SIETE SALMOS MÍSTICOS (Xabier Pikaza)
17-19 Noviembre Cites. Avila
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Hacia una bioteología posible de nuestro interior.
El texto esencial de oración de la biblia son los salmos, unos de tipo más personal, otros más comunitario, históricos, legales y sapienciales; de guerra y de paz, de amor a Dios y a los hombres…. Muchos están vinculados al templo y su liturgia, todos a la vida del pueblo de Dios. En conjunto, leídos desde Jesús, ellos ofrecen la mejor experiencia de la mística cristiana.
Entre todos ellos quiero destacar en este curso siete salmos místicos, no porque otros no lo sean, sino porque éstos lo son de modo más intenso, como iré mostrando (explicando y aplicando), en la línea de mi estudio Enséñanos a Orar. El libro de los Salmos (VD, Estella 2023):
1. Mística del Cosmos: Cuando contemplo el cielo, Sal 8
Muchos cantan a Dios en el mundo, como Sal 29: La voz del Señor sobre las aguas)
Hay unos 20 salmos de mística de la naturaleza, como he puesto de relieve en Vocabulario final de mi libro de los salmos. Entre ellos comentaré Sal 8, con Sal 29, canto de los siete truenos retomado y comentado en forma emocionada por Ap 10, 1-7. Ante los truenos y toques de aviso y amor de Dios en el mundo seguimos morando los cristianos.
En el principio está según eso la experiencia cósmica de Dios, en la línea de una “ecología mística”, desarrollada en la iglesia por Francisco de Asís (Hermano sol, hermana luna) y Juan de la Cruz: Mi amado, las montañas… El Papa Francisco (Laudato sí…) nos ha invitado a empezar a empezar así nuestro itinerario, desde el principio de una espiritualidad de la infancia (de la boca de los niños de pecho…), vinculada al descubrimiento de la grandeza del hombre en: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
2. Mística de interioridad. Tú me sondeas y me conoces. Sal 139
Ahora conozco como en un espejo borroso. Entonces conoceré como soy conocido (1 Cor 13)
El mayor horror sería un Dios que nos vigila para castigarnos. El mayor amor es Dios que nos mira y sostiene, nos crea y hermosea con la luz de su mirada (y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los/nos dejó con su hermosura. Por la mirada/palabra de Dios hemos nacido; en ella vivimos, nos movemos y somos. Este Dios que nos sondea y así vive en nosotros, aparece en este salmo como “rehem” (vientre de amor: tú me formaste tus entrañas, me tejiste en tu vientre materno…
Este tema reaparece en Sal 22 y de un modo especial en 2 Mar 7: El mundo entero es vientre materno de Dios en quien somos y nacemos…Por otra parte, conforme a una mística mariana (desarrollada por ejemplo por Elkhart), nuestra vida es vientre de amor en el que Dios nace, como saben otros salmos y textos del AT, retomados por Pablo en Rom 8 (¡dolores de parto!) y en 1 Cor 13: Dios nos conoce y concibe. y nosotros también le concebimos, como sabe Juan de la Cruz diciendo que respiramos con la misma respiración de Dios (B 39 y Llama).
3. Mística de camino y comunión.Como busca la cierva corrientes de agua… Sal 42
Salmo del creyente desterrado. Relectura desde Juan de la Cruz: Como ciervo huiste…
Un sacerdote del templo, desterrado en las montañas del Norte (Hermón), contempla al ciervo que brama y corre buscando aguas de vida de su Dios. “Así me alma te busca”, Dios mío, entre rocas y cataratas de estruendo: Tus torrentes y tus olas me han arrollado…
La recreación más poderosa de este salmo la ofrece Juan de la Cruz, en el Cántico, pero el orante no busca ya a Dios como ciervo, sino al mismo Dios Escondido de amor (como ciervo huiste habiéndome herido…). Entre el amante desterrado de Sal 41-42 (sicut cervus ad fontes aquarum) y el amante buscador que corre tras el “ciervo vulnerado” se despliega toda la mística cristiana. Hay otros salmos que ponen de relieve ese motivo. Pero la comparación de este salmo con el Cántico de Juan de la Cruz es motivo sobrado de contemplación ycamino.
