Corredor-Matheos 3. UN PEZ QUE VA POR EL JARDÍN

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
06 oct 2016 - 11:22
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Tres años después de publicar “El don de la ignorancia”, da a conocer el autor de “Carta a Li Po” su importante poemario “Un pez que va por el jardín” (2007). De la presentación del libro con que la editorial “Tusquets” arropa la edición, seleccionamos dos lúcidas descripciones que nos introducen con sabio pulso en la dinámica sencillez, la intensa transparencia de sus versos:

Este libro, sin renunciar a la desnudez enunciativa, a la sencillez y tersura del lenguaje, que le emparenta también a la poesía pura de Emily Dickinson y William Carlos Williams, explora formas más enunciativas, poemas más extensos, y la herencia hispana de poetas como Garcilaso, Gustavo Adolfo Bécquer y, particularmente, Juan Ramón Jiménez…”

Corredor-Matheos entiende el poema como una visión detenida de lo fugaz, una cristalización del fluir o una aprehensión del destello que los objetos o el paisaje ofrecen al sujeto. Su expresión despojada y autosuficiente, y su tonalidad serena le inscriben en una tradición bien reconocible de poetas esenciales, intensos e indagadores del propio lenguaje dentro la literatura española, como Antonio Gamoneda o Antonio Colinas, de los que se siente próximo.”

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Y ABREN NUEVOS CAMINOS EN LOS PLIEGUES DEL AIRE

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Los versos del primer poema "Los pájaros rebuscan..." ¿no evocan la enseñanza de Jesús cuando afirmaba: Mirad cómo las aves del cielo no siembran ni cosechan ni guardan en graneros, y el Padre celestial las alimenta?” (Mateo 6,26). Identificándose el poeta con la armonía del Universo, admira su perfección, toma lecciones de vida. Reconociendo, por supuesto, la soledad del hombre libre (“No hay nadie que me guíe”). Para comprender mejor y disfrutar más la excelencia del primer poema de hoy sugiero las siguientes reflexiones de Alfonso González Calero:

Un pez que va por el jardín” transita por las sendas tan límpidamente trazadas en el libro anterior, reincide en el tema de la nada o vacío positivo, ahonda en el gozo de ser y de estar vivos, en la felicidad sosegada de la contemplación (Corredor-Matheos es, quizás, el poeta español actual que más se aproxima a lo contemplativo, entendido como un estado y una vivencia), en el reconocimiento que nos devuelven las criaturas de la Naturaleza (la paloma, el perro, el viento, el gorrión, sobre todo el árbol). La Naturaleza es para el poeta el lugar de encuentro con lo trascendente. Corredor-Matheos se sabe parte no diferenciada de un todo que es la «Naturaleza».

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LOS PÁJAROS REBUSCAN…

Los pájaros rebuscan

en la tierra,

beben en esos charcos

dejados por la lluvia

y abren nuevos caminos

en los pliegues del aire.

¿Hay alguien que los guíe

o todo está a su alcance

sin que lo hayan buscado?

Como ellos rebusco

en la tierra que piso,

entre hojas caídas.

Como ellos también,

todo lo espero

del aire que respiro.

No hay nadie que me guíe,

pero cómo agradezco

que el aire que despeina

mis cabellos

haga volar los pájaros.

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AL AIRE DE SU VUELO

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Protagonistas de estos versos: el viento y la paloma, dos “seres” de la naturaleza que el poeta llamará hermanos, en trance franciscanista. Paloma y Viento se personalizan, preguntándose Corredor-Matheos por su necesaria presencia y efectos benéficos. El sentimiento central de este acontecimiento personal es la alegría: “¿En qué profundidad / tan luminosa / nace el gozo que el viento / me procura?” También se explora la nube del misterio: “¿En dónde está el secreto / de esta limpia alegría?”

