"La comunidad internacional no puede seguir mirando hacia otro lado" Kiev bajo fuego: el invierno se convierte en arma de guerra

Banderas ucranianas
Banderas ucranianas CMI

La guerra no da tregua y la estrategia del Kremlin es clara, atacar las infraestructuras básicas para hacer del frío un aliado del terror

Ya son tres inviernos de sufrimiento en los que la oscuridad, la falta de agua y de calefacción se suman al dolor de los secuestros y la pérdida de vidas inocentes. Y entre esas víctimas, los más pequeños: niños arrancados de su niñez, convertidos en botín de guerra

Un bombardeo masivo ruso volvió a golpear hoy la capital ucraniana, dejando un rastro de destrucción y miedo. Los misiles alcanzaron en el País barrios residenciales, escuelas y hospitales, obligando a la población civil a refugiarse bajo tierra mientras las sirenas no cesaban de sonar.

La OTAN y tres países europeos activaron medidas preventivas ante la escalada, pero la población en Kiev vive una pesadilla cotidiana: la guerra no da tregua y la estrategia del Kremlin es clara, atacar las infraestructuras básicas para hacer del frío un aliado del terror.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Ya son tres inviernos de sufrimiento en los que la oscuridad, la falta de agua y de calefacción se suman al dolor de los secuestros y la pérdida de vidas inocentes. Y entre esas víctimas, los más pequeños: niños arrancados de su niñez, convertidos en botín de guerra.
La comunidad internacional no puede seguir mirando hacia otro lado. Cada silencio cómplice fortalece la barbarie. Defender la vida, proteger a los más débiles y garantizar lo esencial no es solo un deber político: es un imperativo moral.

Documental de Sor Lucía sobre Ucrania
Documental de Sor Lucía sobre Ucrania

Porque cuando el frío mata y los misiles arrasan, callar es también una forma de matar.

Estamos viviendo un tiempo en que las distorsiones de la verdad, esas narrativas manipuladas que desfiguran lo humano, se han convertido en una amenaza mayor que cualquier serie de terror o de ficción. No se trata de un relato ni de un entretenimiento: se trata de un poder oscuro que alimenta la violencia y normaliza la barbarie.

Frente a esta ola de crueldad que se ensaña con los más inocentes —los niños secuestrados, arrancados de su niñez— no podemos callar. Cada silencio cómplice se convierte en escalada de inhumanidad. La humanidad tiene instrumentos, tiene estructuras, pero se desentiende. Y mientras tanto, los pequeños siguen siendo víctimas.

La humanidad tiene instrumentos, tiene estructuras, pero se desentiende. Y mientras tanto, los pequeños siguen siendo víctimas

Pero la realidad es dura: el enemigo ataca sin piedad. No sólo dispara contra la población civil, sino que golpea las infraestructuras básicas, sabiendo que el frío también mata.

El invierno en estas tierras no es un simple cambio de estación: es un arma de guerra. El frío cala los huesos, paraliza la vida, y se convierte en aliado de quienes buscan sembrar terror. Ya son tres inviernos de sufrimiento, y cada año la estrategia se repite: cortar la luz, destruir el agua, dejar a las familias en la oscuridad y el hielo.

Frente a esta barbarie, la humanidad no puede permanecer indiferente. Es el momento de actuar juntos. De levantar la voz, de recuperar la base de la realidad, de defender la dignidad humana como la única verdad que puede frenar la violencia. Porque cuando el frío mata, el silencio cómplice también mata. Y porque no hay futuro posible si seguimos dejando que los niños, esperanza de la humanidad, sean convertidos en botín de guerra.

Desde Ucrania
Volver arriba