Un Tribunal Penal Internacional para delitos o violaciones de los Derechos Migratorios A propósito de su presencia y discurso en Lesbos: dos propuestas concretas al Papa Francisco

El clamor del Papa en Lesbos: "¡No dejemos que el Mare Nostrum se convierta en un desolador Mare Mortum!"
El clamor del Papa en Lesbos: "¡No dejemos que el Mare Nostrum se convierta en un desolador Mare Mortum!"

"Me surge la necesidad, o más bien, el impulso interior de expresar en voz alta dos propuestas que casi son dos gritos. Pacíficos pero decididos"

"¿Por qué no nos proponemos, al menos, como un paso concreto y urgente la creación de un Tribunal Penal Internacional para delitos o violaciones de los Derechos Migratorios?"

"¿Por qué no lo pide usted, Papa Francisco, de forma pública a las Naciones Unidas y a los pueblos del mundo como una concreción del espíritu de sus magníficos discursos y una ampliación más universal y global de sus numerosos signos de solidaridad práctica con los emigrantes que usted ha tenido en su pontificado?"

"¿Por qué no promueve usted la puesta en funcionamiento de un barco de algún tipo que se dedique, en nombre de la Iglesia, como se dedican Open Arms, Médicos sin Frontera y otras organizaciones a la salvación de vidas humanas en el Mediterráneo (ese Mare Mortuum del que usted ha hablado)"

*N. del autor: Querido Papa Francisco: le hago llegar este artículo con  algunas reflexiones y peticiones  dirigidas a usted. Con ilusión y esperanza quedo a la espera de  algún  tipo de respuesta suya, sea esta la que fuere. Muchas gracias y un cordial y sincero abrazo. A la vez filial y fraternal.  Esteban Velázquez S.J.  Granada 

Hace pocos días oí el magnífico y motivador discurso del Papa Francisco en Lesbos. No tiene desperdicio. No sobra ni una palabra. Enhorabuena una vez más a nuestro querido Papa Francisco.

Pero a la vez, me surge la necesidad, o más bien, el impulso interior de expresar en voz alta dos propuestas que casi son dos gritos. Pacíficos pero decididos. Las llevo dentro de mí desde hace tiempo, a partir de que conocí y viví, cómo tantos otros compañeros y compañeras, la realidad migratoria, como dedicación principal, en algunos de sus múltiples escenarios sangrantes. No es el momento de narrar mi propia historia en ese campo de las migraciones. La cito solo como una forma de decir que no hablo desde la teoría o la reflexión, siempre legítimas por otra parte, o en base a contactos esporádicos y reducidos con el mundo de las migraciones en algunas de sus múltiples dimensiones.

No obstante, por supuesto, son solo sugerencias y propuestas que pueden ser erróneas o equivocadas.

Papa en Lesbos

Al grano. Mi primera propuesta-grito parte de una consideración elemental: hay palabras en abundancia, que aunque no sobran y algunas, como las del Papa Francisco, son muy atinadas y hasta sublimes, pero faltan estructuras internacionales concretas con poder jurídico vinculante para la comunidad internacional que hagan posible hacer realidad la justicia internacional. En el terreno migratorio y en otros terrenos tanto y tan urgentes como el migratorio.

Hasta aquí nada nuevo. Es evidente, creo. El mundo vive no solo un estado de “naufragio de civilización”, como muy bien señala Francisco, sino también una esquizofrenia entre multitud de palabras y las pocas realidades estructuradas, real y legalmente, a nivel de humanidad global y comunidad de pueblos, estados o naciones…como cada uno quiera llamar a cada unidad de convivencia. El mundo, a mi modesto entender, ha de dar pasos mucho más decididos a niveles de estructuración vinculante de la convivencia global si queremos que este naufragio no vaya a más…o quizás sea irreversible.

Si no nos atrevemos a llegar todavía a esa primera Constitución Mundial que propone audaz y, a mi juicio, acertadamente, el jurista italiano Luigi Ferrajoli (mucha más allá de un nuevo, y también necesario, pacto o carta sobre Derechos Humanos) y si tampoco nos atrevemos a una reforma substancial de las Naciones Unidas en la línea de lo que proponen algunos (ver nota 1) ¿por qué no nos proponemos, al menos, como un paso concreto y urgente la creación de un Tribunal Penal Internacional para delitos o violaciones de los Derechos Migratorios de la misma manera que hay un Tribunal Penal Internacional para delitos de lesa humanidad y violaciones del Derecho Internacional de Guerra?

