Crítica al "secretario particular de relaciones interinstitucionales" del arzobispo Carlos Aguiar Las mentiras del padre Manuel Corral...

Las mentiras del padre Manuel Corral...
Las mentiras del padre Manuel Corral...

No pocos sacerdotes de la arquidiócesis de México se preguntan sobre quién es este oscuro clérigo cuya estatura contrasta con su desmedida ambición. Gozando de un cargo exprofeso creado por el arzobispo Carlos Aguiar, justo a la medida de su apetito, se dice “secretario particular de relaciones interinstitucionales” del arzobispado sin saber en qué parte del organigrama esté integrado... 

No pocos sacerdotes de la arquidiócesis de México se preguntan sobre quién es este oscuro clérigo cuya estatura contrasta con su desmedida ambición. Gozando de un cargo exprofeso creado por el arzobispo Carlos Aguiar, justo a la medida de su apetito, se dice “secretario particular de relaciones interinstitucionales” del arzobispado sin saber en qué parte del organigrama esté integrado. Se llama Manuel Corral Martín.

Lo que sí queda claro es cómo Carlos Aguiar echa mano de este religioso, miembro de los misioneros del Verbo Divino, para hacerle el trabajo sucio y salir en defensa de su cuestionado proyecto que pende de alfileres. Su último recurso es tomar partida en los medios de comunicación que ha ambicionado tener bajo control, una vez que la directora de comunicación social de Aguiar desapareció del escenario alzándose como la “voz autorizada” para esgrimir en favor del desmembramiento de la arquidiócesis de México.

En un programa de opinión transmitido la noche del lunes 07 de octubre en la capital del país, el oriundo de Zamora, España, quiere meterse en el significado del desmembramiento arquidiocesano, término jurídicamente correcto, pero que no le cae muy bien tratando de adornarlo mejor como de “creación” de nuevas diócesis. Sin embargo, quienes vivan y sirvan en la arquidiócesis de México no habrán dejado de advertir cómo este clérigo verbita manipula varias falacias que al punto, llegan a aparecer como verdad y, en el colmo, exhibe como resultado de la supuesta gran capacidad visionaria de un arzobispo cada vez más cuestionado quien ha puesto a la otrora gran arquidiócesis de México en punto “fallido” y en rumbo de colisión contra la secularización.

Del programa se destacan cinco argumentos que el cura Corral puso en la palestra de los medios. Y esto es la muestra de cómo falacias reduccionistas llegan a formar un programa de gobierno. Aquí destacan las siguientes, sin ser exhaustivas:

1.- La división arquidiocesana obedeció a que no había una “identidad sacerdotal. Según Corral, los presbíteros siempre le decían de qué vicaría eran, pero nunca le decían soy “de la arquidiócesis de México”.

Mentira. Corral pretende hacer un falso debate distrayendo la atención del trabajo real y duro que los sacerdotes desarrollan en cada vicaría en relación con la arquidiócesis. Desde el anuncio del proyecto de desmembramiento, algunos sacerdotes alzaron la voz a través de escritos bien fundados y reproducidos en este medio. Tal es el caso de la carta de Salvador López Mora en la cual, entre otros argumentos, el sacerdote concluía que era necesario “mantener una experiencia de colegialidad episcopal en la arquidiócesis responde mejor a la realidad de la Ciudad de México”. Corral no hizo mención alguna al respecto de esta idea. Y, exhibiendo su ignorancia de la realidad arquidiócesana, evade que cada presbítero, actualmente, tienen una profunda identidad y sentido de pertenencia a la arquidiócesis de México, independientemente de la realidad pastoral.

2.- El desmembramiento es para “estar con la gente, ir a los más necesitados, a los desamparados”.

