Un león que no ruge, no es león ni nada

"Ahora queda por delante, después de los mensajes triunfantes de recuperación y saneamiento económico, mucho que reponer, reparar, restaurar, eliminar, limpiar, curar, devolver la dignidad a muchos y sanar las heridas" 

"A nadie se le escapa que ha sido un pontificado donde si no la palabra abuso, sí sus múltiples sinónimos han sobrevolado y acampado a sus anchas en estos casi 14 años"

"Al final, el marrón recaerá en la persona del Papa, ya que en su ropa blanca se nota  mucho más el lamparón. Si acierta, todos le aplaudirán; pero si se equivoca, él será el  único responsable"

Rafael Zornoza Diócesis de Cádiz

Vaya “patata caliente” se ha encontrado el papa León XIV sobre la mesa junto al regalo de la Biblia, fina y doradamente encuadernada, que la Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española le ha llevado a su casa. Porque no me dirán ustedes que nuestros obispos no han puesto al sucesor de Pedro “en un brete” con el caso Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta. 

Pienso por un lado en la víctima, no conocemos su nombre, en el proceso que le ha tocado vivir todos estos años de silencio viendo lo que hacían con otras víctimas que  daban el paso y hablaban, en su soledad, su tener que comerse el marrón “pá sus  adentros”. Pienso en su estado de ánimo actual, en cómo irá encajando las barbaridades  que dicen sobre él aquellos que han salido como defensores del prelado. En su familia y amigos más cercanos. En los que fueron sus compañeros, y supieron o quizás nunca intuyeron lo que realmente sucedía. 

Creemos. Crecemos. Contigo

También pienso en monseñor, el primero en ser acusado públicamente, en las múltiples llamadas de apoyo de unos y otros, en los diversos artículos que lo defienden a capa y espada desarrollando ampliamente sus virtudes, en la campaña de recogida de  firmas a su favor, en lo bien que hablan de él, sus colaboradores, amigos, pelotas y lameculos; qué suerte ha tenido, y eso que ha sido acusado, y está siendo investigado como “presunto”, y no va a tener que preocuparse por los dineros de su defensa. Y  también en las cosas que se leen sobre lo que hizo y dejó hacer en estos años, que no todo es oro y reluce. 

Y pienso también en la Diócesis, nuestra iglesia de Cádiz y Ceuta. En cómo le  afecta todo este sainete con un final inesperado. Supongo que algunos estarán ya  preparando sus maletas para salir pitando, otros estarán asustados, otros comentando  la noticia, y algunos sufriendo por ella. Es una realidad que “si no es en esta barqueta es  en la que se fleta, que la era Zornoza llega a su fin”, y ahora queda por delante, después  de los mensajes triunfantes de recuperación y saneamiento económico, mucho que  reponer, reparar, restaurar, eliminar, limpiar, curar, devolver la dignidad a muchos y sanar  las heridas.

Habrá que hacer “una limpia” a fondo, limpiando bien los rincones, entre los  colaboradores porque muchos no han estado ni están a la altura para esos menesteres.  Porque a nadie se le escapa que ha sido un pontificado donde si no la palabra abuso, si  sus múltiples sinónimos han sobrevolado y acampado a sus anchas en estos casi 14 años. 

Rafael Zornoza Vatican Media

Partiendo de la veracidad del testimonio de la víctima y, precisamente por defender la presunción de inocencia del señalado como abusador, lo lógico, coherente y hasta elegante humanamente hablando, hubiera sido, dado el alcance de la noticia y el  escándalo mediático formado, que monseñor Zornoza Boy, Rafa para los amigos, h ubiera  puesto a disposición del Papa su renuncia temporal al día siguiente, 11 de noviembre,  fiesta de San Martín de Tours, quien se bajara de su caballo y compartiera su túnica con el pobre, en espera de la investigación y pronunciamiento del Tribunal de la Rota ante los hechos que se le atribuyen.

"Estamos ante un obispo con ciertos rasgos de hedonismo, cuidador de su imagen  pública, temeroso de los medios de comunicación, huidizo de las críticas, amante de la  adulación"

Pero veo que la cosa es harto difícil por dos grandes motivos. El primero, porque  estamos ante un obispo con ciertos rasgos de hedonismo, cuidador de su imagen  pública, temeroso de los medios de comunicación, huidizo de las críticas, amante de la  adulación, y del codearse con gente de postín, con prepotencia innata, y sabedor del  poder recibido y otorgado por su consagración. El segundo, porque no estamos ante  gente que use la lógica humana sino la evangélica y, por tanto, hubiera sido deseable no  haber provocado escándalo, y no me refiero a esconderlo o taparlo, acción muy habitual  en el seno de nuestra Iglesia, sino a lo que dice el texto sagrado :“¡Ay del que escandalice a uno de estos pequeños! Más le valdría atarse al cuello una cuerda con rueda de molino y tirarse al mar”. 