4. Mística de encuentro: Epitalamio. Sal 45
Comentario histórico-teológico, con interpretación y aplicación esponsal
Éste es un salmo histórica y temáticamente complejo que la tradición ha vinculado al Cantar de los Cantares, y ha interpretado como canto de amor humano (abierto al amor de Dios) y canto de amor divino (abierto al amor humano). Ha sido entendido desde antiguo en forma mística, pero debe ser profundamente reinterpretado, pues de lo contrario el amado seguiría siendo un guerrero sanguinario, opuesto a Dios (y a Cristo). La esposa aparece además como “mujer sometida” (cf. Juan de Ávila, Audi Filia, 1556, un libro “condenado” `por la Inquisición), en contra de la mujer de en el NT (y de la novia del Cordero del Apocalipsis).
Éste es un salmo “necesario”, pero debe ser situado y reinterpretado desde el evangelio, revisando la figura de Dios (Señor guerrero) distinguiendo las dos mujeres (madre-reina e hija-novia). Sólo así, podrá y deberá ser entendido como expresión de mística de amor y comunión en Dios, para varones y mujeres, desde Cristo. Así lo he mostrado en mi comentario, superando los estereotipos de un hombre y una mujer que no responden al amor del evangelio..
5. Mística del perdón: Misericordia, Dios mío, por tu piedad... Sal 51
Ascética de fondo de toda mística. Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos
Éste salmo “penitencial se ha interpretado en forma ascética, como si trazara un camino previo de “conversión”, en la línea de Juan Bautista y de la primera semana de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio… (¿desde las primeras moradas de Santa Teresa?). en el esquema de Juan de la Cruz, este salmo correspondería a la Subida (aunque él no quiso que lo cantaran en su lecho de muerte).
Sin duda, este salmo tiene elementos penitenciales, pero se trata de una “penitencia gozosa”, enamorada, propia de aquel que al saberse amado sabe y siente que su vida puede cambiar, pues el mismo Dios le cambia y recrea en su amor, superando expresiones menos afortunadas, como la que dice “en pecados me concibió mi madre”. Dicho esto, pienso que este salmo ha de ser leído (rezado, recuperado) desde la experiencia más alta del perdón y de la gracia. Sólo un hombre o mujer que se sabe perdonado y amado puede entender este salmo y rezarlo, confesando sus pecados de un modo agradecido, en la línea del Padre Nuestro.
6. Mística de la Cruz. ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? Sal 22.
Salmo israelita, lamento de Cristo en la Cruz, canto esencial del cristiano
Éste es el salmo de la “mística” de la Cruz, que debe leerse y orarse desde la experiencia judía más honda del “abandono de Dios”, al que debemos acompañar y ayudar en la línea de Etty Hillesum. Es un salmo complejo, con una experiencia intensa de abandono de Dios (Santo abandono, sabiendo que venimos de Dios y en el somos). Es, al mismo tiempo, un salmo de abandono de los hombres. Allí donde los hombres luchan entre sí, y se matan unos a otros, Dios se identifica con los asesinados, hambrientos… (Mt 25, 31-46).
Este abandono forma parte de la revelación de Dios en la historia, como proclaman los evangelios de Marcos y Mateo poniendo en boca de Jesús estas palabras (que han podido ser recreadas por Juan de la Cruz: Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo, y dejéme …). En esa línea, en su segunda parte (22, 20-32), éste es un salmo de victoria pascual: el orante que ha compartido con Jesús el camino de la muerte, penetrando con las mujeres de Mc 16, 1-8 en su tumba sabe que éste es un salmo de pascua.
