Ni feliz Navidad ni felices fiestas: ¡Paz y bien!
A la sombra del drama
"Ya sé que hay personas que estos días 'felicitan las fiestas'. Quizá se desconozca que también hay otras con muchas dificultades para "felicitar la Navidad"… No creo que, por ello, sean unos aguafiestas, sino personas con entrañas de humanidadQ
Ya sé que hay personas que estos días “felicitan las fiestas”. Quizá se desconozca que también hay otras con muchas dificultades para “felicitar la Navidad”, es decir, para celebrar el nacimiento de Jesús de Nazaret, esa persona en la que miles de millones de seres humanos reconocen -por su mensaje y comportamiento- a aquel que, si no era el principio y fundamento, al menos, de un proyecto de vida digna y humana, ha merecido -y sigue mereciendo- ser acogido como tal. Por tanto, me estoy refiriendo a seguidores del Nazareno con dificultades para felicitar la Navidad no por falta de ganas, sino por coherencia personal y colectiva. En efecto, les hubiera gustado poder felicitar la Navidad e, incluso, las fiestas que anteceden y suceden al 25 de diciembre, pero parece que la de este año -como la de tantos otros- va a estar, nuevamente, ensombrecida y avinagrada. Hay, en concreto, dos hechos que no pueden borrar de la memoria.
El primero de ellos es un gif que, por muy provocador y políticamente incorrecto que pueda parecer, es un recordatorio del drama que todavía se sigue padeciendo en Palestina. En tal felicitación -mejor dicho, provocación- se puede ver a una pareja corriendo, acompañada de una mula y un buey- de una zona que está siendo bombardeada. La provocación navideña se encuentra encabezada por el siguiente texto: “así sería la Navidad para Jesús y María hoy en día. Con Netanyahu bombardeando el pesebre”. He aquí una provocación, a pesar de que se margine -una vez más- al bueno de José que, de tan bueno, parece tonto, aunque, espantado y corriendo como un loco, tenga en sus brazos a Jesús … Pero dejemos ese asunto para otra ocasión. Hoy no toca hablar de ello.
El segundo de los hechos es más cercano, tanto para los seguidores de Jesús de Nazareth como para los de otros dioses que se pueden adjetivar como a cada uno le gusten; y que, incluso, se pueden dejar de adjetivar, pero que sí es posible reconocer: la nación, el futbol, el dinero, el consumo, etc. No es esa la cuestión. El hecho es lo ocurrido este pasado domingo (21 de diciembre de 2025) delante de la parroquia Mare de Déu de Montserrat, en el barrio del Sant Crist de Badalona: un grupo de vecinos -probablemente, gente humilde, trabajadora y muchos de ellos migrantes o de familia de migrantes- bloquearon el paso a una furgoneta de la Cruz Roja negando el cobijo en la iglesia a quince personas sin hogar, de las 400 desalojadas el 17 de diciembre de 2025 del edificio B9 de Badalona. Estas personas habían sido desalojadas sin contar con alternativas habitacionales de ninguna clase. Se celebren las “fiestas” o la “Navidad”, es un hecho que estremece los cimientos de cualquier conciencia con entrañas de humanidad; y con más razones, la de quien pretenda ser cristiana.
Por eso, creo que puede no estar de más recoger tres reacciones poco habituales en algunos medios de comunicación social. La primera, es de una persona llamada Raquel o Faustino Castaño (no acaba de estar claro) que, en la página web de redes cristianas, se expresa en estos términos: “la historia se repite con una fidelidad aterradora. El paralelismo bíblico es inevitable: ante la opción de salvar a quien predicaba la fraternidad y la justicia radical (Jesús), el pueblo, instigado por los sumos sacerdotes y las estructuras de poder de la época, gritó el nombre de Barrabás. Hoy, los ‘sumos sacerdotes’ del populismo punitivo y el neoliberalismo han convencido al pueblo de que su salvador es el látigo y no la mano tendida. Prefieren a Barrabás -aquél que encarna la violencia y el sistema que los oprime- porque el mensaje de Jesús -la responsabilidad compartida y la compasión- les resulta demasiado exigente o amenazador para su precario estatus quo”.
Hoy, los ‘sumos sacerdotes’ del populismo punitivo y el neoliberalismo han convencido al pueblo de que su salvador es el látigo y no la mano tendida
La segunda es la de los obispos catalanes: el desalojo se ha producido -recuerdan- sin prever medidas como una “tregua de invierno”, habitual en otros países europeos. La consecuencia de ello es que cientos de personas han quedado a la intemperie sin una respuesta humanitaria inmediata. A continuación, rechazan los discursos que deshumanizan a las personas afectadas “por ser inmigrantes africanos, negros y pobres”, y califican estos relatos de aporofóbicos y xenófobos. Y finalizan invitando a reanudar la mesa de diálogo entre las administraciones públicas, las entidades del tercer sector y representantes de las personas afectadas con el objetivo de encontrar soluciones coordinadas a corto plazo y definir una estrategia a medio plazo.
La tercera es la de más de cincuenta curas de toda España para quienes “no se puede invocar el orden mientras se destruye la vida. No se puede hablar de seguridad cuando se fabrica exclusión. No se puede gobernar fomentando el miedo y señalando al extranjero como problema”.
Lo dicho: creo que son muchos los seguidores del Nazareno que hoy tienen dificultades para “felicitar la Navidad” a la sombra de estos dos hechos, cierto que desigualmente dramáticos. Supongo que no serán menos los que tengan dificultades para “felicitar las fiestas”. No creo que, por ello, sean unos aguafiestas, sino personas con entrañas de humanidad.
En todo caso, me parece que unos y otros sí pueden coincidir en desearse -y desear a todo el mundo- “paz y bien”, dos de los frutos del nacimiento de Jesús de Nazaret. Al menos, eso es lo que yo deseo… y sigo esperando.