En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 3

En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 3
En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES 3

Un velo de sueño y de ternura

Preside hoy nuestra entrega el poeta cacereño José María Valverde. En “Diálogo con mi ayer” conversa con su infancia que le pregunta si logró realizar sus sueños; si, al escoger compañera, acertó con la mujer soñada. Responde el José María juvenil a las preguntas de su niño interior: “–Mira: como un aviso / mágico, tiene el pelo / dorado que le dabas / pintada en tus cuadernos. / Llegó como a su casa, / sin dudar un momento, / sabiendo dónde estaba / todo, el gozo y el miedo. / Pero no sé decirte / si es igual que el perfecto / amor que tú forjabas, / porque sé que la quiero / no porque se parezca / al ideal primero, / sino por ser de veras, / por su nombre y su acento, / por lo que no esperaba, / por lo humilde y lo tierno…”

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VALVERDE, JOSÉ MARÍA (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1926 – Barcelona, 1996). Poeta, ensayista, crítico literario, traductor... Doctor en Filosofía y Letras. Catedrático de Estética de la Universidad de Barcelona desde 1956. Marchó a Estados Unidos y Canadá como profesor. En 1977 se reintegra a su docencia catalana. Primer poemario: “Hombre de Dios” (1945); escribe Dámaso Alonso de su autor: "adolescente, poco más que un niño, ha sentido también la gran llamarada. Y se ha refugiado -¡envidiable refugio!- en su fe. Es de un poeta católico esta voz que canta..." Las antologías de poesía religiosa le incluyen. Así, Leopoldo de Luis afirma: “No se evade hacia la mística pura, sino que es entre las cosas terrenas donde busca y halla las huellas trascendentes.”

UN VELO DE SUEÑO Y DE TERNURA

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 Dialoga con su esposa José María Valverde. Acostumbran dormirse con un rezo común por los labios y el corazón. Pero les cierra el sueño los párpados a media plegaria. No importa. Ya les despertará Dios con el sol de amanecer... Los versos finales son pura mística: “Pero al dormirte, siente cómo mana / y te besa su amor en mi latido.” Piedad personal. Piedad de pareja. Sugerencia:sentir a Dios por las baldosas del dormitorio, vigilando y protegiendo los sueños...

LA ORACION DE LA NOCHE

Después del día, el ruido, la fatiga,
rezamos un momento, en tanto un velo
de sueño y de ternura nubla el cielo
y anega nuestro amor la noche amiga.

Pero está bien así, que sólo diga
nuestra voz el comienzo. Así el desvelo
de Dios nos ve dormidos en su suelo
y con su piel de sombra nos abriga.

Tú déjale venir, subir sin ruido,
crecer de noche –un río que mañana
habrá llegado al pie de la ventana–,

tú déjale fundirnos en olvido,
pero al dormirte, siente cómo mana
y te besa su amor en mi latido.

¿OYES LATIR MI CORAZÓN EN OTRO?

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Recién casado, invita Juan Ruiz Peña a su hogar a Dios. En la hora bruja del atardecer, enciende el fuego de su plegaria: ¿vienes, Señor, a compartir con nosotros el calor del nuevo nido? Tener fe no es creer lo que no se ve, es ver lo que se cree... Sugerencia:con la mano en el pecho, pregunto al Señor: “¿Oyes latir mi corazón en otro? Se mecen por el oleaje de mi pecho amores de ahora, antiguos amores. ¿Me entrego hoy a quien hoy me necesita? ¿Te amo hoy a Ti, Señor, mi Protector, mi Vida?

ORACIÓN DEL ESPOSO

Tras las rosadas nubes del crepúsculo
resplandecen tus ojos
y ven brillar de un nuevo hogar
la lámpara contra el cristal brumoso.

¡Oh, acércate, en silencio! ¿Oyes latir
mi corazón en otro?
Entre estos brazos, toda mi vida halla
un reposar hermoso.

Felicidad, Señor, reina en mi casa.
Todo sonríe en torno.
Hasta el reloj nos mira y acelera
su ritmo silencioso.

