“La catedral de Iskenderun fue completamente destruida, se derrumbó. El episcopio está totalmente inservible pero gracias a Dios no hay muertos. Desafortunadamente, hay cientos de víctimas en Gaziantep, Kahramanmaras y en el área de Antioquía". Paolo Bizzeti, vicario apostólico de Anatolia, muestra con toda su crudeza la istuación en la zona tras el terremoto que se ha cobrado la vida de más de 4.000 personas por el momento, en una catástrofe humanitaria que no hace sino aumentar cada hora.

Bizzeti, que también presidente de Caritas Turquía, conversa con la agencia SIR, y califica la situación de "un desastre total". "Todos los edificios han quedado inhabilitados", aunque en la comunidad cristiana local, por el momento, "no se registran víctimas”.