ENCUENTRO DE LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE BASE, REGIÓN DE MURCIA-CARTAGENA (15/12/2024. En medio de la realidad de un mundo violento, apostamos por la MISERICORDIA, que es compasión y compromiso en la transformación de este mundo. Nos mueve el Amor y la fe en el Dios de la Vida revelado en Jesús de Nazaret.
"El 10 de diciembre de 1948, después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que dejó 60 millones de muertos, la Asamblea de Naciones Unidas proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos"
"Hoy existen 53 conflictos bélicos en el mundo. En todas las guerras los grandes ganadores son los fabricantes de armas"
"El planeta Tierra solo tiene remedio con una civilización de la sobriedad compartida. Que todos los seres humanos tengan cubiertas sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, trabajo, salario digno, salud, educación…, pero no con derroches"
A lo largo de la historia se han sucedido dos grandes proyectos y concepciones del mundo: uno es el proyecto de vida y otro el proyecto de muerte. Estos dos proyectos están en pugna entre sí. Todos los hombres y mujeres, consciente o inconscientemente, se han ido ubicando en uno u otro proyecto. Los que lean este escrito, sin duda, están ubicados en el proyecto de vida. Pero, ¿qué podemos hacer para que la gente de la calle sea consciente de estos dos proyectos y se ubique en el de la vida?
El desafío hoy para el mundo es la creación de una nueva humanidad de justicia, diálogo, armonía y paz social, comenzando por lo más próximo que tenemos en nuestro alrededor. Este mundo necesita un profundo cambio individual y sistémico. Toda actividad social y política debe tener como objetivo global estratégico la humanización de la sociedad.
La solución última del conflicto palestino-israelí está en un Estado único, democrático y laico. Tal vez esta utopía solo podría llegar tras un conflicto global, mundial, que obligue a la humanidad a buscar nuevas instituciones, más profundas, justas y estables que las que se crearon tras la 2ª Guerra Mundial con el nacimiento de Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Nos queda la fe y la esperanza de que la última palabra sobre el futuro de la humanidad no la tienen los poderes del mal sino el Dios de la vida.
El acontecimiento de la llamada "Conquista de América" no es para festejarlo sino tan solo para conmemorarlo con un sentido crítico en aras de la conformación de un nuevo mundo de fraternidad universal.
Israel es el país del planeta más represor y violador de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional. En Gaza ha asesinado a más de 42.000 personas, la mitad niños y niñas
Estados Unidos es el aliado incondicional de Israel. Este país aparece como una proyección de su política imperialista en Oriente Medio. En el último año ha enviado armamento por valor de 22.000 millones de dólares al estado sionista
No sufre solo Gaza, también Líbano está sufriendo crueles bombardeos. Y en Cisjordania no cesan las agresiones de los colonos judíos que roban tierras, fuentes de agua, destruyen casas y asesinan a los que ofrecen resistencia
En algunos libros del Antiguo Testamento aparece la imagen de un Dios guerrero, partidista, que incita a dar muerte a los enemigos de Israel. Sin embargo, el Dios que nos revela Jesús de Nazaret es otro: un Dios de amor, universal, sin fronteras. Lamentablemente, todavía hay movimientos cristianos (católicos y envangelistas) que defienden al Dios guerrero y, por supuesto, la corriente fundamentalista del gobierno israelí.
La diócesis no estaba organizada en parroquias sino en zonas pastorales. Y al frente de cada zona había un equipo pastoral integrado indistintamente por religiosas, laicos, laicas célibes o casados y un presbítero. Nadie es más ni es menos. El laico y la laica tienen plena participación en el equipo pastoral, igual que la pueden tener las religiosas o el presbítero.
La explotación minera a cielo abierto es despiadada con la naturaleza, destruye el medio ambiente: tala bosques, contamina ríos, agota las fuentes de agua, contamina la atmósfera. Generan más daños que beneficios. Las ganancias económicas son para las compañías mineras. Las regalías que dejan para el país son escasas y, por lo general, se quedan en los gobiernos, no llegan al pueblo. Es una actividad carente de ética.
Ante la polarización política existente en España, es urgente necesario relativizar el partidismo político, para centrarse en lo esencial: la búsqueda del bien común, los derechos sociales y la paz que nace de la justicia.
La conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús nos invita a penetrar, en un silencio contemplativo, en el Misterio de Cristo. La mística de Jesús resucitado nos posibilita visualizar el mundo y todos los acontecimientos que envuelven nuestras vidas y la historia, con una dimensión trascendente de fe y esperanza en la utopía del Reino de Dios y de adoración.
En esta cuaresma de 2024 me voy a centrar en revivir la presencia de Dios en toda la creación, escuchando el canto de alabanza que brota, como una infinita sinfonía, desde la más pequeña florecita que aparece en los caminos de la huerta hasta la más lejana estrella del universo.
Mantengo la esperanza de que el cúmulo de sufrimiento de los casi 6 millones de judíos sacrificados en los campos de concentración nazi, y los más de doscientos mil palestinos muertos defendiendo su territorio, sea una semilla que fructifique, renaciendo la paz entre estos dos pueblos.
Francisco ha encontrado mucha resistencia en la Curia romana y en algunos cardenales, obispos, sacerdotes, laicos y laicas conservadores, aliados con el poder y la riqueza, que no aceptan ninguna reforma en la Iglesia. Estas personas contrarias a Francisco me evocan la actitud de los fariseos y sumos sacerdotes del tiempo de Jesús. La Ley, el culto y los privilegios que ofrece el poder religioso los tenían cegados para no ver ni reconocer en él al Dios compasivo y misericordioso.
La paz de Israel es la paz que nace de la justicia con los palestinos. Pero, lamentablemente, Israel se niega al reconocimiento del estado palestino porque tendría que retirarse de los territorios invadidos, abandonar su fundamentalismo religioso y, por otra parte, se siente respaldado por el gobierno de Estados Unidos