Corredor-Matheos 2. EL DON DE LA IGNORANCIA

Nido de poesía: Nicolás de la Carrera
06 oct 2016 - 11:20
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En su autobiografía “Corredor de fondo. Memorias”, dedica Corredor-Matheos unas líneas a la edición de su importante poemario “El don de la ignorancia”, y la repercusión de la obra en el mundillo literario:

“La publicación de Carta a Li Po en 1975, que recibió un espléndido artículo de Pere Gimferrer en la revista Destino, es, para muchos, momento clave de mi evolución como poeta. Pero mi relación con los ambientes poéticos cuando cambia profundamente es debido a la concesión del Premio Nacional de Poesía 2005 a mi libro El don de la ignorancia. Es sorprendente cómo, de pronto, por un hecho inesperado y en gran parte fortuito como es un premio, aunque sea relevante como éste, pueden cambiar tanto las cosas. Ciertamente, las críticas habían sido muy favorables y lo había publicado en la prestigiosa colección de poesía de Tusquets Editores…”

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BUSCO LA ESENCIALIDAD, LA DESNUDEZ

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Al día siguiente de la concesión del Premio Nacional de Poesía al poeta manchego por su poemario “El don de la ignorancia”, publicaba Jesús Ruíz Mantilla una hermosa crónica valorando el acierto de la elección. Destacamos algunos párrafos:

Corredor-Matheos atendía ayer con paciencia, incluso con carcajadas, el teléfono impertinente, que no dejó de sonar en todo el día desde que le comunicaran el fallo, a la una de la tarde. Pero el premio era lo de menos. Él tenía cuerpo de hablar de poesía, de su poesía. "Busco la esencialidad, la desnudez, además de mi admiración por los poetas chinos, japoneses, coreanos, estoy en esa línea occidental que han desarrollado San Juan de la Cruz, Garcilaso, Bécquer, Juan Ramón Jiménez", aseguraba.

De todos ellos exprime Corredor-Matheos un compromiso con la esencia. De otros admira el amor por la naturaleza. "La naturaleza es una constante en mi obra, lo mismo que los animales, en mis libros hay muchos animales", cuenta. Y una limpieza de expresión, de lenguaje, de recursos, que cree que ya es consustancial y no simple influencia. "Eso espero, me he dado cuenta de que eso ha sido una constante en mi obra ahora que he reencontrado poemas míos de cuando tenía 15 y 16 años y respondían a eso mismo".

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Y TÚ ME ESTÁS MIRANDO

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El primer título, “¿Es el mar el que brilla…?”, fue seleccionado de la sección segunda de “El don de la ignorancia”, que agrupa versos de homenaje. El actual poema rinde admiración a Paul Valéry, lírico francés considerado una de las piedras angulares de la poesía pura. Nacido en 1871 en la localidad francesa de Sète (Languedoc Rosellón), fallecerá en Paris 74 años después.

Compuso Valéry en 1920 el extenso poema “El cementerio marino”, una de las obras cumbre del autor por su belleza y universalidad de sentimientos y valores. Se refería, en emocionados versos, al luminoso camposanto de Sète, a orillas del mar, que habría de acoger, más tarde, en panteón familiar, sus propias cenizas. En la honda meditación de su visita al cementerio, adivina Valéry su definitiva morada: “Aspiro aquí mi futura humareda…” Como barco a la deriva, se confiesa navegando sobre las tumbas: “Sobre casas de muertos va mi sombra, / que me somete a blando vaivén…”

Frente al mármol funerario del admirado poeta galo, se fusiona visionariamente Corredor-Matheos con el juglar de Sète. Todo lo contempla con los ojos de Paul (mar, cielo, pájaros…). Y acoge el calor de su mirada en plenitud de mediodía. Lo que no ha muerto, lo que permanece de Paul (lo que sobrevive de José): sus “inmortales” versos.

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¿ES EL MAR EL QUE BRILLA…?

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Ante la tumba de Paul Valéry

¿Es el mar el que brilla

o eres tú, que apareces

disuelto allá en las olas

para gozar de nuevo

lo que cantan tus versos?

