Seis meses después, los obispos siguen sin contestar a la petición de Justicia sobre los archivos de abusos Juan Cuatrecasas: "La Iglesia busca que nos cansemos"

Plenaria de la Conferencia Episcopal
Plenaria de la Conferencia Episcopal

El portavoz de la CEE argumenta que se enteraron del requerimiento “por los medios de comunicación” y que ya contestaron por la misma vía

Las víctimas, indignadas: “La Iglesia Católica tiene una deuda con sus víctimas y en vez de atenderlas, reconocerlas y repararlas siguen utilizando su ya cansino ejercicio de malabarismo en aras de ganar tiempo, prolongar los plazos y huir hacia delante”

Los obispos no van a entregar al Ministerio de Justicia los archivos de los casos de pederastia conocidos o investigados en las diócesis española... ni van a contestar al requerimiento del Gobierno. Así lo dejó claro el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, en unas declaraciones a El Mundo en las que confirmaba que el 7 de febrero tuvieron conocimiento de la reclamación del Ministerio, “pero primero por los medios de comunicación. Y contestamos por la misma vía que ni el Ministerio puede sin más solicitar datos a una institución ni la Conferencia tiene los datos que, en este caso, son de las Diócesis, Congregaciones religiosas y Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede”.

“Ese mismo día por la tarde [7 de febrero] llegó la carta, a la que no hemos respondido”, subraya Argüello, quien insiste en que “no ayuda a abordar el problema en su magnitud poner los ojos sólo en ella (en la Iglesia)”. 

Las víctimas responden

Las palabras del portavoz de la CEE han sido recibidas con estupor por parte de las víctimas. “Parece como si la Iglesia, en lugar de pretender justicia y verdad, buscara que nos cansemos de pedir ambas cosas, como si buscaran solventar estos graves delitos, estas violaciones de los derechos humanos y esta cuestión de salud pública, utilizando la más inconsistente de las respuestas : el silencio público y la mala fe privada”, denunció el presidente de la asociación Infancia Robada, Juan Cuatrecasas.

Juan Cuatrecasas, presidente de la Asociación Infancia Robada
Juan Cuatrecasas, presidente de la Asociación Infancia Robada

“No ayuda poner los ojos solo en la Iglesia, pero tampoco ayuda ponerlos en el resto de ámbitos y con respecto a la iglesia ponerse una venda”, apuntó el padre de la víctima del 'caso Gaztelueta' (víctima de abusos en el Opus Dei), quien añade que “la paciencia tiene un límite: la situación es insostenible”.

“Son muchas las promesas, interminables las peticiones de perdón pero su exceso sin otras consecuencias, resulta a estas alturas poco creíble al tiempo que colaboran más bien poco en ajustar las piezas necesarias del puzzle que los jerarcas católicos se empeñan en seguir desordenando”

, lamenta Cuatrecasas, que subraya cómo “tras reunirnos con Monseñor Blázquez, y consensuar una esperanza en el Motu Proprio del Papa Francisco, nos encontremos ahora con otra negativa para colaborar con la Fiscalía del Estado”.

La Iglesia católica tiene una deuda con sus víctimas”

“La Iglesia Católica tiene una deuda con sus víctimas y en vez de atenderlas, reconocerlas y repararlas siguen utilizando su ya cansino ejercicio de malabarismo en aras de ganar tiempo, prolongar los plazos y huir hacia delante”, resalta el presidente de Infancia Robada, que recuerda que “son las víctimas quienes han tirado siempre del carro armadas de fe y esperanza, y es la iglesia quien siempre nos convierte en verdugos sin serlo. No sirven más plazos ya, tampoco mas promesas de actuación que nunca llegan a buen puerto”.

“Es hora ya, en fin, de que la iglesia española esté a la altura de las circunstancias, y atienda a los poderes públicos como debe hacerlo, dejando de lado excusas y humillaciones, y reconozca con valentía y misericordia a sus víctimas y castigue con firmeza férrea a sus delincuentes”, concluye Cuatrecasas, quien exige “la denuncia transparente por parte de la Iglesia de sus propios delincuentes”.

“Lo contrario seguirá colaborando en una insufrible e injusta doble victimización de los seres humanos, que con independencia de su edad, fueron un día abusados y agredidos sexualmente en nombre de Dios y con un imperdonable abuso de autoridad, mediando trampas y tremenda malicia”.