Corte penal internacional

¿Por qué no lo pide usted, Papa Francisco, de forma pública a las Naciones Unidas y a los pueblos del mundo como una concreción del espíritu de sus magníficos discursos y una ampliación más universal y global de sus numerosos signos de solidaridad práctica con los emigrantes que usted ha tenido en su pontificado?

Soy consciente que podría pasar lo mismo que ha pasado con el otro Tribunal Penal Internacional ya en funcionamiento (ver nota 2). Pero, en todo caso, aunque no todos los países le hagan caso o el instrumento creado no fuera totalmente eficaz, como sería deseable, usted habrá dado un paso más, y muy importante a mi juicio , en su tarea, profética y sacerdotal, a nivel global de los pueblos del mundo, en esa dramática realidad de las migraciones.

Mi segunda propuesta es más sencilla, pero, a la vez, puede ser no menos desencadenante de procesos positivos de concienciación sobre los derechos migratorios y muy eficaces para salvar muertes de emigrantes en el mar. Concreto: ¿Por qué no promueve usted la puesta en funcionamiento de un barco de algún tipo que se dedique, en nombre de la Iglesia, como se dedican Open Arms, Médicos sin Frontera y otras organizaciones a la salvación de vidas humanas en el Mediterráneo (ese Mare Mortuum del que usted ha hablado)?

¿O mejor aún: una embarcación en nombre de varias confesiones religiosas, todas las que se quieran sumar, o al menos las musulmanas y la cristiana que son las dos religiones de la gran mayoría de los que fallecen en el Mediterráneo? Hasta le propongo un nombre par al posible embarcación (“Fraternidad Humana”) que fue el nombre de la declaración conjunta suya y el Gran Imán de Al-Azhar.

Open Arms

Me imagino las dificultades legales, políticas y de otro tipo que puede generar el intentar llevar a la práctica esa segunda propuesta que le hago. Pero sería, a mi entender, un signo más, y muy importante, de la coherencia con su palabras que aumentará no solo la credibilidad de sus palabras sino de la autenticidad de su fe en Jesús de Nazaret que, por cierto, fue el Hombre-Dios que se sentía muy cómodo en las pobres barcas de sus no menos pobres discípulos y afrontando en persona las embestidas del mar que aterrorizaban a los apóstoles.

Ese “no temáis” de Jesús a sus discípulos en las tormentas marítimas quizás vuelva a resonar de forma especial, y muy autentica, cuando en nombre de Él y su Iglesia, otros se acerque a esas madres, niños, y jóvenes en medio de su angustia y les repitan a la vez que los recatan del mar ese “No temáis”, como ya de hecho lo repiten en otras muchas tareas de ayuda a emigrantes que en nombre de Jesús se hacen en el mundo. Muchas de ellas con su apoyo e incluso gestión directa.

Notas:

Por ejemplo, propone Federico Mayor Zaragoza una asamblea general no solo de países sino también de Movimiento Sociales y tres Consejos de Seguridad, no solo el político, sino también el ecológico y el económico, ninguno con poder de veto).

José Esquinas propone dos asambleas generales, una de Gobiernos y otras de Movimientos Ciudadanos. Las mismas Naciones Unidas en la cumbre mundial de desarrollo del ya lejano 1995 en Copenhague hizo varias propuestas de cambio estructural. También incluía un consejo de seguridad económica. Pero ninguna fue aprobada por los países miembros.

Sea-eye

Pasó que muchos de los países más implicados en esos delitos de lesa humanidad o contra el derecho internacional de guerra no firmaron el acuerdo, y podría pasar que, de hecho, el nuevo tribunal sobre delitos contra derechos migratorios, se limite a juzgar delitos de un grupo de países y no de otros. Pero de la misma manera que a pesar de esa limitación, el tribunal a que me he referido, creado en Roma el siglo pasado, por lo menos ha servido para juzgar graves violaciones ocurridas en los países firmantes y para ser soporte sólido, de organizaciones y gobiernos, como constante reclamo a que los demás países se sumen al acuerdo, también podría ocurrir así si se creara el tribunal internacional para delitos de violación derechos migratorios.

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