Llegaron los Reyes y también vienen en pateras

proactivaopenarms-113406-0
proactivaopenarms-113406-0

Los reyes magos creyeron en un mundo al revés, donde los poderosos se arrodillan ante los humildes para servirlos con sus bienes. No podemos dejar la palabra subversión en manos de los violentos ni la de orden establecido en manos de los dueños de este mundo. Estos reyes dan vuelta la lógica humana formateada por el pecado de la violencia, el egoísmo y la soberbia.

La Navidad es subversiva. El peligro es cuando deja de serlo y se convierte en ilusión artificial, elfos y consumismo para que nada cambie. 

Existen otros reyes magos nos acompañan silenciosamente todos los días: enfermeros, médicos, albañiles, limpiadoras, profesores, etc., etc. Sus trabajos construyen el bien común, la verdadera riqueza que sirve para este mundo y el otro. Ellos ponen en evidencia a los Herodes que usan mal su poder y están llenos de obsecuentes a su alrededor.

También lo son los migrantes, Bienaventurados explícitos de Jesús y marginados de nuestro “mundo feliz” construido con sus recursos naturales y explotación… El cristianismo tiene las herramientas evangélicas para construir con todos, una civilización nueva y mejor, un Pueblo para todos.

Navidad es subversiva porque significa la derrota de todos los privilegios y “superioridades”: la moral, la religiosa, la económica, la política, la nazionalista, la ideológica, etc. Toda soberbia queda en ridículo ante el Dios hecho humilde que nos vence con su Misericordia y ante el cual nos arrodillamos esta noche.

Reyes sabios, subversivos y del pueblo. 

Celebramos a Reyes que siguieron la estrella de Belén y creyeron en el Rey de Reyes nacido en un establo por descarte, ya que no había lugar para ellos siquiera en la posada del pueblo. Reyes y sabios ya que la palabra “magos” tiene este significado original. Sabiduría en buscar y discernir dónde está la verdad, lo bueno, lo bello y no dejarse llevar por el impulso placentero de lo inmediato. Belén implica un largo recorrido del alma, creada para el infinito que se hizo pobre entre nosotros.

En un mundo infoxicado con información irrelevante, estos reyes hacen uso del conocimiento en un horizonte de sentido y se dejan guiar por la estrella. Ya lo decía Aristóteles, “el que quiera saber, ha de creer”, conocer requiere un fundamento último que le da el rumbo, no es una mera “competencia” o entrenamiento. El cristianismo introdujo la mutua colaboración entre razón y fe que se recoge en la frase de Agustín: “intellige ut credas, crede ut intelligas”, “entiende para creer, cree para entender”. Hoy, desde la Teología del Pueblo, necesita abordar también el mundo de las emociones sociales.

Reyes Magos subversivos

Los reyes sabios, en vez de quedarse chichoneando con los de su clase social, como Herodes y como tantas monarquías ya desfasadas, prefirieron otro camino. En vez de “creérsela” y presumir “meritocracias hereditarias”, prefirieron reconocer que todo viene de un Dios que puede hacer “de las piedras, hijos de Abraham” (Lc 3,7). Un Dios que nace en un establo y muere en una cruz, no es algo de lo que se puede presumir en este mundo.

Los reyes magos creyeron en un mundo al revés, donde los poderosos se arrodillan ante los humildes para servirlos con sus bienes. No podemos dejar la palabra subversión en manos de los violentos ni la de orden establecido en manos de los dueños de este mundo. Estos reyes dan vuelta la lógica humana formateada por el pecado del egoísmo y la soberbia.

Doblemente reyes entonces, por sabios y por humildes, porque los soberbios no tienen nada superior que buscar salvo su propio ego …y la supervivencia de sus instituciones. Los regalos que llevan son para servir al Rey de reyes, para que construya el Reino y su Justicia, sentido final de todos los bienes de la tierra.

La Navidad es subversiva. El peligro es cuando deja de serlo y se convierte en ilusión, elfos y consumismo para que nada cambie.  Afectuosos seres irreales para afianzar un sistema bobalicón en el que mueren millones.

Esta fiesta intenta ser descafeinada por el consumismo, con niños “hiper regalados”. La reducción a buenazos “papás noeles” multiplicados por tres, repartiendo caramelos que pican los dientes de los niños y llenan las arcas de los organizadores de cabalgatas. No hay que distraerse, el sentido de la navidad no está en quien gana la disputa Papá Noel – Reyes. Ambos han sido colonizados por la cultura del consumo y el entretenimiento, que crean clientes, no personas ni hermanos ni Pueblo. Hace falta revivir el ímpetu disruptivo de un Dios hecho hombre que viene a cambiar las cosas sin violencia, a poner a los humildes en el centro y los reyes a su servicio.  