Mentira. Corral quiere inducir al error burlándose de la inteligencia de los espectadores. Quien tenga la mínima curiosidad de analizar cómo quedó el desmembramiento arquidiocesano, se dará cuenta de lo que Aguiar no quiso atender pastoralmente poniendo por delante el pretexto del Niñopa, la representación de la pasión o las peregrinaciones a la ahora catedral de Felipe y Santiago. En un análisis del 27 de mayo, el periodista Felipe Monroy argumenta:  los límites territoriales (de la reducida arquidiócesis) parecen responder a criterios urbanísticos y de perfil socioeconómico; de otra manera se hace incomprensible que la arquidiócesis no conserve para su responsabilidad pastoral ninguna de las trece cárceles capitalinas, o que la diócesis de Azcapotzalco no absorba -con naturalidad de vialidades y accesos- toda la alcaldía de Miguel Hidalgo donde se encuentra uno de los centros económicos más dinámicos de la ciudad.

La primera crítica: Una de las siete obras de misericordia que los católicos están obligados a cumplir es “Visitar a los presos”. El actual proyecto de división territorial impedirá que el arzobispo actual o sus sucesores tengan oportunidad de realizar esta actividad de manera institucional y en su propio territorio…” Esto sin contar que Carlos Aguiar se deshizo de las colonias con el mayor índice de peligrosidad y violencia situadas precisamente en Iztapalapa y Gustavo A. Madero.

3.- La anterior conformación administrativa de la arquidiócesis de México no funcionó. Hubo una caída del porcentaje de católicos.

Mentira: La reconformación administrativa desde los tiempos del cardenal Miguel Darío Miranda inició para que, en el futuro, cada vicaría tuviera un obispo auxiliar con potestades como lo marca el derecho para la atención pastoral. Era un modelo que tuvo repercusiones mundiales. No es con los anteriores arzobispos como se dio la supuesta “estrepitosa caída” de católicos. Es con Aguiar Retes donde se ha consumado eso. Pueden observarse los siguientes números de acuerdo con los anuarios pontificios correspondientes en comparación con las otras dos grandes arquidiócesis mexicanas: Monterrey y Guadalajara cuya población también se mide en millones de personas. Para quienes gustan de las estadísticas aquí:

Arquidiócesis de México:

2013.- Población católica 7,364,000 de un total de 8,930,000 (82.5%) AP. 2014

2016.- Población católica 7,968,000 de un total de 8,979,900 (88.7%) AP. 2017

2019.- Población católica 4,212,247 de un total de 5,265,309 (80.0%) Decreto sept. 2019

Comparando con la arquidiócesis de Guadalajara:

2013.- Población católica 5,355,000 de un total de 5,950,000 (90.0%) AP. 2014

2016.- Población católica 5,525,359 de un total de 6,168,300 (89.6%) AP. 2017

Comparando con la arquidiócesis de Monterrey:

2013.- Población católica 4,512,000 de un total de 4,810,000 (93.8%) AP. 2014

2016.- Población católica 4,598,000 de un total de 4,898,900 (93.9%) AP 2017

Los números, por lo tanto, marcan una desafortunada tendencia a la baja no sólo por el porcentaje de católicos. Con Aguiar Retes, la arquidiócesis de México está por debajo de los arzobispados de Guadalajara y Monterrey, cuyo crecimiento es envidiable y sostenido; sin embargo, México se encuentra en el punto más bajo de su historia. Carlos Aguiar no sólo se deshizo de estrategias pastorales, situó al arzobispado en el momento más crítico en la historia de su vida pastoral. Aguiar Retes renunció a su obligación de ser padre y pastor cuando en un video de junio de 2018 y adornando sus palabras con fotografías del área de Nezahualcóyotl en un terraplén cubierto de calles y concreto, quiso impactar al espectador descubriendo así la primera deposición en este arzobispado: “Esa cercanía es imposible de realizarse como ustedes la piden”.

4.- Grupos de resistencia han actuado por miedo. Carlos Aguiar es el obispo de diálogo, no del “no, no”.

