Necesidad de la oración

Orar
Una vez preguntaron a San Vicente de Paúl sobre el tiempo que se debía consagrar a la oración, a lo cual respondió:“Es bueno de dedicarle una hora, excepto cuando estamos muy ocupados y que uno no tiene tiempo, en este caso dos horas son necesarias”. Esta respuesta es contraria a lo que nosotros acostumbramos a hacer. Si tenemos muchas cosas para hacer en la jornada estamos tentados de recortar el tiempo dedicado a estar con el Señor:“Señor, tengo tantas cosas para hacer hoy, mañana ya estaré más tiempo contigo”, esto es lo que suelo hacer en estos casos. Con todo el recuerdo de la frase de este gran santo es para mí de una buena ayuda. Y me lleva a lo que dijo Jesús: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5). Porque si tengo muchas cosas para hacer, necesito tener la cabeza clara y el que me puede guiar no es otro que el Espíritu Santo. Hay que saber distinguir lo urgente de lo esencial.

Tampoco puedo escudarme en que el Señor ya me sacará de apuros y yo me tome las tareas a realizar con ligereza, no, es aquello del refrán “a Dios rogando y con el mazo dando”. Cuando pienso que yo soy todopoderoso mal ando y no recogeré de mi trabajo el fruto deseado, ni seré la salvación del mundo. El mundo ya lo ha salvado Jesús con su muerte y resurrección. “Nosotros somos unos pobres siervos que no hemos hecho más que lo que teníamos que hacer” (Lu 17, 10).Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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