"¿Qué haría Jesús de Nazaret? Estoy casi seguro de que no las destruiría" José I. González-Faus: "¿Hay que quitar las pinturas de Rupnik? Sus magníficas obras de arte no deben ser destruidas"

San Isidro y Santa María de la Cabeza, en los murales de Rupnik
San Isidro y Santa María de la Cabeza, en los murales de Rupnik

"No discutimos sobre el juicio que merece Rupnik sino sobre el destino que merecen sus obras"

"Mi argumento es una simple razón de coherencia: es injusto tratar de maneras diferentes a delincuentes iguales"

"Si destruimos las obras de Rupnik habrá que destruir también toda la capilla sixtina del inmoral Miguel Ángel; habremos de deshacernos de todos los cuadros de fra Filippo Lippi"

1.- Quede claro sobre qué discutimos. No sobre el juicio que merece Rupnik sino sobre el destino que merecen sus obras. De Rupnik se puede decir lo peor: su conducta ha sido innoble, canallesca, gravemente pecadora tendríamos que decir, si la palabra pecado no estuviese hoy más devaluada que el peso argentino. Pero ahora no tratamos de la maldad del otro sino de nuestra reacción ante esa maldad.

2.- Mi opinión es que las magníficas obras de arte de Rupnik no deben ser destruidas.

3.- Mi argumento es una simple razón de coherencia: es injusto tratar de maneras diferentes a delincuentes iguales.

Si destruimos las obras de Rupnik habrá que destruir también toda la capilla sixtina del inmoral Miguel Ángel; habremos de deshacernos de todos los cuadros de fra Filippo Lippi: pues las Vírgenes María que él pintaba eran una hermosa novicia (Lucrezia) con la que había dormido la noche anterior (¡qué ofensa tan grande para la Inmaculada!)[1]. También habrá que borrar de la Biblia todos aquellos salmos de los que conste la autoría de aquel rey David, machista adúltero y asesino. Y podría citar otros ejemplos más. Por esta misma razón me opuse a que se deje de cantar el “Tú has venido a la orilla” del abusador Gabaraín, sin que eso signifique dejar de reconocer y de condenar su carácter de abusador.

Capilla Sixtina
Capilla Sixtina

4.- Mi temor es que esa reacción destructora quizás busque tranquilizar falsamente nuestras conciencias y fomente una de las peores inclinaciones que todos los humanos llevamos dentro (y hoy particularmente): confundir el hambre de justicia con la sed de venganza. Simone Weil se cansó de gritar contra eso, pero no parece que (precisamente en Francia) se le haga mucho caso en este punto. En el fondo es un modo de dar salida al inquisidor que todos llevamos dentro: porque, sin duda alguna, hemos progresado mucho en cuanto al juicio exterior, ya que hoy no quemamos vivos a los herejes. Pero no hemos progresado casi nada en nuestra calidad interior: pues al inquisidor todos lo llevamos dentro: y al castigar a un hereje, lo que se siente mejor no es nuestra conciencia sino nuestro ego.

5.- Quizás me equivoco. Pero intento preguntar a lo más profundo de mí mismo qué haría hoy Jesús de Nazaret con las pinturas de Rupnik. Y estoy casi seguro de que no las destruiría.

[1] Que esa conducta se debiera a que (según cuentan los historiadores del arte) el padre de fra Filippo lo había metido en el convento a los 7 años porque no podía alimentarlo, es otra cuestión. Pero nos recuerda que no conocemos nada de la historia previa de tantas malas gentes. Y nos debe llevar a decir con Francisco de Asís: “yo, en su lugar, habría salido más pecador”…

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