La salvación es Gracia, regalo, nadie puede apropiársela sino vivirla y compartirla. Se reconoce en “el amor que os tengáis” (Jn 13,35) Si en la iglesia no hay amor sino solo competir para ser el más ortodoxo, el más espiritual, el más oficial, el más moral, etc., no hay iglesia, sino una excusa para el ego.
Para ser Pueblo de Dios hace falta mucha humildad, vencer una y otra vez el amor propio, el narcisismo, la autorreferencialidad del grupo y servir
La Sinodalidad es la más novedosa reformulación del misterio de la comunión que nos ha traído Jesús. Es la oportunidad de mirarnos con humildad, de escucharnos, de aprobar con alegría la existencia del otro aun cuando viva otras experiencias y busque soluciones distintas. La Sinodalidad amplía y cualifica la sotereología vigente porque es una salvación en la cual participamos como “amigos y no como siervos” (Jn 15,15)
El” conflicto” con la carne de la vida y de la historia… y la aspiración a ser ángeles, los deja fuera de la salvación cristiana. Ángeles fueron también los demonios, de quienes dicen los teólogos que lo fueron por la soberbia de no aceptar la carne de Cristo