La Conferencia Episcopal la creó para acoger sus reflexiones para el Sínodo EEUU: ‘Región 16’, la (no) diócesis de LGTBI+, víctimas de abusos, presos y alejados de la Iglesia

Diversidad sexual
Diversidad sexual James A. Molnar

Es una de las cuestiones que han surgido durante la primera fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad: ¿quién escucha a los que están en los márgenes, a los alejados, a quienes se sienten, siendo creyentes, excluidos por la Iglesia?

¿Le interesa a alguien lo que puedan pensar, sentir, necesitar los que encuentran consuelo y esperanza en Jesús, pero no logran acomodo en la Iglesia?

Es una de las cuestiones que han surgido durante la primera fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad: ¿quién escucha a los que están en los márgenes, a los alejados, a quienes se sienten, siendo creyentes, excluidos por la Iglesia? ¿Le interesa a alguien lo que puedan pensar, sentir, necesitar los que encuentran consuelo y esperanza en Jesús, pero no logran acomodo en la Iglesia?

En algunos países, y por iniciativa propia, estos católicos se han reunido para atender la llamada a la reflexión sinodal realizada por el papa Francisco y ofrecer sus propios informes. En los Estados Unidos, por ejemplo, una total de 110 grupos católicos no sinodales, entre los que se encontraban -según informa el National Catholic Reporter- presos, estudiantes universitarios, activistas del clima, personas LGBTQ, supervivientes de abusos sexuales del clero, profesionales de la salud, defensores de la reforma de la Iglesia y católicos de edad avanzada, entre otros, hicieron su propio itinerario sinodal.

Banderas arcoíris
Banderas arcoíris Y.Y.

Pero, ¿a quién entregar esos informes de síntesis como han hecho las diócesis? Estos colectivos están a las puertas de las estructuras, no hay lugar para ellos en lo institucional. Las reflexiones de las 178 diócesis estadounidenses se habían repartido en 14 regiones, más otra destinada a las deliberaciones de las eparquías de rito oriental. Pero, ¿y ellos?

Fue entonces cuando alguien propuso la ‘Región 16’, que fue aceptada por la Conferencia Episcopal, para dar entrada a los informes de los grupos católicos no diocesanos y que formasen parte de las síntesis que han enviado a la Secretaría General del Sínodo a finales de agosto pasado. 

Los informes llegados a la ‘Región 16’, según informa NCR, inciden en cuestiones similares a las de las otras ‘regiones’ –“una Iglesia acogedora que llegue a los marginados, especialmente a la comunidad LGBTQ, y que permita a las mujeres servir en posiciones de liderazgo, incluyendo el ministerio ordenado”, pero también subrayaron otros temas que les preocupan, como el cambio climático, la situación de los presos, las preocupaciones de los universitarios o la sensación de traición experimentada por las víctimas de abusos sexuales del clero.

Abusos en el seno de la Iglesia
Abusos en el seno de la Iglesia

Hay en esos informes, según señala el citado portal informativo, el dolor que expresan “muchos católicos LGBTQ+” ante “una profunda lucha interna al tratar de reconciliar su orientación sexual e identidad de género con su identidad como católicos”, “ya que muchos de sus compañeros se preguntan a menudo: ‘¿Cómo puedes ser ambas cosas?’".

El informe sinodal de este grupo grupo dice: "Creemos que la Iglesia nos da un fundamento, un hogar, un medio para discernir y una conexión con el Cuerpo de Cristo y el Espíritu Santo. Lo que creemos que falta en la Iglesia de hoy es el Espíritu y las acciones de Jesucristo".

También hay cabida aquí a las deliberaciones de 46 víctimas de abusos sexuales, que quieren dejar claro que “la crisis no está en el pasado; el abuso sexual sigue ocurriendo en la Iglesia católica”. "Mi abuso comenzó en 2018. No entiendo por qué no dicen la verdad. Es ahora. Necesito que reconozcan que es ahora", dijo una víctima.

Abusos sexuales en la Iglesia
Abusos sexuales en la Iglesia

En general, este colectivo de la ‘Región 16’ deja un clarísimo rastro en sus informes de “que sienten dolor, ira, tristeza, vergüenza y estrés postraumático mucho tiempo después del abuso inicial” y que “a menudo son ignorados, desechados y rechazados por sus comunidades eclesiásticas”. Así pues, no es extraño, que hablen de “una profunda pérdida de confianza en la Iglesia”. "Pasé de ser una católica devota a sentirme traicionada y desilusionada por los abusos y el encubrimiento", dijo una víctima citada por el NCR.

Ahora, el dolor de todos estos colectivos de la ‘Región 16’, pero también sus esperanzas, va a ser escuchado en un sínodo mundial.

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