Mentira. En dos años, Carlos Aguiar no sólo ha llevado al desastre pastoral a la arquidiócesis sino que ha usado el discurso sinodal para imponer sus criterios apabullando y desestimando la pastoral y labores de los presbíteros de la arquidiócesis. Para refrescar la memoria, el arzobispo ha recibido reclamos de decanos y responsables de pastoral. En septiembre de 2018, los sacerdotes entregaron cartasdonde pedían al cardenal Aguiar examinar aspectos esenciales de la Iglesia en estado de Misión de la Arquidiócesis y, sobre todo, construcción de puentes en el planteamiento de las transformaciones en lugar de la imposición hasta hoy imperante.

Por otro lado, los muros levantados por Aguiar dejaron ver quién es el arzobispo del “No, no”. En esa misma reunión, por ejemplo, se demostraron las inconveniencias del decreto sobre los sacramentos de iniciación. En su terquedad, Carlos Aguiar cerró los ojos cuando se le quiso advertir que aplazar las edades para la recepción de la primera comunión y confirmación para niños y adolescentes detonaría el sensible descenso en las escuelas de catequesis parroquial. Los fieles están volteando hacia las iglesias católicas de ritos orientales (Melquitas y maronitas) o encuentran medios más expeditos para consumar la recepción de los sacramentos de iniciación sin pasar por el proceso escolarizado. En la práctica, la idea de empresa para desarrollar una iglesia eficiente está en un atolladero mayor cuando no se vislumbraron las potenciales dificultades operativas de la pastoral sacramental. Estas son las formas del arzobispo del diálogo.

5.- Corral afirmó que la Iglesia se caracteriza por imponer dogma y doctrina y no transmitir el Evangelio de la vida.

Mentira. Falaz y en el uso de la una doxa pastoral populista, quizá rayando la herejía, Corral atenta contra la misión y esencia de la Iglesia católica en la arquidiócesis de México. Más bien su discurso quiso anteponer las palabras que justo el interlocutor quería oír para decir que ‘ahora sí, con Carlos Aguiar, el Evangelio de la vida llegará a cada rincón de la ciudad’. Por lo pronto, en sus anteriores diócesis, el burócrata Aguiar no logró recristianizar a la sociedad en base a su “moderno diálogo”. Tlalnepantla, la amada arquidiócesis que consolidó el poder del cardenal (2009-2017) apenas tuvo un incremento de medio punto en el número de católicos respecto a la población total (2014.- 1,984,400 católicos de un total poblacional de 2,322,091 -85.5% contra 2017.- 2,057,157 católicos de un total de 2,390,950 -86.0%).

Pero lo más lamentable que es, en un breve diálogo sostenido en torno al aborto, Corral afirmó que la Iglesia no ha dado atención debida a las mujeres que han abortado concentrándose más en las polarizaciones. Otra mentira. Basta con ser más acucioso para saber de las asociaciones y organizaciones de ayuda a la mujer que enfrentan estas situaciones. Aquí la muestra para refrescar el conveniente olvido de memoria de Corral.

Hasta aquí este recuento de un programa a modo para que el invitado estuviera cómodo. Pero a estas alturas del juego, las justificaciones son insuficientes e inverosímiles.Lo malo de estos adictos aguiaristas es que presentan a un cardenal que no vive su mejor momento, en un punto de quiebre que no parece tener solución ni retorno. Que un clérigo religioso, oscuro, ajeno a la vida de la arquidiócesis y sin pertenecer al presbiterio, hable con supuesta autoridad el desmembramiento arquidiocesano hace pensar de la profunda desconfianza que se tiene hacia quienes pueden hablar con todos los matices y autoridad posibles sobre este capítulo de la historia de la Iglesia capitalina. Para el presbiterio, es una nueva bofetada del núcleo aguiarista; para los obispos auxiliares, un indecente signo de desconfianza; para los fieles, una burla al considerarlos menores de edad sin capacidad de comprender y para Corral, una desafortunada palestra para seguir alimentando el descrédito y desconfianza en el que se encuentra sumido Carlos Aguiar.

Hay unas palabras de san Arnoldo Janssen que, creo, serán familiares, para refrescar la memoria de ese hombre de poca altura de miras: “Quien desee propagar algo bueno debe ser capaz de influir sobre su prójimo”. Sería bueno repasar al fundador ¿Verdad padre Manuel?

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