El final es proactivo: el buscador que se pregunta y duda interrumpe su rumiación y se decide al compromiso: “No he de preguntarme / nada más, / sino unirme ya al viento / y la paloma, / al aire de su vuelo…” Al fondo de esta experiencia lírica, nos llegan ecos del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz cuando, por ejemplo, escribe (estrofa 13): “Vuélvete, paloma, / que el ciervo vulnerado / por el otero asoma / al aire de tu vuelo, y fresco toma.” Recordemos, finalmente, el exultante poema “Olvidan lo que son…”, de “El don de la ignorancia”, cuando, al echar a volar los pájaros, exclama el poeta: “Alzan el vuelo, / y yo vuelo con ellos…”

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AL SALIR A LA CALLE…

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A mi hermana

Al salir a la calle,

este golpe de viento

me saluda

y me siento de pronto

despertar

del más profundo sueño.

La paloma que pasa

frente a mí

parece conocerme,

y yo me reconozco.

¿Quién le habrá dicho al viento

que iba a salir de casa?

¿En dónde está el secreto

de esta limpia alegría?

¿En qué profundidad

tan luminosa

nace el gozo que el viento

me procura?

¿Y de qué me conoce

esta paloma?

¿Qué nos une a los dos

y que yo habré olvidado?

¿Son hermanos el viento

y la paloma,

y yo también de ellos?

¿Sienten esta alegría,

sin mezcla de dolor?

No he de preguntarme

nada más,

sino unirme ya al viento

y la paloma,

al aire de su vuelo.

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Y SOY FELIZ TAMBIÉN BAJO ESTA FINA LLUVIA

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Cerramos página con los versos de “Si a este inocente pájaro…”, tercer poema por hoy de seres alados, con los que se identifica tan a menudo el poeta de la fusión mística con la naturaleza y el todo. Alguien preguntó un día al lírico mancheño: ¿hay una suerte de panteísmo real o deseado en su poesía? Estas fueron las primeras reflexiones de su respuesta:

“Creo que, como han hecho notar algunos poetas, en el momento de la creación eres uno con lo real. Te fundes con todo. No se trata de panteísmo. Panteísmo es creer que todo es Dios, pero lo que dicen muchas religiones, sobre todo las que podríamos llamar más elaboradas o evolucionadas -qué difícil es usar las palabras adecuadas- no se refiere a que todo sea Dios, sino que todo es manifestación suya, y podemos entender que es, como nosotros mismos, manifestación del único Ser. Sí, la naturaleza, como lo real primigenio, pero también toda la realidad en su conjunto. Y fundirme con ella, quizá más que en ella, y no separar lo real de lo imaginario, lo superficial de lo profundo, lo físico de lo metafísico, lo sagrado de lo profano…”

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SI A ESTE INOCENTE PÁJARO…

Si a este inocente pájaro

nada le importa más

que gozar del instante

e ignora que ha nacido

y que ha de morir,

¿por qué habrá de importarme

a mí, si es mi vida

corta como la suya

y soy feliz también

bajo esta fina lluvia,

ignorándolo todo?

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JOSÉ CORREDOR-MATHEOS

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Premio Nacional de Poesía 2005

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1. Carta a Li Po

EL SOL TODO LO ABRE

¿PARA QUIÉN MECE EL VIENTO...?

HA LIMPIADO LA LLUVIA...

2. El don de la ignorancia

¿ES EL MAR EL QUE BRILLA...?

POCAS COSAS DESPIERTAN...

OLVIDAN LO QUE SON...

3. Un pez que va por el jardín

LOS PÁJAROS REBUSCAN...

AL SALIR A LA CALLE...

SI A ESTE INOCENTE PÁJARO...

4. Imagen y poesía

¿QUÉ SOLEDAD AFLIGE...?

LOS BRILLOS DEL CRISTAL...

HACE CRECER LOS ÁRBOLES...

5. ¿Puede todo vivir sin dios que le sustente?

SI AHORA MIRO EL CIELO...

ALGO QUE NO HA NACIDO...

NO, LOS MUERTOS NO HABLAN...

6. Sin ruido

EN TUS CUADROS, EL CUERPO...

IMAGENES. PLAZUELA DE LA ADUANA

¿ES SOLO UN CALCETÍN...?

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