Dinamizador de los estudios desde la comisión permanente, hace balance de los últimos cuatros años Germán Gavín: "La formación de la HOAC es nuestro gran tesoro"

Germán Gavín
Germán Gavín

Germán Gavín, trabajador técnico y militante de la diócesis de Madrid, ha sido el encargado de dinamizar la formación desde la comisión permanente de la HOAC en estos últimos cuatro años

Cumplido su mandato, hace un repaso de su experiencia y agradece la ayuda “inestimable” de las adjuntas, del grupo de trabajo y del equipo de ponentes

En el caso de la HOAC y los movimientos lo tengo más claro que nunca: somos especiales e imprescindibles dentro de la comunidad eclesial

(Noticias Obreras).- Germán Gavín, trabajador técnico y militante de la diócesis de Madrid, ha sido el encargado de dinamizar la formación desde la comisión permanente de la HOACen estos últimos cuatro años. Cumplido su mandato, hace un repaso de su experiencia y agradece la ayuda “inestimable” de las adjuntas, del grupo de trabajo y del equipo de ponentes.

-¿Cómo ha sido tu experiencia al frente de esta responsabilidad dentro de la Comisión Permanente de la HOAC?

-Por un lado, ha sido como encontrar un maestro sobre la Iglesia sin haberlo programado. Mi conocimiento de las estructuras de la Iglesia o sobre la doctrina era superficial y, a través de publicaciones, libros y encuentros, ahora conozco mejor la tarea de la Iglesia y de la propia HOAC. Veo que en determinados asuntos me manejaba con dos ideas básicas y que hay mucho en lo que profundizar.

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Creo que la misión de la Iglesia es muy necesaria hoy a pesar de las deficiencias que tenemos –estas a veces se convierten en la única información que la sociedad tiene sobre la Iglesia–. Por eso, la presencia de los movimientos en la sociedad es necesaria y nuestro impulso para mejorar la Iglesia, también.

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En el caso de la HOAC y los movimientos lo tengo más claro que nunca: aunque en ocasiones utilizamos ritos muy antiguos, estamos al día. Sondeamos la actualidad y nos manchamos con la cultura actual. Somos especiales e imprescindibles dentro de la comunidad eclesial.

En el ámbito de la formación he avanzado personalmente mucho en aprender sobre los medios complementarios a la formación, como los cursillos y encuentros generales.

Yo diría que mi aportación no ha sido intelectual, sino más bien la aportación necesaria, aunque incompleta, en mi caso, de quienes estamos comprometidos en las organizaciones de la clase obrera.

Siempre que he tenido oportunidad, he intentado subrayar la importancia de cuidar dos ideas fundacionales de la HOAC: el compromiso entre las personas del mundo del trabajo y nuestra metodología: la revisión de vida y el método de encuesta como forma de acercarnos a ella. Nos formamos haciendo el Ver- Juzgar-Actuar junto con nuestro compromiso.

-¿Qué fortalezas y debilidades has podido descubrir en los materiales, planos, métodos y práctica de la formación de la HOAC?

-La eficacia de nuestra formación se mide en la cantidad de hoacistas que se comprometen y ahí tenemos una calificación buena. Por supuesto que debemos mejorar, pero nuestra formación, o el movimiento si se prefiere, nos está llevando continuamente a crecer como militantes obreros cristianos, a acercarnos al mundo obrero, reunión tras reunión, año tras año en cada Ver-Juzgar-Actuar en cada nueva redacción de nuestros planes personales y evangelizadores, en cada planificación diocesana, etc.

"La eficacia de nuestra formación se mide en la cantidad de hoacistas que se comprometen y ahí tenemos una calificación buena"

Luego ocurre que, en ocasiones, tomamos como formación lo que hacemos en las reuniones de equipo. No siempre nos daremos cuenta de que nos formamos cuando reflexionamos cristianamente sobre las acciones de nuestro compromiso o cuando actuamos según hemos reflexionado. Y que esto genera una actitud de militancia permanente, las 24 horas del día, una espiritualidad militante. Y al mismo tiempo educa una mirada profunda, que busca ser la de Dios Padre-Madre sobre los acontecimientos de la vida; educa una escucha atenta a su Ser, a su deseo para la humanidad, una conexión personal que va formando nuestra mística: la mística hoacista.

HOAC | Hermandad Obrera de Acción Católica

-Dada la experiencia, ¿cómo es valorada por los y las militantes la práctica formativa en la actualidad?

En los análisis que hacemos de los planos formativos o los cursillos queda claro que la formación de la HOAC no solo es nuestro gran tesoro, sino que es querida y elogiada siempre por la militancia. El movimiento emplea muchos recursos para mantenerla al mejor nivel posible y eso es muy apreciado.

Pero lo más importante es escuchar a militantes contar cómo la formación les ha ayudado a crecer desde ser buenas personas a ser apóstoles en la sociedad, cómo les ha cambiado la vida.

-¿Qué mejoras considera que habría que seguir impulsando y qué otros aspectos habría que mantener?

-Es esencial cuidar lo que el propio método nos invita a hacer. Es decir, tener un lugar de compromiso entre las personas del mundo obrero desde el que actuar y observar la realidad, la vida; llevar esa vida al equipo para que extraigamos lo que tiene de profundo, de divino; y que sintamos a qué nos llama para volver entre las personas de nuestros ambientes a continuar la construcción del Reino.

La actualización de nuestros planos, medios y materiales es una tarea permanente. Y lo es tanto la pedagogía o imagen como el lenguaje, que es algo que nos reclaman continuamente. Una parte de la labor en la responsabilidad de Formación es actualizar nuestros medios de formación. Necesitan adaptar continuamente su lenguaje y su pedagogía a los tiempos actuales, a las personas del mundo obrero de hoy y en esto es inestimable la ayuda de las adjuntas, del grupo de trabajo de Formación o del equipo de ponentes.

-En estos tiempos de aceleración e incertidumbre, ¿qué papel puede jugar la formación en la HOAC y qué condiciones deben dar para aprovechar las posibles potencialidades?

-Un aspecto importante de nuestra formación es que nos invita a parar la vida en un fotograma determinado. Pararnos nos ayuda a que la vida esté en nuestras manos, la dirijamos ya la vez nos ayuda a detectar y disfrutar lo bueno que contiene. En cada Ver-Juzgar-Actuar, tomamos hechos de la vida, que para otras personas son anécdotas, nos detenemos en ellos y los elevamos a la categoría de “hitos en la historia del pueblo y de la Iglesia”. Después, para profundizar, reflexionamos y recordamos los fundamentos de nuestra fe de modo que nuestro actuar no está siempre dirigido por la actualidad o las estructuras en las que participamos sino por nuestras creencias. Y finalmente nos hacemos conscientes de que nuestras acciones no son insignificantes y mucho menos infructuosas: sabemos que son una aportación necesaria en la construcción de ese mundo mejor que propugnaba Jesús de Nazaret. Es decir, la formación nos ayuda a reposar esa vida acelerada y le aporta un sentido trascendente.

Y claro, esto necesita de esas condiciones que sugiere la pregunta: cuidar una actitud de humildad y apertura a las aportaciones del resto del equipo o de la diócesis; tiempo personal para repasar nuestra vida, para reflexionarla, para preparar las reflexiones que queremos compartir con nuestra pequeña comunidad; buscar espacios para dialogar con Jesús para conectarse en lo íntimo con el Padre-Madre, para escuchar al Espíritu. 

La HOAC imparte el curso “Historia del trabajo y del movimiento obrero” |  Diócesis de Córdoba

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