¿Es que nadie en su sano juicio ha sido capaz de decirle al obispo “cuestionado”, ' Rafa, échate a un lado, y deja que la justicia eclesial actúe'”? ¿La cúpula de la Conferencia Episcopal no ha pensado si era conveniente y necesario exponer al Papa ante los medios de comunicación con este dilema? ¿Qué están esperando? ¿que se resbale o equivoque el Papa? ¿Realmente esta gente son colaboradores sanos? ¿Por qué no han intervenido  antes de que llegase al Papa la noLcia sin resolver lo más elemental, que no era sino  apartarlo temporalmente de todo? 

El Papa y Argüello

Me viene a la memoria lo sucedido en nuestra tierra hermana, Chile, con el  famoso obispo, Juan Barros, al que el papa Francisco, por estar indebidamente informado, defendió a capa, grito y espada; pero cuando se dio cuenta de lo que habían hecho con él, algunos de sus colaboradores, vamos que lo habían engañado, no le  tembló el pulso y pidió a todo el episcopado que pusieran su cargo a disposición de la  Santa Sede. 

¿Esto es lo que desean nuestros humildes obispos españoles? Porque aquí sí habría tela que cortar. Dando verosimilitud a la información de El País el pasado día 10,  cuando saltó la noticia del escándalo Zornoza, hay bastantes obispos implicados en eso  de encubrir los delitos, cambiar el destino de, mirar hacia otro lado. Y eso que muchos  de ellos eran o son buenas personas, evangélica y humanamente hablando. Pero ese  tufo de encubrir, esconder, tapar y lavar la ropa en casa está dejando un reguero de  mierda que ya huele, y bastante. 

No tiene nada que decir el cardenal Rouco Varela, o el obispo titular de  entonces, López de Andújar, o los que vinieron detrás, de aquel escándalo que saltó en tierras de Getafe, en el seminario, allá por el 2011?

¿No tiene nada que decir el cardenal Rouco Varela, o el obispo titular de  entonces, López de Andújar, o los que vinieron detrás, de aquel escándalo que saltó en tierras de Getafe, en el seminario, allá por el 2011? Porque mucho me temo que esto de encubrir lleva años funcionando, aparentemente bien, en la Iglesia con los distintos escándalos, hasta el día que alguien con valor y poder diga ¡Basta! Hasta aquí hemos llegado. 

Y ¿no tienen nada que decir algunos miembros del clero joven de las Diócesis de  Getafe, y Cádiz-Ceuta? ¿Dónde están ahora los que decían en los corrillos que sufrían “cierto acoso” con el obispo? ¿Y los jóvenes monaguillos en muchas celebraciones? ¿Y  los catequistas y grupos de confirmación de determinados colegios e instituciones que  daban y recibían consignas a fin de “evitar” cierta familiaridad y cercanía con el prelado?

Rafael Zornoza Diócesis de Cádiz

Mucho me temo que el silencio de muchos y el reloj dilate todo en el tiempo, y que al final no se esclarezca la verdad, sea la que sea. Pero deben hacérselo mirar esos que en estos días están en asamblea reunidos. Entre rezo y rezo, cuchara y vino, quizás  alguna cabeza con cierta lucidez, iluminado por Dios, diga desde un rincón en voz alta, ¡Basta ya! Y sean muchos los que digan, si, ¡Basta ya! Ya está bien de permitir que se  dañe a la Iglesia con nuestro silencio. Pero mucho me temo que algunos no tienen el  valor siquiera de decir, yo he encubierto varios casos, y lejos de escandalizar a sus  hermanos, pueda escuchar a lo lejos, aunque sea a baja voz, y yo, y yo también. Y lo más  difícil, dudo que alguno tenga los c…. de decir yo fui un abusador. 

Al final, el marrón recaerá en la persona del Papa, ya que en su ropa blanca se nota  mucho más el lamparón. Si acierta, todos le aplaudirán; pero si se equivoca, él será el  único responsable.

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