Asociación Infancia Robada
Asociación Infancia Robada RD

Comunicado de Infancia Robada

No ayuda poner los ojos solo en la Iglesia. Pero tampoco ayuda ponerlos en el resto de ámbitos y con respecto a la iglesia ponerse una venda como las presentes en las ruinas de Herculano. Creemos en Asociación Infancia Robada, en donde por cierto llevamos meses ocupándonos de víctimas de agresiones sexuales procedentes de todos los ámbitos de nuestra sociedad, que la paciencia tiene un límite y que la situación de la jerarquía eclesiástica en relación a sus delincuentes y sus víctimas es ya insostenible. Son muchas las promesas, interminables las peticiones de perdón pero su exceso sin otras consecuencias, resulta a estas alturas poco creíble al tiempo que colaboran más bien poco en ajustar las piezas necesarias del puzzle que los jerarcas católicos se empeñan en seguir desordenando. No es de recibo que tras reunirnos con Monseñor Blázquez, y consensuar una esperanza en el Motu Proprio del Papa Francisco, nos encontremos ahora con otra negativa para colaborar con la Fiscalía del Estado. La Iglesia Católica tiene una deuda con sus víctimas y en vez de atenderlas, reconocerlas y repararlas siguen utilizando su ya cansino ejercicio de malabarismo en aras de ganar tiempo, prolongar los plazos y huir hacia delante. Son las víctimas quienes han tirado siempre del carro armadas de fe y esperanza, y es la iglesia quien siempre nos convierte en verdugos sin serlo. No sirven más plazos ya, tampoco mas promesas de actuación que nunca llegan a buen puerto. Siempre hemos defendido el diálogo como instrumento de trabajo, la transparencia en las actuaciones, la humildad en nuestro modo de proponer soluciones y ya cada minuto que pasa nos seguimos sintiendo maltratados, ofendidos y vilipendiados. Como si la iglesia en lugar de pretender justicia y verdad, buscara que nos cansemos de pedir ambas cosas, como si buscaran solventar estos graves delitos, estas violaciones de los derechos humanos y esta cuestión de salud pública, utilizando la más inconsistente de las respuestas : el silencio público y la mala fe privada.
Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur.
Llevamos mucho tiempo buscando la concordia para la colaboración, el diálogo frente al enfrentamiento, la palabra frente a la estaca y solo hemos logrado proveniente de la jerarquía eclesiástica ofensas, acusaciones y fariseos golpecitos en la espalda.
Hemos usado incluso el audietur et altera pars, pero es evidente que incluso haciendo el esfuerzo de escuchar a la otra parte sólo hemos oído cantos de sirena.
Cuiusvis hominis est errare, nullius nisi insipientis in errore perseverare. Quien persevera en su falta, en este caso hablamos de menores de edad abusados y agredidos, hace de la necedad su defecto. Es hora ya, en fin, de que la iglesia española esté a la altura de las circunstancias, y atienda a los poderes públicos como debe hacerlo, dejando de lado excusas y humillaciones, y reconozca con valentía y misericordia a sus víctimas y castigue con firmeza férrea a sus delincuentes.
Amoto quaeramus seria ludo. Esto no es una broma, es un tema de suficiente peso como para que las excusas desaparezcan y el trabajo bien hecho las supere. El descrédito de la institución no es culpa de las víctimas, es culpa de los victimarios y de quienes los han escondido, justificado, convirtiéndose en cómplices y encubridores de uno de los delitos más graves que se pueden cometer. Delitos que atentan contra el desarrollo normalizado de la personalidad de un ser humano. Delitos que dejan la condición de pecado en un mal menor.
En Asociación Infancia Robada siempre y a pesar de todo mantendremos un cauce de comunicación pero creemos que ha llegado ya el instante inaplazable de acciones concretas que reconozcan y reparen a las víctimas, más allá de las insuficientes peticiones de perdón. Acciones que incluyan sin más demora, la denuncia transparente por parte de la Iglesia de sus propios delincuentes. Lo contrario seguirá colaborando en una insufrible e injusta doble victimización de los seres humanos, que con independencia de su edad, fueron un día abusados y agredidos sexualmente en nombre de Dios y con un imperdonable abuso de autoridad, mediando trampas y tremenda malicia.
Reiteramos pues nuestras exigencias y pedimos tanto a la iglesia como a los poderes públicos un cambio de rumbo que no puede ni debe hacerse esperar ni un minuto más.

Juan Cuatrecasas Asua
Presidente y portavoz de la Asociación Infancia Robada.

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