir, y para tomarnos de la mano y reparar juntos lo que hayamos dañado. El reinado de dios había llegado, no era necesario esperar más. Quien quiera puede hacerlo presente hoy, antes que se acabe el día.
Iba Jesús a la capital de su país a celebrar la fiesta de la pascua, una vieja celebración de los pastores (de verdad, de los de ovejas) en la primera luna llena de la primavera, cuando su pueblo recordaba las hazañas con las que Yhwh les había hecho fugarse de todo lo que significaba opresión y sufrimiento, para mostrarles cómo podían vivir sin todo aquello (La tierra prometida siempre fue una manera de ser pueblo, no una zona geográfica escriturada) siendo otro tipo de familia, de raza, de pueblo, no marcado ya por los linajes ni la sangre sino por la capacidad de acoger y proteger. "Sean distintos, pues yo soy distinto" decía Yhwh. Y entrando a la ciudad, en medio de la fiesta, algunos de aquellos que entonces - como ahora - esperaban un cambio, gritaron que Jesús era lo que estaban esperando. Y sí, lo fue, pero de un modo muy distinto, porque su papá, Yhwh, es bien distinto.
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