Navidad es subversiva porque significa la derrota de todos los privilegios y “superioridades”: la moral, la religiosa, la económica, la política, la nazionalista, la ideológica, etc. Toda soberbia queda en ridículo ante el Dios hecho humilde. Con Él, todo humillado y descartado es elevado al podio de los Bienaventurados (Lc 6,20), María con su Magnificat en primer lugar, proclamando que Dios ha mirado su humildad de servidora, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1,46)

Para Dios nada es imposible (Mt 19,26), ni siquiera que un rico entre en el Reino de los Cielos. Por eso, hasta los reyes de lejanas tierras son tocados por la Gracia para reconocer los signos de Dios y guiados por esta nueva sabiduría, van al encuentro del Señor con sus riquezas. En ellos, el tener y el poder son puestas al servicio del Reino verdadero, el que nos acompaña con su presencia carnal entre los pobres.

Una fiesta del pueblo… para recibir a Reyes Magos de nuestra época

Antes de cualquier otra consideración, la Teología del Pueblo valora el sustrato cristiano de alegría y sana ilusión infantil promovidas en esta fiesta, pero a la vez nos ayuda a redimirla de la cizaña consumista. Una tarea que nunca será definitiva hasta el final de los tiempos.

El cristianismo siempre actúa a partir del amor, comprensión y valoración de la realidad y propone una transformación misericordiosa hacia una humanidad plena. Francisco insiste en que la fe del pueblo, por más contaminada e incompleta que esté, es el punto de partida de cualquier evangelización. Jesús no ha venido a apagar esta mecha humeante, sino a reavivarla.

También, otros reyes magos nos acompañan silenciosamente todos los días: enfermeros, panaderos, repositores, médicos, albañiles, limpiadoras, profesores, etc., etc. Desde sus trabajos construyen el bien común. Ellos son también los reyes que hoy festejamos porque sirven multiplicando sus talentos.

images (4)

descarga (1)

REUTERS-CARLOS-BARRIA

descarga

Universalidad

Los Reyes de oriente nos muestran que el cristianismo está abierto a todas las razas, clases y culturas. Comienza con los más pobres y teniéndolos como referencia, convoca a todos los hombres a participar en una cultura del encuentro, el compartir y el cuidado. La universalidad o catolicidad es la máxima apertura, porque “católico es hacer que aquí haya lugar para todos”. Vaticano II fue esta apertura,

El cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París de origen judío, decía que: ‘Abrazando el cristianismo, redescubrió los valores de judaísmo”. Reyes nos llama a redescubrir los valores de religiones y culturas de otros lugares, ellos nos ayudan a ser mejores cristianos, porque un cristiano que no aspira al poliedro de la universalidad tal como Dios la ha revelado en la historia, es una secta peligrosa.

Otros reyes que vienen: las grandesmigraciones que recién empiezan. Son explícitos Bienaventurados de Jesús y marginados de nuestro “mundo feliz” construido con sus recursos naturales y explotación. En poco tiempo, queramos o no queramos, nos encontraremos cara a cara y cotidianamente con muchas personas de otras culturas. No habrá sanata nazi ni valla criminal que pueda impedirlo. Pero hace falta más que buenismo para compartir. El cristianismo tiene las herramientas evangélicas para construir a partir de esta confluencia y con su experiencia histórica de luces y sombras, una civilización nueva y mejor, un Pueblo de todos. La cultura del Encuentro permite un intercambio maravilloso de bienes de todo tipo.

La estrella de Belén nos sigue guiando para reconocer de donde provienen nuestros talentos y hacia donde deben ir -acrecentados- para encontrar su verdadero sentido. En Belén son recibidas todas las razas de la tierra y sus riquezas para ser puestas al servicio de los demás y vivir para la Comunión, no la competición.

Termino con esta poesía del profeta Hélder Cámara, obispo brasileño:

“La Navidad es un acto de subversión: un niño pobre en el centro de atención, una familia hecha con una madre soltera y un padre adoptivo.  Quienes asisten a su nacimiento es la ralea de la sociedad (pastores) y los regalos son de gente de otras religiones (magos y astrólogos). La familia tiene que huir y se transforman en refugiados políticos y cuando vuelven para empezar de nuevo como tantos, van a vivir en el barrio. El resto, lo celebramos en la Pascua, pero con la misma subversión. Sí. La revolución vendrá de los pobres. Solo de ellos puede venir la salvación”

Feliz Navidad. Feliz subversión.

Guillermo                                                                                                                                            poliedroyperiferia@gmail.com

Volver arriba