Organización y vida religiosa en la provincia de Burgos (12) Bufonadas musicales del pasado.

Hemos aludido en páginas anteriores a referencias sobre conductas de clérigos y frailes en la literatura de todos los tiempos.

 También la música, tanto culta como popular, recoge anécdotas jocosas que la melodía resalta todavía más. Dada mi relación profesional con la música, sobre todo de la Edad Media y Renacimiento, traigo aquí algunos ejemplos extractados de los cancioneros renacentistas de Palacio, Medinaceli, Sablonara y la Colombina con algún que otro añadido. Hoy se puede añadir la música en YouTube. 

Una de las más jocosas, con letra de Góngora y música de Mateo Romero dice así:

Cura que en la vecindad – anda con desenvoltura – ¿para qué le llaman cura – si es la misma enfermedad?   1.Al cura que seglar fue – y tan seglar se quedó – que, aunque órdenes recibió – con más desorden se ve – pues de sus vezinas sé – que perdió la continencia, - no le hagan reverencia – pues se hace paternidad. 2. Cura que a su barrio entero - trata de escandalizallo – ya no es cura sino gallo – de todo aquel gallinero – si enferma con su dinero – a la más que toca el preste – no es dinero sino peste – por tan mala calidad. 3. Si una y otra es su comadre - de cuantas vezinas vemos – de oy más su nombre mudemos – de cura en el de compadre – Y si le llamara padre – algún rapaz tiernamente – la voz de aquel inocente – misterio encierra y verdad [Sigue]

Del Cancionero de Palacio entresaco las canciones que siguen:

  1. D’aquel fraire flaco y çetrino – guardaos dueñas d’él que es un malino. 1.Ni dexa (1) moça ni casada – beata o monja encerrada – que d’él no ha sido tentada – y este es su oficio de contino. 2. Para mantillas y pañales – vendió o empeñó las decretales – y el malo con todos sus malos – no teme juizio divino.3. La moça que vee livianilla – no dexa el buen fraile de seguilla – y hasta tomalla en la losilla – jamás no la pierde de tino [Sigue]
  2. El abad que a tal hora anda - ¿qué demanda? 1. Demanda merçed, señora – suplica tu galardón – y que afloxe su pasión – en tan solo una hora – Quéxase porque empeora. 2. Lo que demandáis, señor – no se os puede otorgar – porque las cosas de amor – no son de vuestro manjar – antes las debe olvidar (Siguen dos más)
  3. No me le digáis mal, - madre a fray Antón – que le tengo en devoción. 1. Madre, yo no niego – qu’él burla conmigo – y de aqueste juego – siempre le castigo – Mil vezes le digo: - “Padre, tentación” – No me le digáis mal – que le tengo en devoción 2. Quando estamos juntos – anbos de rodillas – sácame por puntos – algunas cosillas – háseme cosquillas – en el coraçón… (siguen 6 más)
  4. Otro tal misacantano – quizá no veréis hogaño. 1. Quien le ve ansí mansico – bien piensa que es muy borrico – pues yo bien os çertifico – que sabe más de un engaño. 2. La forma de su beber – no se puede ya creer – bebe más que botiller – ni francés ni italiano.

De la biblioteca de Hernando Colón, Cancionero de la Colombina, este jocoso villancico (1):

Pínguele respinguete – qué buen San Juan es este. 1. Fuese mi marido - a ser del arzobispo, - dexárame un fijo – y fallóme cinco. Dos hube en el Carmen – dos en San Francisco 2. Los fijos del Carmen son asaz tan lindos  - que visten estambre – con hebras de lino. 3. Los de San Francisco – ya predican fino – que piden bocado – y gustan del vino.

En el Cancionero de Medinaceli se encuentran estas dos obras, la primera un diálogo entre una joven y un fraile mendicante, con una estructura musical nada frecuente:

- Ay Jesús, qué mal fraile y qué ynportuno! ¡Dios os ayude!, digo. --Amén. Para que estéis mejor conmigo   ---Ay, qué fraile enojoso y pedigüeño! No hay pan, no hay pan que daros    ---Ni yo quiero otro pan que contemplaros- a vos.    ---¿A mí? ¡Ay Dios qué ceño! ¡Marica, toma un leño!     ---¿Por qué llamáis favor? Deçid, señora,- pues no os ha de valer la compañía.      ---¡Ay madre, ay madre mía!        ---¡Callad un poco agora  [Ay, ay, ay, ay], callad traydora!            ---¡Corre Marica, corre, presto, socorre! ¡Dale, dale más! Tris tras, tris tras. ¡Dale en la corona! Ja, ja, ja, ja. Corrido va hecho una mona.

