La muerte del auxiliar de Madrid, la exhortación papal o el síndrome post aborto, en el #resumensemanal de RD Dos años de genocidio. ¿Es posible la paz?

Este martes se cumplen dos años de la masacre en Gaza. Dos años de los inaceptables atentados y secuestros de Hamás, dos años de una injustificable respuesta, un genocidio brutal, por parte de Israel. Se cumplen entre la esperanza por una solución que ponga fin a tanta muerte, y las dudas sobre si el alto el fuego será, de verdad, prólogo de una paz justa. Solo podrá haberla bajo dos Estados, en la santa tierra donde nació Jesús

Lo que sí parece es que la continuidad con Francisco está asegurada: lo hemos visto en su encuentro a los diez años de la Laudato Si, o en la firma de su primera exhortación apostólica, una nueva apuesta de una iglesia pobre y para los pobres, y cuyo contenido conoceremos el jueves

Muchos se han echado las manos en la cabeza con la designación de Sarah Mullally como arzobispa de Canterbury, mientras no se les caen los anillos sabiendo el sueldo que cobra un responsable de transparencia contratado por filtrar, y después ocultar, un estudio sobre las víctimas. Así nos van las cosas

Buen domingo, este es el resumen semanal de Religión Digital. Una semana que nos ha sacudido con la inesperada muerte de José Antonio Álvarez, uno de los obispos auxiliares de Madrid. Con apenas 50 años. Nos vamos haciendo viejos, ya hay obispos de nuestra edad, y más jóvenes.

Su partida ha dejado mucho dolor en una Iglesia, la de Madrid, que sigue apostando por la apertura y la sinodalidad, mal que les pese a algunos, los de siempre, que no respetan ni a los muertos. Vaya nuestro cariño al cardenal Cobo, al obispo Vicente y, en su nombre, a todos los que viven la fe en Madrid.

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Este martes se cumplen dos años de la masacre en Gaza. Dos años de los inaceptables atentados y secuestros de Hamás, dos años de una injustificable respuesta, un genocidio brutal, por parte de Israel. Se cumplen entre la esperanza por una solución que ponga fin a tanta muerte, y las dudas sobre si el alto el fuego será, de verdad, prólogo de una paz justa. Solo podrá haberla bajo dos Estados, en la santa tierra donde nació Jesús y donde, días después de su arresto, seguimos sabiendo poco de los integrantes de la flotilla de la paz. Cuesta decir mucho más desde nuestros cómodos sofás.

Gaza
Gaza AFP/SIR

En España, nuestros obispos han lanzado una petición de fin de la violencia, de todas las guerras, sin llegar a pronunciar la palabra genocidio. Sí lo ha hecho el Papa León, que no tiene la visibilidad pública de Bergoglio, pero que sí encuentra espacios propios para ser él mismo, en mitad de la reorganización que pretende el aparato curial: los martes en Castel Gandolfo nos darán más de un titular. Lo que sí parece es que la continuidad con Francisco está asegurada: lo hemos visto en su encuentro a los diez años de la Laudato Si, o en la firma de su primera exhortación apostólica, una nueva apuesta de una iglesia pobre y para los pobres, y cuyo contenido conoceremos el jueves.

León XIV
León XIV

Los de siempre, exaltados, convocan vigilias de ‘reparación’ tras el Jubileo LGTBIQ+, se alteran por la bendición del agua (sólida, pero agua, ¿o qué es un bloque de hielo?) o, en nuestras fronteras, invitan a los ideólogos del MAGA a un congreso que nació, en su día, con la vocación de ofrecer voces a todos los católicos y que hoy languidece enredado en sus prejuicios, en sus miedos.

También se han enredado, los obispos, no el Papa, con el tema del síndrome post aborto. Y muchos se han echado las manos en la cabeza con la designación de Sarah Mullally como arzobispa de Canterbury, mientras no se les caen los anillos sabiendo el sueldo que cobra un responsable de transparencia contratado por filtrar, y después ocultar, un estudio sobre las víctimas. Así nos van las cosas.

El president Illa, primer político español en encontrarse con el Papa. La visita de León a Barcelona en junio, y la beatificación de Gaudí, sobre el papel. Pero, sobre todo, el aire fresco de saber que se puede ser cristiano y socialista, y debatir con un obispo, y ver al Papa, y que nadie, salvo los de siempre, se escandalicen. ¿Hay esperanza? En este Jubileo, sigamos confiando. Y rezando para que la paz, por fin, sea una realidad. Y no sólo en Tierra Santa.

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