"Hasta mediados de 1875, el lugar era conocido como Pinar de Cuelga Moros" Cuelgamuros, memoria histórica... hasta cierto punto

"Hace un mes acompañé a un gran amigo usamericano y a un nieto suyo a visitar sitios de interés en diversas provincias españolas. Debo adelantar que no son católicos. El abuelo ya había estado en España un par de veces antes y visitado San Lorenzo de El Escorial y el en aquel tiempo Valle de los Caídos, e insistió en que deseaba que su nieto los conociera también"
"Les conté que el monumento, por razones políticas, había cambiado de nombre e intenté explicarles por qué, lo que les importó un bledo: lo que deseaban era visitar dos monumentos históricos magníficos y nada más"
| Manuel Rodríguez Díez
Hace un mes acompañé a un gran amigo usamericano y a un nieto suyo a visitar sitios de interés en diversas provincias españolas. Debo adelantar que no son católicos. El abuelo ya había estado en España un par de veces antes y visitado San Lorenzo de El Escorial y el en aquel tiempo Valle de los Caídos, e insistió en que deseaba que su nieto los conociera también.
Les conté que el monumento, por razones políticas, había cambiado de nombre e intenté explicarles por qué, lo que les importó un bledo: lo que deseaban era visitar dos monumentos históricos magníficos y nada más. Vamos, como a mí me ha ocurrido cuando he visitado las pirámides de Egipto o de Teoticuacán, la Gran Muralla de China o la de Cusco. Si fueron construidas por esclavos u hombres libres, por trabajadores condenados a trabajos forzados o por profesionales contratados, es algo que dejo diluciden los historiadores.
Indudablemente que un sentido de justicia me inclina a lamentar que en su construcción pudieran haber intervenido seres humanos obligados a ello, pero no se me pasa por la imaginación que por ello tengamos que destruirlos cientos o miles de años después. En realidad, son verdaderos monumentos a quienes los llevaron a cabo, fuera cual fuera su origen o situación en el momento de la construcción.
Hace muchos años, siendo responsable de la estancia en España de muchos cientos de estudiantes usamericanos, acompañados por alguno de sus profesores, siempre incluí entre sus visitas culturales los dos citados monumentos, amén de la Catedral de Toledo, la Mezquita-Catedral de Córdoba, el Acueducto de Segovia, y los sitios de mayor interés de las ciudades donde residían mientras estudiaban la lengua y cultura de España.

El que me lee sabe de sobra que en esas ciudades los monumentos locales principales suelen ser religiosos; vamos, católicos. Pues bien, la inmensa mayoría de los estudiantes y profesores pertenecían a credos diferentes del católico; muchos de ellos no siendo siquiera cristianos, como judíos o musulmanes. Y no recuerdo haber recibido nunca jamás ni un solo comentario en contra de dichas visitas. Eran monumentos que merecían ser conocidos y punto. ¿Dónde sino allí podían admirar la cruz de piedra más alta del mundo?
Pero volvamos a Cuelgamuros-Valle de los Caídos. En mi reciente visita con mis amigos al discutido Valle, constaté, con harta sorpresa, que una gran parte de los letreros indicativos de carretera todavía lucían el nombre ‘franquista’, o sea Valle de los Caídos. Dada la importancia y urgencia con que se había tramitado el traslado de los restos de Franco y la decisión de volver a la denominación de Cuelgamuros, me extrañó muchísimo que no se hubiera aplicado la misma urgencia al cambio de nombres en los letreros aludidos. Debo añadir, como nota personal, que en las numerosas veces que he visitado el Valle a lo largo de los años, he usado los nombres de Cuelgamuros y Valle de los Caídos indistintamente y sin que ello haya quitado el sueño nunca ni a mí ni a los que me escuchaban.

Al ver la ‘vieja’ denominación franquista en los letreros, se me ocurrió pensar que quizás se debiera al temor de que el listillo de turno iniciase un proceso para que la conocida como Memoria Histórica se aplicase en su totalidad, lo que podría originar problemas con ciertos grupos. Veamos.
Cuando Franco, al terminar la mal llamada guerra civil -que de civil tuvo muy poco- seleccionó el llamado Valle de Cuelgamuros para en él erigir el monumento que todos conocemos, tuvo que conseguir el terreno elegido, que pertenecía a don Gabriel Padierna de Villapadierna, Marqués de Muñiz. Se usó el sistema de expropiación forzosa y se pagó por él, no la ‘legendaria’ suma de una peseta, sino la cantidad de 653,483.76 de ellas, cantidad con la que, aparentemente, no estaban completamente de acuerdo el marqués propietario y sus descendientes, porque no fue hasta el 2 de febrero de 1941 cuando fue rechazado un recurso contra dicha expropiación, recurso que doy por hecho iba contra el ministerio correspondiente del gobierno y en el que estoy seguro no aparecía el nombre del ‘caudillo’ quien, por otra parte, había inaugurado los obras del Valle de los Caídos-Cuelgamuros, el 1 de abril del año anterior, 1940. ¡Como para discutir con Franco menudeces como un recurso!
Fue en ese año cuando, bien por razones con base étnica, bien porque el amanuense de turno, y posiblemente sin darse cuenta, cambió una letra, el Valle pasó de Cuelga Moros a Cuelgamuros
Y ahora llegamos al quid de la cuestión. Por razones no claras, lo que en 1940 era propiedad del Marqués de Muñiz, había sido conocido desde tiempo inmemorial y hasta mediados de 1875 como Pinar de Cuelga Moroshasta mediados de 1875 como Pinar de Cuelga Moros. Fue en ese año cuando, bien por razones con base étnica, bien porque el amanuense de turno, y posiblemente sin darse cuenta, cambió una letra, el Valle pasó de Cuelga Moros a Cuelgamuros en un quítame allá estas pajas. Y como tal ha figurado hasta nuestros días. (Lo que me recuerda algo que me afecta. Trabajando hace años en mi genealogía descubrí que por unos cientos de años mi segundo apellido era Díaz, hasta que un cura introdujo a uno de mis antepasados en el libro de bautismos como Díez, y como, con cierta lógica, la palabra del cura ‘iba a misa’, Dieces somos desde entonces).
Pero vayamos al grano. Si apelando a la historia, a la política o a la lingüística y basándonos en carteles oficiales de carretera, hoy podemos ir de A Coruña a Gernika, de Áraba a Lleida, de Bardenas a Ferrol (ambas del Caudillo hasta hace pocos años), y de Loiu a Aigüestortes de Llobregat, lo lógico debiera ser que, basados en la conocida como Memoria Histórica, aparentemente mucho más importante que la simple Historia, los letreros indicando el camino al Valle lo hicieran usando su nombre ‘histórico’ de Cuelga Moros. Claro que… ¡La marirrubiales que se podía armar! (Cualquiera se atreve estos días a llamar a la Mari como es costumbre).
Moraleja: ¿Quién se atreve a ‘colgar’ el cascabel a ese gato? ¿Un tal Sánchez? Abrenuncio, que diría Sancho.