La segunda, fue compuesta por Juan Navarro, un gran compositor, discípulo de Morales, maestro de coro, que trabajó en Salamanca, Ciudad Rodrigo, Valladolid, Ávila  y sobre todo en la catedral de Palencia. Debía ser persona de genio pronto, porque su marcha de Salamanca se debió a la bofetada que le propinó a un sochantre en el mismísimo coro de la catedral. En Ávila se enfrentó al cabildo por el dinero que le debían. De él es esta bella obra, donde una monja lamenta y deplora su situación (CMMedinaceli, 35):

  1. Ay de mí, sin ventura – ay, vida trabajxosa entre paredes – ay, qué estrecha prisión son estas rredes – cárçel molesta, oscura; – torno fiero, enojoso, avaro, esquivo – abrasarte vea yo de fuego vivo. – Ay, qué regla tan pesada – triste coro importuno - ¿para qué fue beldad y gracia en uno – no habiendo de ser vista ni gozada? – Ay qué gran sinrazón, qué ley tan fuerte – que nos dé libertad – sola la muerte.

Otro gran compositor, Juan Vásquez, incide en el mismo tema de rechazo a ser monja:

Agora que sé d’amor – me meteys monja – ay, Dios, qué grave cosa. 1. Agora que sé d’amor de cavallero – agora me meteys monja en el monesterio – Ay, Dios, qué grave cosa [Sigue].

Estos asuntos relacionados con clérigos deshonestos y monjas rebeldes es tema común en toda la Europa cristiana. Traduzco dos obras de Orlando di Lasso, flamenco y uno de los tres compositores más prolíficos e importantes de la Europa renacentista: Il estoit une religieuse y Un jeune moine.

  1. Érase una religiosa de la orden del Ave María – locamente enamorada de un Pater. El Pater, todo lleno de amor, su cuerpo añudó con el suyo. La abadesa se enteró, vino y preguntó qué estaba pasando. Entonces respondieron uno y otro: El Pater y el Ave María se han fundido en un Paternoster.
  2. Un joven monje, al salir del convento – se topó con una monjita de cuerpo gentil. Y se puso a pedirle si a ella le apetecía bailar una danza alta o una danza baja. ¡Dios santo!, mira monje, tú no serías capaz siquiera de menearte (Vous ne brinbalerez pas) [Sigue]

Respecto al amor al dinero y afán de riquezas y por regresar a nuestra diócesis de Burgos, recuerdo aquí una carta que se encuentra en la Biblioteca Nacional relativa a los bienes acumulados por un arzobispo, Francisco Manso de Zúñiga (1587-1656), al que en su tiempo llamaron “el Opulento”. Imposible cuantificar en dinero actual las riquezas por él acumuladas e inventariadas a su muerte en su palacio de Arcos de la Llana. Dimos cuenta de este asunto el 4 de febrero de 2020 en este blog. Éste es el inicio de la carta:

Trescientos mil doblones, veintisiete talegas de a mil reales de a ocho cada uno, y diecisiete barras de oro de a seis libras cada una y una inmensidad de joyas, más de cincuenta sortijas, quince pectorales todos de diamantes, ‘cient’ docenas de platillos de veinte de a ocho cada uno; y se ‘a’ dicho que se ‘a’ hallado otra cantidad de barras de oro de más de cien mil ducados… [sigue prolija relación]

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  • (1) Para distinguir el fonema g (de gallo o guirnalda) del fonema g (de gemir o gigante), ya desde antiguo este último fonema fricativo gutural se cambió por la “x”, letra que concuerda con la grafía de la Ji griega (X). A partir al menos del siglo XIV , o antes, y casi hasta el siglo XIX encontramos palabras como “exemplo, exército, quexa, Ximénez, Quixote, Axarquía, México, Texas” etc. que se deben pronunciar con jota.

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