7. Mística pascual: Siéntate a mi derecha. El sacerdocio de Melquisedec Sal 110
Salmo israelita y cristiano (Hebreos). Todo creyente es sacerdote según Melquisedec
Este salmo es quizá, con Sal 45, el más complejo de todos los salmos. Es posiblemente un canto pre-israelita (jebuseo), contrario al sacerdocio levítico de Jerusalén, pero más tarde (hacia el siglo IX-VIII a.C.) se aplica a los reyes-sacerdotes davídicos de Jerusalén, concebidos como hijos de Dios, vencedores sobre todos los enemigos, con un tipo de violencia militar casi insoportable (amontonará cadáveres, aplastará cabezas…). La traducción de los LXX (siglo III a.C.) lo reinterpreta mesiánicamente y los cristianos lo aplican a Jesús (Mc 12, 36 par)
Este salmo ha sido recreado por la carta a los Hebreos, que presenta a Jesús como principio de un sacerdocio universal (no ministerial), aplicado a todos los creyentes, varones y mujeres. Jesús es sacerdote al dar su vida por todos, penetrando así en el “cielo de Dios”, y con él son sacerdotes todos los que comparten su vida asumen su camino. En esa línea, la mística sacerdotal de Sal 110, recreada por Jesús, forma parte de la vida más honda de todos los creyentes que son, en él y con él, sacerdotes de la nueva alianza de Jesús, según el orden de Melquisedec.
Desarrollo del curso
- Se comentará en cada clase un salmo, en sentido histórico (AT), cristiano (desde Jesús) y actual (en el contexto nuevo del siglo XXI)
- El profesor seguirá básicamente su comentario: Enséñalos a orar. El libro de los salmos, lectura cristiana, VD, Estella 2023, con apuntes complementarios que ofrecerá como material de estudio posterior al final del curso.Hay numerosos comentarios populares y pastorales a los salmos. Entre ellos, los más importantes en lengua castellana son: L. Alonso Schokel, Salmos I-II, Verbo Divino, Estella 1882; H. Kraus, Salmos I-II, Sígueme, Salamanca 1993
Hay otros libros muy importantes en la Biblia, tanto en el AT (Génesis, Éxodo, Isaías, Job, etc.) como en el NT (evangelios, cartas...) pero quizá, entre todos, el más complejo, enigmático y profundo es este libro de Sal mos. Ningún otro abarca tantos temas y ofrece tantas interpretaciones: 150 visiones de conjunto de la acción y presencia de Dios, con la experiencia personal y social de los creyentes, desde la perspectiva del templo de Jerusa- lén. Ese templo ha tenido muchas limitaciones, y ha sido criticado, y en un sentido condenado, por Jesús; pero en otro sentido ha sido un laboratorio esencial de oración, como sabe el mismo Jesús cuando afirma que ha de ser«casa de oración para todos los pueblos» (Mc 11,17; con cita de Is 56,7).
Muchos problemas que se exponen (cantan y debaten) en los salmos son todavía los nuestros, pues los salmistas nos han enseñado a escuchar, buscar, sentir y decir lo que somos ante el misterio de Dios, en el corazón de la vida. Solo podrá entenderlos de verdad quien se introduzca en su dina- mismo religioso y teológico, divino y humano, en el sentido profundo de la palabra. No hace falta ser expresamente creyentes para entenderlos, pero desde la dinámica más honda de diálogo con Dios Vida puede entenderse mejor su sentido.
En esa línea he querido escribir y exponer esta «lectura cristiana», es decir, religiosa y mesiánica de los salmos. Quiero que los lectores y orantes de este libro (de los salmos) admiren su lenguaje, entiendan su discurso, pero quiero, sobre todo, que ellos puedan introducirse en su «dinámica» espiritual, cantando y bailando, llorando y riendo con la Biblia de Jesús. Mirados así, los salmos son un clave de la cultura universal, un testimonio excelso de poesía, de experien-cia estética, espiritual, humana, un don y regalo del judaísmo, antiguo y moderno, entendido y aplicado de un modo especial por Jesús, en la tradi- ción cristiana.