El jarrón, los claveles, la penumbra,
fragante ondular rojo,
que ciñéndonos deja en nuestra atmósfera
su rastro delicioso.

El espejo refleja alborozado
la dicha de los rostros.
¿Tanto amor a las cosas comunica
su influjo misterioso?

−Ven, difuso y azul, y entra en mi estancia,
y sueña entre nosotros,
mientras escuchas la oración que eleva
mi ternura de esposo.

¿SE HABRÁ QUEDADO DIOS EN VELA?

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Redacta el poeta escurialense Luis Felipe Vivanco, a modo de diario,  unos poemitas ágiles y tiernos que titula “Invierno”. Presentamos el último, donde la hija, entonces chiquitita, ya se ha dormido (“Duerme”). Se pregunta el arquitecto escritor si Dios se habrá quedado velándoles, y se interesa franciscanamente por el estado de la casa (“se hunde / fatigada en el sueño / la casa”). Terminará pidiendo a Dios que vele el dormir de todos, de los tres, casi de los cuatro. Sugerencia:“Pero si Tú estás en vela, dormiremos más juntos…” La conciencia de la Presencia divina, enriqueciendo el trajín diario con jaculatorias o suspiros espirituales, como semilla en el surco, fecundará la jornada.

INVIERNO

Duerme. Dentro de poco
dormiremos nosotros,
también. ¿Se habrá quedado
Dios en vela? ¿Sus ojos
seguirán recordando
–con el viento en los árboles
veraniegos– la estela
fugaz de nuestro barco?

En esta noche oscura
de cosas que se agrupan
sencillamente tuyas
en torno a nuestro abrazo,
no hace falta que veles,
Señor. (Y, sin embargo,
siempre será mejor
que te quedes despierto,
como un lucero grande
sobre el viento.) Se hunde
fatigada en el sueño
la casa. Nos acechan
peligros separados,
pero si estás Tú en vela
dormiremos más juntos
los tres, casi los cuatro.

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ÍNDICE de ENLACES: pulsar el título de un Enlace

Hacerse pequeño COMO UN NIÑO
1.   El que se hace pequeño como este niño…
REGALO, de Ángel Sanz
LIMOSNA, de Ramón de Garciasol
2.  Y Dios se olvida de cerrar la puerta
18 DE NOVIEMBRE, de Carlos Murciano
MECIENDO, de Gabriela Mistral
HIJOS MÍOS, SAETAS, de Cintio Vitier
3.  Verte jugar es como ver la luz del cielo
VERTE JUGAR, de Susana March
SI LIBRES SON LOS PÁJAROS…, de Jesús Mauleón
REQUIEM POR UN HOMBRE, de Carlos Murciano
y4Vuelvo a los días rosados
AGRANDA LA PUERTA, PADRE, de Miguel de Unamuno
ORACIÓN DE ABANDONO, de Carlos de Foucauld

En el amor del CANTAR DE LOS CANTARES
1.  Dios es amor. El hombre y la mujer son amor.
POESÍA COMPROMETIDA, de Enrique García-Máiquez
LA PAREJA, de Leopoldo de Luis.
2.  Amaneciendo cada día a romper mi oscuridad
LA AMADA INNUMERABLE, de Bartolomé Mostaza
LA ESPOSA, de Jorge Carrera Andrade
EL PAN DE CADA DÍA, de Ángel Urrutia Iturbe.
3.   Un velo de sueño y de ternura
LA ORACIÓN DE LA NOCHE, de José María Valverde
ORACIÓN DEL ESPOSO, de Juan Ruíz Peña
INVIERNO, de Luis Felipe Vivanco.
4.  Como en las manos de Dios
A MI ESPOSA, de Cintio Vitier
ESTOY MIRANDO TUS MANOS, de José Bergamín
MOMENTO, de Carlos Murciano.
y5¿Qué son esas trompetas?
JUICIO FINAL, de Agustín de Foxá
AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS
QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES, de Casaldáliga

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