Una digresión didáctica sobre los “espirituales negros” - I

 Una somera lista de “espirituales negros” que alguna vez hemos interpretado:

Goin' down dat lonsome road; Go, tell it on the mountains; Nobody knows de trouble I've seen; When Israel was in Egypt land; There is a balm in Gileah; Deep river; Free at last...

¡Tantos, tan profundos, tan inspirados, tan emotivos!

Todos hemos gozado de sus melodías, arrebatadas unas, profundas otras; alegres o inspiradamente tristes; todas con referencias bíblicas al sufrido pueblo de Israel; todas proclamando la liberación...

La Iglesia ha recuperado alguno de estos cantos para su liturgia, "El pueblo gime de dolor", "Ven, ven Señor no tardes", "Junto a ti al caer de la tarde", etc.

Dado que provenían de una comunidad sumida en la esclavitud, el simbolismo de la libertad --del pecado--, las ansias de una patria nueva --el cielo--, la esperanza de un libertador --Jesús-- parecían algo normal dentro de una profunda religiosidad que aportaba un poco de consuelo a vidas sobremanera envilecidas por la opresión, el trabajo y los castigos. El pueblo africano esclavo veía un símbolo de su desgracia en el pueblo de Israel encarnando al pueblo negro esclavo.

Nada más lejos de la realidad. Para la creencia, los símbolos se hacen realidad o al menos eso dicen; para la vida, la realidad se hace símbolo, utilizando a veces términos prestados. Éste es el caso del pueblo negro esclavizado, que usó para sus fines todo el arsenal de los predicadores evangelistas.

Los auténticos cantos "espirituales negros" utilizaron de manera artera las creencias cristianas de sus amos ---estos sí protestantes convencidos y soberbiamente creyentes-- para una finalidad: ESCAPAR. Entra dentro de lo lógico, de lo posible, que sí, que aportaran "algo" de consuelo en el "mientras tanto", pero no era ése el motivo real. El contenido de los mismos y determinadas referencias a rutas de evasión confirman lo que la historia dice.

Las creencias de la comunidad negra, si alguna le quedaba, eran animistas. El cristianismo quedaba muy lejos todavía de la supuesta conversión “a fortiori” que sufrió esta comunidad.

Aparte de lo que diremos, no es lógico pensar que hubiera una transmutación, una conversión tan rápida en tan poco tiempo, de tal profundidad e intensidad y tan hondamente sentida y cantada. Y más una conversión a la fe de sus amos, de quienes provenían todos sus males y desgracias.

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