Veo el mar con tus ojos,

el cielo con tus ojos,

los pájaros marinos

con tus ojos.

Y tú me estás mirando

con los míos,

despojados de todo

tú y yo,

envueltos en la luz

de un nuevo mediodía.

Lo que queda de ti,

lo que queda de mí,

es tan poco que es nada.

Sólo, sólo tus versos

brillan como las olas

bajo el sol,

baten en mi memoria

con tu voz.

Tu nombre sobre el mármol,

los míseros despojos

que adivino,

se borran con el eco

de tus versos

disueltos en la espuma.

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ASOMAN A LOS OJOS DE UN PERRO QUE TE MIRA

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El tercer ramillete de poemas se refiere a acontecimientos, situaciones sencillas de la vida diaria, como moscas que incomodan, paloma que alza el vuelo, inesperada lluvia de abril, árboles que van a ser cortados… Y, poema de hoy, el brincar gozoso de un perro joven, la mirada desfallecida de un chucho anciano que hace preguntas… Con sensibilidad sugiere Luis Luna cómo “Corredor-Matheos adopta una perspectiva contemplativa que salta desde los elementos cotidianos a lo inexpresable mediante la concisión y el empleo de los términos suficientes, sin apriorismos perturbadores.”

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POCAS COSAS DESPIERTAN…

Pocas cosas despiertan

mi alegría

como el brincar gozoso

de algún perro

que me ha salido al paso.

Pocas cosas remueven

algo profundo en mí

como el mirar de un perro

fatigado

de haber vivido tanto.

Todo el amor del mundo

que tú ansías

y la desolación que sientes

asoman a los ojos

de un perro que te mira,

interrogándote.

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Autumn Tree
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Y YO VUELO CON ELLOS

En la cuarta y última sección, la poesía y la búsqueda de absoluto centran los versos. “Gozosos en el aire / y en la luz”, los pájaros “ven por transparencia”. Alzan el vuelo, “y yo vuelo con ellos…” Capta con precisión José Luis García Martín la magia del sencillo y provocador lenguaje del poeta alcazareño, de quien ha escrito:

"Poeta de la extrañeza de estar vivo, José Corredor-Matheos; poeta que anhela “la pura inexistencia”, que no ignora -con Omar Jayyam- que “la nada es el fruto de la constante meditación”; poeta que -a pesar de eso o por eso mismo- sabe dar a lo cotidiano la dignidad de lo desconocido, el fulgor del enigma."

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OLVIDAN LO QUE SON…

A Nilo Palenzuela

Olvidan lo que son,

gozosos en el aire

y en la luz,

y ven por transparencia

aquello que a los ojos

se les niega.

Ahora se han posado

sin ruido en una rama

y emiten algún canto

que tan sólo adivino.

Alzan el vuelo,

y yo vuelo con ellos,

sin deseos,

sin pensamientos ya,

sin otro cuerpo

que el que me presta

el aire.

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JOSÉ CORREDOR-MATHEOS

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Premio Nacional de Poesía 2005

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1. Carta a Li Po

EL SOL TODO LO ABRE

¿PARA QUIÉN MECE EL VIENTO...?

HA LIMPIADO LA LLUVIA...

2. El don de la ignorancia

¿ES EL MAR EL QUE BRILLA...?

POCAS COSAS DESPIERTAN...

OLVIDAN LO QUE SON...

3. Un pez que va por el jardín

LOS PÁJAROS REBUSCAN...

AL SALIR A LA CALLE...

SI A ESTE INOCENTE PÁJARO...

4. Imagen y poesía

¿QUÉ SOLEDAD AFLIGE...?

LOS BRILLOS DEL CRISTAL...

HACE CRECER LOS ÁRBOLES...

5. ¿Puede todo vivir sin dios que le sustente?

SI AHORA MIRO EL CIELO...

ALGO QUE NO HA NACIDO...

NO, LOS MUERTOS NO HABLAN...

6. Sin ruido

EN TUS CUADROS, EL CUERPO...

IMAGENES. PLAZUELA DE LA ADUANA

¿ES SOLO UN CALCETÍN...?

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